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jueves, 25 abril, 2024
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Presenta el periodista Javier Valdez en Zacatecas su libro Huérfanos del Narco

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Por: ALMA RÍOS •

■ Comparte historias de los familiares de las víctimas de la Guerra contra el narco en México

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“No hay ejercicio de compartir el dolor”, dijo Javier Valdez Cárdenas para referirse a ese al que se da rienda en las recámaras, bajo las sábanas, “a oscuras, a solas”, en la intimidad de los hogares sumidos en la ausencia y la desesperación. Pero sus libros, que recuperan las historias familiares detrás de las estadísticas,-que aun oficiales y por tanto imprecisas-, suman miles de desaparecidos y asesinados en la Guerra contra el narco en México, fueron compartidas ayer, citadas con nombre, apellido y circunstancia, en Zacatecas, como una invitación contra el olvido y la indiferencia, y propuestas como un medio de recuperar la esperanza.

El autor de Huérfanos del Narco (Aguilar, 2015), libro que tuvo su presentación en el Foyer del Teatro Fernando Calderón a convocatoria de Desarrollo Comunitario AC y La Renata, habló de los hijos de estas víctimas y de las madres y abuelas que no encuentran una explicación que darles por su ausencia, y que mientras tanto, los buscan en cerros, cañadas, sembradíos, a veces pagando por la información a los elementos de las “fuerzas de seguridad”,  y a hasta en los sueños.

“Yo siento la necesidad de contar estas historias porque ese es mi trabajo. Yo no soy vocero del gobierno y no trabajo para el narco”, dijo el corresponsal de La Jornada en Sinaloa.

Lo que hace Valdez Cárdenas es ofrecer “una dosis contra el olvido”, no sólo por los 43 de Ayotzinapa, de quienes aborda en este volumen el caso de los deudos, de César Mondragón, quien fuera asesinado y desollado su rostro, dijo, sino por los 30 mil de que se habla, y que pueden multiplicarse en dolor por tres o cuatro veces, “si cada uno tiene hijos o esposa”.

Los relatos terriblemente ciertos, y nada lejanos, -ayer mismo en la presentación del libro se levantó un hombre para hablar de casos de amistades suyas desaparecidas en los municipios de Tepechitlán y Tlaltenango, y para compartir la reflexión con voz en llanto que nunca había pensado en el dolor de los hijos de estas personas, convocan, dijo el autor, a asumir este como “un asunto que nos pertenece, que esa realidad somos nosotros y que si ahora no nos importa y nos hemos deshumanizado o rendido, y parece que estamos esperando la muerte” se tenga conciencia de que “después van a venir por nosotros, ¿Y saben qué? ¡No va a pasar nada!”.

De las 10 historias que se incluyen en el libro,  compartió entre otras, la de María Herrera Magdaleno, a quien dijo, debe el haberse introducido en esta temática luego de que invitado por el poeta y activista Javier Sicilia, la mencionada increpara a los medios de comunicación acerca del por qué “nos habíamos unidos al discurso de invisibilidad del gobierno. Y nos reclamó que habíamos dejado de cubrir estas historias”.

Esta señora que caracterizó Valadez Cárdenas de “entona, valiente y heroica” lo contactó con niños y mujeres que las protagonizaban, y actualmente busca con un preinfarto a cuestas, a cuatro de sus ocho hijos que han sido desaparecidos.

Entre las nueras de esta mujer, todas involucradas en la búsqueda de sus maridos, hay una que de vez en cuando le pone 20 pesos de saldo al número de su esposo desaparecido y lo llama al teléfono que “en algún momento sonó” y que ahora entra al buzón.“Ella lo sigue haciendo como un acto demencial, macabro, pero al mismo tiempo  lleno de amor y de esperanza porque escucha a su esposo en la grabación que dice: estoy ocupado déjame recado”.

Esto, dijo, a él le parece espantoso y cruel, “pero algo que debe escribirse” como la historia de Mirna Nereida Medina, una maestra líder de 30 personas que se hacen llamar Las rastreadoras y que buscan a sus hijos, hermanos y padres desaparecidos en Sinaloa.

“Es un grupo de mujeres locas, no encuentro otro calificativo, y no es despectivo, recorren cerros, arroyos, plantíos de enervantes, buscando huesos y han encontrado cerca de 20 cadáveres en fosas clandestinas”, -aun no, el de Roberto, el hijo de Mirna Nereida, un joven que tenía 22 años al momento de su desaparición-, y por los que en este empeño, incluso, “le preguntan a los soldados” y otros elementos de seguridad, quienes a cambio de darles información les cobran dinero.

En la presentación de Huérfanos del narco ofrecieron comentarios, Alfredo Valadez Rodríguez, corresponsal del periódico La Jornada en Zacatecas y el ex secretario general del Sindicato de Personal Académico de la UAZ, Antonio Guzmán Fernández.

Ayer también presente en la cobertura, el corresponsal de Reforma en Zacatecas, Gerardo Romo, se refirió al trabajo del autor de Huérfanos del Narco, que en este y otros cinco libros aborda diferentes temáticas la violencia generada por el crimen organizado y las estrategias del gobierno para abordarla, como el medio para entender qué es el “Estado fallido”.

“Son miles de vidas truncadas por la violencia, la impunidad, la injusticia” y que muestra el autor en su parte más vulnerable, “que son los niños a los que nadie ve ni escucha” y que suman dijo, 75 mil menores extraviados, y 150 mil desaparecidos, ”¿qué más estado fallido que ese puede haber?”.

También se expuso por quien condujo ayer el evento, Crista Montoya, las razones de la presencia de Javier Valadez Cárdenas en Zacatecas, y que vinculan su libro testimonial con un caso local, el de un niño de nueve años de edad con una enfermedad terminal, cuya madre y tía son también víctimas de desaparición, y que tiene como aspiración dejar a su hermana, primos y abuela, dos cuartos en qué vivir.

Este caso fue atendido por la fundación Hay vida en mis sueños que encabeza Bertina Ponce, y a cuya causa se unieron entre otros, el presidente de la Desarrollo Comunitario AC, Teodoro Campos Mireles, quien luego de leer el libro de Javier Valdez Cárdenas, buscó respaldo para traerlo a Zacatecas, con entre otras instancias, el Spauaz, la Maestría en Ciencias Sociales de la misma universidad, y la Reserva Nacional de Talentos (Renata).

Javier Valdez Cárdenas (Culiacán, Sinaloa, 1967), ha recibido varias distinciones, entre otras, el Premio Internacional a la Libertad de Prensa que otorga en Nueva York, el Comité para la Protección de Periodista. Actualmente colabora en el blog Nuestra aparente rendición. Y como se expuso, es corresponsal del periódico La Jornada en Sinaloa.

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