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viernes, 29 marzo, 2024
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Construcción de espacios autonómicos en el agro genera alternativas para las familias campesinas

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Por: ALMA RÍOS •

■ Quienes viven estos procesos han dejado de usar insumos como fertilizantes costosos: Rosset

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En el campo, donde se abre “la mitad de una oportunidad, la mitad de un chance para salir adelante, hemos visto que las familias campesinas están demostrando ser muy capaces de responder a estas oportunidades“, dijo Peter Rosset, investigador del Colegio de la Frontera Sur e integrante del Equipo Técnico de la Vía Campesina Internacional.

Esa “mitad de oportunidad”  tiene dos orígenes, los movimientos autonómicos que tienen una visión clara y una formación ideológico-política, y aquellos que comienzan “sin ninguna idea ideológica o de análisis político” sino más bien como una reacción de autodefensa a una “calamidad que les llegó encima, sin entender muy bien las fuerzas que tiene detrás”.

El primer caso estaría ejemplificado por organizaciones como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el Movimiento de los Sin Tierra (MTS) en Brasil o los integrantes de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños en Cuba, precisó.

El segundo refiere a movimientos de resistencia que para el caso mexicano, dijo, les “llamamos los afectados”. Son campesinos que se ven perjudicados por la instalación de consorcios mineros, la construcción de carreteras, aeropuertos, la explotación forestal o la actividad del narcotráfico en sus territorios.

Agregó sobre esta construcción de “espacios autonómicos”, que el concepto es “muy plástico”, pues los hay completos, ejemplificó con los zapatistas, que involucran la producción, la reforma agraria, el control del territorio, la administración de justicia y el autogobierno, entre otros aspectos;  “parciales”, como los que se expresan en Cuba a través del trabajo de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, o el caso del  Movimiento de los Sin Tierra (MST) en Brasil, cuyos asentamientos los han construido de manera “parcial”.

Peter Rosset expuso luego como otro elemento que evidencia el desarrollo que están alcanzando quienes optan por el ejercicio autonómico en el campo, que en cualquier país la acumulación campesina se mide en la adquisición de ganado y camionetas.

Así refirió para uno de los casos mexicanos, “son los zapatistas quienes están acumulando camionetas y ganado”. Lo interesante expuso, es que esta acumulación se manifiesta como un seguro colectivo contra cualquier calamidad pero también como fuente de financiamiento para sus clínicas y escuelas.

La autonomía zapatista ha permitido el avance en la producción de alimentos, la cultura y la acumulación campesinas en base a la agroecología, esto en conjunto, se expresa como la construcción de su soberanía alimentaria.

El caso de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños de Cuba, a la que se refirió quizás como experiencia más exitosa de producción campesina del mundo pues en 15 años logró que la mitad de la producción se transformara en agroecológica y en mismo tiempo pudo producir hasta 80 por ciento de los alimentos que se consumen en la isla, también lo asoció Rosset con la autonomía.

Irónicamente, dijo, fue el bloqueo económico a Cuba lo que provocó que su territorio se autonomizara económicamente permitiéndole a la postre a los campesinos y campesinas, el incremento del precio de la paga por sus cosechas.

Los agricultores cubanos no importan plaguicidas ni fertilizantes sino que lograron constituirse en un gran movimiento agroecológico mediante el que producen más.

“De hecho hoy día son el sector de la población cubana que más gana, que mejor calidad de vida tiene, que más están mejorando sus casas” y más vehículos y otros medios adquieren, dijo.

El Movimiento de los Sin Tierra por su parte, ha conquistado una gran área para la reforma agraria a través de ocupaciones y recuperaciones de tierra, también han involucrado procesos agroecológicos para mejorar los suelos antes trabajados por los agronegocios.

Esta organización ha logrado políticas públicas diferenciadas para el sector agrario en cuanto a créditos, y asimismo, el que 30 por ciento de la adquisición pública se dirija a la compra de alimentos agroecológicos con sobreprecio garantizado.

“O sea, lo que quiero decir es que cuando los campesinos tienen procesos autonómicos de alguna índole, ya sea local, territorial, nacional o parcial en sus territorios, se generan alternativas”.

Las familias campesinas insertas en estos procesos autonómicos han dejado de usar insumos como fertilizantes y plaguicidas costosos y usan medios biológicos agroecológicos, así, son menos dependientes del exterior, reducen sus costos y aumentan su éxito productivo, dijo.

También están dejando de ser dependientes del mercado mundial o nacional donde los precios de los productos fluctúan fuera de control al participar como comunidades y organizaciones campesinas “con gente urbana en la construcción de espacios locales de comercialización”, lo que implica mejores precios tanto para el productor como para el consumidor al ya no existir entre ellos intermediarios.

Estas alternativas dijo Peter Rosset, “ya están presentes” en un momento de transición en el que perviven dos mundos simultáneamente.

“El mundo de arriba”, donde el sistema capitalista está tomando sus formas más nefastas y haciendo sus peores depredaciones, y “el mundo de abajo”, que se gesta en las grietas del sistema en estos espacios autonómicos donde la diversidad se construye “abajo y a la izquierda”.

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