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viernes, 20 septiembre, 2024
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■ Juan Pablo García Cuellar es uno de los pilares fundamentales en las bandas juveniles de estas localidades

Bandas de Tacoaleche y Zóquite, resonancias musicales de un legado cultural

■ No sólo han tocado los corazones de sus comunidades, sino que han llevado su música más allá de las fronteras

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Por: Jaqueline Lares Chávez •

El son de la tradición despunta en las bandas de jóvenes provenientes de Tacoaleche y Zóquite, con un destello especial; una iniciativa admirable reconociendo la labor cultural que ahí se gesta. Juan Pablo García Cuellar, uno de los pilares fundamentales en la creación y desarrollo de las bandas juveniles de estas localidades, nos ofreció un vistazo íntimo y detallado de este gran proyecto.

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Con una voz pausada y un aire de sabiduría, García Cuellar comenzó a relatar los orígenes de estas bandas. «Todos los poblados de Zacatecas han tenido músicos», dijo, evocando la imagen de una tierra fértil en talento musical, donde las melodías fluyen de generación en generación, casi como un legado genético. Las bandas de Tacoaleche y Zóquite surgieron de esta rica tradición, gracias al empeño de la comunidad y el apoyo de figuras locales comprometidas.

La semilla de esta iniciativa se plantó en tales comunidades, sedientas de conservar y fomentar su herencia musical, por lo cual hubo acercamiento a la Banda del Estado de Zacatecas, una institución venerable con años de historia. Esta banda, que ha formado a numerosos músicos a lo largo de las décadas, se convirtió en el mentor perfecto para los aspirantes de estos municipios. 

La Banda del Estado cuenta con una escuela llamada Juan Pablo García Maldonado que tiene más de 80 años de tradición. A lo largo de su historia, los directores que han pasado por aquí no sólo han dirigido la banda, sino que también han enseñado a músicos en su propia escuela”, destacó García Cuellar.

Con la guía del maestro Arturo García Ortega, la Banda de Tacoaleche comenzó sus humildes ensayos en los salones y patios aledaños a la Casa Grande.

La labor de los padres de familia ha sido fundamental, ya que han invertido en los instrumentos musicales de sus hijos y han sido de gran apoyo en el fomento de tan grato proyecto musical. Con gran esfuerzo y dedicación, comenzaron a adquirir instrumentos, en su mayoría usados, cuyo costo oscilaba entre los mil 500 y los 5 mil pesos, una opción más accesible en comparación con los precios exorbitantes que pueden alcanzar entre 20 y 100 mil pesos.

Esta inversión colectiva dio frutos notables. Hoy en día, bajo la guía del maestro García Ortega, la banda continúa trabajando, habiendo llegado ya a la cuarta generación de alumnos. La renovación es una constante, pues los niños crecen y, aunque no se encuentran de lleno en las bandas, llevan consigo el legado musical aprendido.

La inclusión y accesibilidad son características esenciales de estas escuelas de música. A diferencia de los conservatorios tradicionales, aquí no hay barreras para la inscripción. Los niños, a partir de los ocho años, pueden unirse y aprender sin importar su nivel previo de conocimientos. Este enfoque inclusivo ha permitido que jóvenes de hasta 25 años también formen parte de la banda, creando un crisol de edades y experiencias que enriquecen el conjunto.

Las melodías que emergen de las bandas de Tacoaleche y Zóquite son un tapiz de sonidos provenientes de tres familias de instrumentos: los alientos de madera, los alientos de metal y las percusiones. Clarinetes, flautas, trompetas, trombones, tambores y platillos se unen en una sinfonía que refleja la diversidad y la riqueza cultural de la región. 

Con el tiempo, estas bandas no sólo han tocado los corazones de sus comunidades locales, sino que también han llevado su música más allá de las fronteras. En la capital zacatecana, han sido parte de la Romería y de la Procesión de Silencio durante la Semana Santa. Además, han brindado serenatas y suplieron a la Banda del Estado durante sus vacaciones, demostrando su versatilidad y compromiso.

A nivel internacional, la Banda de Tacoaleche ha sido invitada a Fort Worth, Texas, donde una numerosa comunidad de oriundos de Tacoaleche y Zóquite los espera con ansias cada año. 

El éxito de estas bandas ha resonado en otros municipios de Zacatecas, inspirando la creación de agrupaciones similares en lugares como Tlaltenango, Teúl de González Ortega, Pánuco y Guadalupe, entre otros. 

A pesar de los retos, especialmente los conflictos políticos que afectan la dirección de la cultura en la región, las bandas continúan su noble misión. La resiliencia de estas comunidades y el apoyo constante de la Banda del Estado aseguran que la música siga fluyendo, como un río inagotable, enriqueciendo las vidas de los jóvenes y consolidando una tradición que es orgullo de Zacatecas.

Cabe la pena resaltar que estas bandas utilizan un repertorio musical que proviene de los archivos compartidos por la Banda del Estado de Zacatecas. Este valioso material es generosamente distribuido entre todas las bandas locales, permitiéndoles acceder y utilizar el amplio repertorio. 

Juan Pablo García Cuellar nos recuerda que la música no sólo es un arte, sino que es también un vínculo que une a las personas a través del tiempo y el espacio. 

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