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jueves, 28 marzo, 2024
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‘Enamorada’, de Emilio Fernández, en el Festival de Cannes 2018

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Por: CARLOS BELMONTE GREY •

La Gualdra 337 / Desayuno en Tiffany’s, mon ku / Cine

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Antes de que los Tres amigos (Alejandro Iñárritu, Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón) del cine contemporáneo mexicano se hicieran estrellas de la cinematografía internacional, solamente hubo otro director que atravesó las fronteras mexicanas y tuvo el reconocimiento en los festivales de cine más importantes del mundo. Se trata de Emilio el Indio Fernández.

Por supuesto que no ignoramos el trabajo de gente como Carlos Reygadas o Amat Escalante, también muy presentes en el mundo festivalero internacional, pero el Indio, lo mismo que los tres mencionados, han conseguido renombre en el público de masas, tanto dentro del país como en el extranjero.

Resulta que, si bien no hay ninguna película mexicana en la Selección Oficial de competiciones del 71 Festival de Cine de Cannes, sí que hay presencia mexicana en la Selección Oficial del Festival, aunque en la categoría de Clásicas. Estamos hablado de Enamorada (1946), estelarizada por el Pedro Armendáriz y María Félix. La película será proyectada en la Sala Buñuel del Palacio del Festival el 9 de mayo, dentro de un programa que incluye la proyección de The apartement (Billy Wilder) y una serie de masters class con Christopher Nolan, Ryan Coogler, John Travolta y Gary Oldman.

No es la primera vez que el Indio Fernández recibe un homenaje en un festival de este calibre: en 1947 con La Perla consiguió el reconocimiento de la crítica italiana en el Festival de Cine de Venecia, uno de los tres más exigentes a nivel mundial (Locarno y Cannes son los otros dos). Ese año en Venecia el Indio recibió la nominación al premio León de Oro y ganó, lo mismo que Gabriel Figueroa en la fotografía recibió el Premio Internacional del Jurado. Reconocimientos que sólo han sido otorgados al Indio y a Figueroa en producciones y creaciones de completa manufactura mexicana. El interés del filme fue la comunión de un proyecto revolucionario que seguía funcionando para la incorporación de toda la población en la nación civilizada y moderna.

Un año antes, en Cannes, Fernández recibía el Gran Premio por María Candelaria. Igual, Gabriel Figueroa se llevaba el Premio de Mejor Fotografía. Con esta obra se iniciaba la fórmula Fernádez-Figueroa para contar la historia del México revolucionario e indígena. Mostró que el indígena era el buscado por la literatura y el nacionalismo mexicano, ése que tenía el halo místico pero que no aparecía en las calles de las urbes mexicanas y sin embargo existía, y ellos lo estaban pintando y encontrando de carne y hueso.

Estos elementos plásticos e idílicos siguen gustando fuera del país. Y quizás, sea un buen momento para refrescar la maltrecha y desgastada imagen de México en el extranjero.

 

 

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