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viernes, 19 abril, 2024
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Protagonismo político, mal de muchos

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Por: MANUEL ESPARTACO GÓMEZ GARCÍA • admin-zenda • Admin •

El político en este país es considerado (contradictoriamente) como un ciudadano aparte, es para muchos, un individuo que juega en otro tablero, en uno de mármol u ónix blanco con negro, y digo que es contradictorio porque el político no es más que un producto “refinado” del lugar donde nació, donde creció, donde estudió y de donde se formó políticamente, podemos decir entonces que hasta el tercer proceso, el individuo es un ente puro social, por lo tanto, lleva una enorme carga positiva o negativa, dependiendo de su entorno, tal vez por eso comience mal, si sus bases no son sólidas, si pertenece a una familia rota o no convencional, si sufrió carencias y humillaciones, si tuvo que acceder a beneficios a partir de trampas moralmente permitidas por la sociedad.

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Después vendrá la fase más complicada en la formación de un político, el encumbramiento, producto en su mayoría de un padrinazgo político o a la pertenencia de un grupo hegemónico en el sistema y en la minoría de las veces, por escalafón, aún existen casos de acceso al poder por medio del esfuerzo, repito, son los menos pero son suficientes para oxigenar el viciado clima. Quiero acotar aquí una situación: las candidaturas ciudadanas independientes, debieran encarnar la ruta al poder desde los perfiles idóneos para gobernar, es decir, el encumbramiento político y el empoderamiento de los mejores hombres y mujeres de la sociedad, sin padrinos políticos y sin la meritocracia; mucho se ha debatido sobre el tema, incluso en el estado de Zacatecas, se vivió un proceso de obscuridad en el diseño del modelo para las candidaturas independientes, ya que para muchos (me incluyo), la condición de independiente tiene que ver con la nula participación en institutos políticos, cuando menos de 5 años a la fecha pretendida para participar, y por ende, que el espacio ciudadano no sea una trinchera caprichosa o premio de consolación de quien no pudo acceder al proceso por medio de algún partido político. Por último, en lo local, la sala regional ha decidido corregirle la plana al tribunal estatal con motivo de la aspiración de Emilia Pesci, será bien interesante el papel que juegue la primera mujer independiente en el concepto más amplio, encarnando la inconformidad y el descontento social de los capitalinos, habrá que ver para donde se inclinan los dados de Morena y de sus líderes apellidados Monreal.

Todo el antecedente y el breve comentario sobre el perfil y las candidaturas independientes, tiene que ver con el protagonismo político, que dicho sea de paso, no siempre es negativo, por el contrario, es parte de la esencia del animal político, de aquel concepto originado y esgrimido por Aristóteles, el problema estriba en que el protagonismo rapaz, ese que se hace con el fin de llamar la atención a toda costa, en una sociedad cansada de los abusos, es muy probable que tenga efectos perjudiciales para quien la profese.

¿Hasta dónde el protagonismo, causa estragos en los políticos?

En los pasados días, el delegado de la Cuauhtémoc, Ricardo Monreal Ávila protagonizo un evento poco afortunado para las partes, por un lado, la del delegado y su equipo de trabajo y por el otro, el staff del director de cine Alfonso Cuaron, quien dirigía (o cuando menos pensaba) dirigir en inmediaciones de la Delegación que dirige Ricardo, unas tomas de cine, el resultado fue desafortunado porque resulto en trifulca, y parece que la actitud legal, pero sobrada del delegado envalentono a su equipo para agredir al staff del cineasta y el hecho se ha convertido en un referente de los medios de comunicación de los últimos días; quise poner este ejemplo porque no es nada nuevo la proclividad del político zacatecano al show, y aquí estriba precisamente la diferencia entre protagonismo y show, ya que el resultado será, sin lugar a dudas: Escandalo.

El escándalo precede al protagonismo y ejemplos hay muchos, y muy recientes,  es además un pésimo cálculo, tanto que se han acabado fortunas y carreras políticas, a partir de un desliz público. Muy de moda está el ladrón de Veracruz, mismo que acarrea dos problemas psicológicos graves, la adición a la adrenalina por robar y el protagonismo y el escándalo, estas dos condiciones lo acabaron, tarde o temprano el ampón estará en la cárcel y desde ahora, esta defenestrado para siempre.

Otro claro ejemplo es el del mal llamado “niño maravilla”, actual presidente del PAN y paladín de las cuentas claras, de todos, menos de las de él. Sus ingresos no coinciden ni con sus gastos ni con su nivel de vida y en base al protagónico papel de justiciero y hombre limpio para encumbrarse, ha terminado por dilapidar el capital político que lo mantenía como presidenciable al interior de acción nacional.

Dice el dicho popular: “para tener la boca grande, hay que tener la cola muy corta”.

Nos leemos el domingo próximo. ■

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