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viernes, 26 abril, 2024
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¿Cuáles han sido las consecuencias de priorizar el peso fuerte?

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Por: ARTURO HUERTA GONZÁLEZ •

El tipo de cambio, a finales de diciembre del 2018, estaba en 19.65 pesos por dólar y el viernes 3 de marzo del 2023 cerró en 18.01 pesos por dólar. El PIB del 2018 (4º Trimestre) fue de 18,545.018 miles de millones de pesos y el PIB del 2022 (4º Trimestre) fue de 18,560.365 miles de millones de pesos a pesos del 2013 (datos del INEGI). La participación de las remuneraciones salariales en el PIB, en el 2018, fue de 31.6%, y para el tercer trimestre del 2022 pasó a ser 27.8%. Es decir, se redujo en 3.8 puntos porcentuales en el reparto que le corresponde del ingreso nacional generado. En cuatro años y dos meses el peso se ha apreciado respecto al dólar en 8.3% y el costo de ello ha sido que la economía nacional no ha crecido en ese periodo y se redujo el reparto del ingreso nacional que le corresponde a los trabajadores. En cambio, la participación de las ganancias de las empresas y, sobre todo, de la banca, en el ingreso nacional, han crecido significativamente. Por consecuencia, ¿por qué festejan las autoridades y muchos otros la fortaleza del peso? ¿Es porque están de acuerdo en que la economía no crezca y se deteriore el ingreso de los asalariados?

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La política monetaria, cambiaria y fiscal debe responder a los objetivos de crecimiento económico y generación de empleo bien remunerado, y no priorizar las políticas de peso fuerte, alta tasa de interés y austeridad fiscal que mantienen estancada a la economía nacional y están deteriorando la distribución del ingreso a favor del gran capital.

Las autoridades de Banxico, a pesar de que señalan que se han reducido las presiones inflacionarias de energéticos y alimentos, siguen aumentando la tasa de interés y han anunciado que la continuarán aumentando. La finalidad del alza de la tasa de interés es frenar la actividad económica para aumentar el desempleo y evitar así alzas de salarios y de demanda que aumenten los precios. El mismo presidente de la República, el 23 de enero del 2023, dijo que “cuando es necesario optar entre inconvenientes, entre contener la inflación y afectar el crecimiento, considero que es preferible la primera opción porque repercute en el poder adquisitivo de la población”. El economista Larry Summers, ex secretario del Tesoro de Estados Unidos, dijo que, para bajar la inflación en su país, la Reserva Federal debería seguir incrementando la tasa de interés para aumentar el desempleo al 6%, para así bajar la inflación. Las autoridades de Banxico siguen tales recomendaciones de aumento de la tasa de interés para frenar la economía e incrementar el desempleo para evitar alzas de salarios y de demanda que incrementen la inflación. La cuestión es que aumentos salariales no se están dando, por lo que no se justifica el alza de la tasa de interés ni los daños que ello ocasiona. El hecho de que las remuneraciones salariares en el reparto del ingreso nacional hayan caído, evidencia que han disminuido los costos laborales, y por lo tanto, no se justifica el alza de precios, sino que han sido las empresas las que aumentan precios más allá de sus costos, lo que incrementa sus márgenes de ganancia (relación precio – costo) y ello causa inflación y las autoridades no dicen nada al respecto.

Miembros de la Junta de Gobierno de Banxico han dicho que la tasa de interés de 11% “no puede causar en sí misma una recesión en México”. El problema es que dicha tasa incrementa el costo de la deuda del sector público, como de las empresas y familias, lo que les resta capacidad para aumentar su consumo e inversión, por lo que la actividad económica mantiene niveles que teníamos a finales del 2018, evidenciando el contexto recesivo que dicha política ha ocasionado.

La apreciación del peso no es debido a los factores macroeconómicos que presenta la economía nacional, como dice Banxico. La economía nacional no tiene condiciones endógenas para mantener dicha paridad cambiaria debido a que se presenta déficit del sector externo, y presiones sobre las finanzas públicas por las altas tasas de interés. El abaratamiento del dólar se debe a la entrada de capitales que promueve el diferencial de tasas de interés que mantiene Banxico al tenerla en 11%, en relación con la tasa de interés de la Reserva Federal, que es 4.75%. 

Dicho diferencial es de 6.25 puntos porcentuales, y si se suma la apreciación de 8.3% que trae el peso respecto al dólar, se le está ofreciendo una rentabilidad de 14.5% al capital extranjero que fluye a la compra de Cetes en el país. Es decir, el capital que entró a invertir en Cetes gana la tasa de interés que ofrecen los Cetes, y al salir de la economía, el dólar le sale más barato que cuando entró. Gana por los dos lados, evidenciando que dichas políticas favorecen al capital financiero. Le sale muy caro a la economía nacional dicho peso fuerte, pues el alza de la tasa de interés y el dólar barato actúan en detrimento del sector productivo nacional debido a que la alta tasa de interés le incrementa el costo de la deuda, lo que descapitaliza a los deudores (sector público y privado) y restringe consumo e inversión y la actividad económica. Por su parte, el dólar barato abarata las importaciones, las cuales desplazan a la producción nacional debido a que no puede competir frente a importaciones. De ahí los bajos salarios que predominan en el país, a lo cual recurren las empresas para mejorar su competitividad frente a importaciones baratas.

La alta tasa de interés y la apreciación del peso favorecen al sector bancario-financiero y actúan contra el sector industrial y agrícola y los trabajadores, pues tales políticas reducen la inversión productiva, aumentan el desempleo y reducen salarios, por lo que se incrementa la desigualdad del ingreso y de la riqueza en el país. 

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