La humanidad en su conjunto, está enfrentando un sinnúmero de retos que hemos heredado de meses y años pasados; seguramente el eje terrestre se ha alterado y hoy la violencia y su consecuente inseguridad nos afecta por todo el territorio, los esquemas jurídicos y el conjunto normativo se encuentran al borde de la desaparición del estado de Derecho, pues un enorme segmento de la población hace lo que quiere con su vida y la de los demás, ya hasta entre los vecinos tenemos conflictos nada menores por el simple hecho de los vacíos legales que se tienen, ya que si muchos individuos se pasan por el arco del triunfo las leyes, imagínese un reglamento de colonos o un estatuto interno de alguna dependencia. Tal parece ser que el caos estará presente en cada evento de nuestra vida, por lo que tendremos que aprender a convivir con este lacerante índice social al igual que con la pandemia. En este sentido, la comunidad global está al margen de la contingencia sanitaria que llegó para quedarse pues las variantes de la COVID-19, delta, ómicron, ihu y las que resulten, vivirán para siempre entre nosotros hasta que el meteorito resetee la nave planetaria en la que habitamos todos; si acaso, nuestra la tarea será adaptarnos y aprender a convivir también con este virus y las siguientes manipulaciones genéticas que aparezcan, pues han resultado un éxito para el control masivo de personas y recursos. En el caso de México, el ciclo de la recurrente crisis aparece también como una pandemia que nunca cederá en perjuicio de millones de mexicanos; las dificultades presentes en la agenda nacional se circunscriben al igual en el ámbito institucional, en el de los Derechos Humanos, del ambiente común y los impactos del cambio climático. En este contexto, este año será de grandes decisiones, del incremento y continuidad de los amplios problemas que nos aquejan, mismos que ameritarán de inteligencias y capacidades conjuntas pues su solución no queda reservada a una sola persona, ni en lo social, ni menos en lo político; sobre este último aspecto, el presente año representará toma de posturas concretas pues en seis estados se realizarán elecciones para gobernador, tal es el caso de Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Tamaulipas y Quintana Roo y, bajo el lema de que el pueblo pone y el pueblo quita, en el próximo mes de abril se realizará la revocación de mandato, si es que el INE y sus monarcas no deciden otra cosa. En lo tocante a la sucesión presidencial, el avance de compromisos tanto del Presidente Andrés Manuel López Obrador como de Claudia Sheimbaum, podrían dejar un buen precedente al electorado en esta carrera por la siguiente Presidencia de la República, lo cual, también conlleva una delicada estrategia para no caer es situaciones de riesgo como la caída de líneas del metro u otras catástrofes que pueden prevenirse y que generan mucho descontento social. En el ámbito local, Zacatecas está a la espera de muchos resultados por parte de los tres poderes del estado, pues no solo el Ejecutivo debe cargar con la solución de nuestros retos más apremiantes; considero que una estrategia conjunta puede brindarnos una mayor posibilidad de éxito, por lo que ninguna persona, organización e institución está demás, son tiempos de hermanamiento, de motivar la fraternidad y la solidaridad para avanzar pese a todo y contra muchos. En la Entidad, los brazos de la asistencia social deben extenderse a más pueblos y comunidades, sobre todo en aquellas en donde nunca antes se apoyó a la gente dejándola a su suerte; llegó la hora de los resultados, de poner a prueba el capital humano invitado por la Cuarta Transformación para lograr que Zacatecas sea otro, con mayor prosperidad y avance social, con menos inseguridad y mayor proyección internacional, siempre potencializando las grandes virtudes de esta tierra, de abundancia mineral pero de profundos rezagos que afectan la realización de las prerrogativas básicas de la población. Estoy cierto de que la realidad que hoy tenemos puede ser otra si contamos con más empatía en beneficio colectivo, si dejamos atrás nuestros propios intereses y ponemos en alto el beneficio de los más necesitados, pues está visto que en cada rincón tenemos zacatecanos pobres hasta casi llegar a la mitad de todos los que habitamos el territorio. El año que comienza, ha empezado cuesta arriba, pues apenas si salimos de las festividades y muchas familias hacen largas filas para saber si tienen COVID o para comprar sus medicamentos, esa es la tarjeta de presentación del 2022, año de actuaciones importantes en lo colectivo, solo si se quiere avanzar por sobre todo lo que nos afecta. Bienvenido 2022.
