La iniciativa con Proyecto de Decreto que envió la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo al Senado de la República, en materia de no reelección y nepotismo electoral tiene por objeto prohibir en la Constitución Mexicana la figura de la reelección inmediata, tal cual se establecía en la de 1917 y que, ante los cambios sucedidos en los últimos años, busca recuperar la esencia e identidad democrática al prohibir nuevamente la reelección.
De manera tal que, de aprobarse la reforma, las personas que hayan obtenido un
cargo de elección popular no podrán ser reelectas para el período inmediato posterior,
es decir, no podrán participar como candidatas para el mismo cargo que ejercen.
Asimismo, la iniciativa también tiene por objeto prohibir lo que se podría considerar como «nepotismo electoral», por lo que Sheinbaum propone, como un requisito de
idoneidad, que las personas que pretendan participar para un cargo de elección
popular no tengan o hayan tenido en los últimos tres años anteriores al día de la
elección un vínculo de matrimonio o concubinato o relación de pareja, o de
parentesco por consanguinidad o civil en línea recta sin limitación de grado y en línea
colateral hasta el cuarto grado o de afinidad hasta el segundo grado, con la persona
que ocupa el cargo por el cual participarán.
De manera tal que la prohibición del nepotismo garantizará que el acceso a un cargo público por la vía de una elección sea contendido por personas que tienen los méritos, habilidades, capacidades y experiencias requeridas para ocuparlo y, no por personas que su única valía es contar con un vínculo familiar.
Bajo el argumento de que el nepotismo es una forma de abuso de poder que socava la confianza en las instituciones y promueve desigualdades, la presidenta plantea en su iniciativa que es necesario prohibir esta práctica para eliminar cualquier sesgo o sospecha de ilegitimidad en los cargos de elección popular.
En lo que respecta a la no reelección, la iniciativa de la presidenta argumenta que el principio de no reelección ha sido esencial en la lucha por frenar la concentración de poder y la perpetuación de la toma de decisiones en manos de una élite política, de manera tal que la Constitución mexicana promulgada en 1917 es un triunfo de la lucha antirreeleccionista.
Sin embargo, durante el periodo neoliberal, se dio un paso atrás en esta lucha y en 2014, se incorporó la reelección consecutiva para ciertos cargos públicos con la aspiración de favorecer la rendición de cuentas y motivar a quienes ocupen estos cargos a responder a las necesidades de su electorado, ganando su confianza bajo la promesa de un nuevo mandato.
La presidenta argumenta en su iniciativa que, lamentablemente, en la práctica el propósito no se alcanzó y lejos de fomentar la cercanía de los servidores públicos con las demandas sociales, la reelección consecutiva distorsionó el principio de representación política, pues permitió que ciertas élites se perpetúen en el poder y mantengan el control de cargos públicos estratégicos para avanzar sus propios intereses.
Argumenta por tanto que la no reelección para el periodo inmediato debe prevalecer como parte del interés social sobre intereses particulares o de agrupaciones, para contar cada vez más con representantes comprometidos en los cargos electos.