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viernes, 2 junio, 2023
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‘La memoria de las flores’. Exposición de Ángel Solano*

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Por: JÁNEA ESTRADA LAZARÍN •

La Gualdra 572 / Exposiciones / Arte

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La enfermedad y la muerte producen cenizas
de todo el fuego que por nosotros arde.
Charles Baudelaire, “Las flores del mal”

 

Sí, las flores tienen memoria. Estas flores fueron cultivadas por una mujer dedicada a la educación y a la crianza de su hijo hasta que el dolor comenzó a sembrarle espinas en las entrañas. De la noche a la mañana dos seres en soledad, en esos lugares de la memoria cubierta de flores se enfrentan al dolor. Un dolor que ya no es más una palabra, que cobra un sentido diferente cuando uno es quien lo padece y el otro atestigua, acompaña y sufre el deterioro paulatino de quien le dio la vida: un ser observa y se conduele, el otro se vuelca en su fragilidad a encontrar una fortaleza jamás imaginada para enfrentar lo que viene.

La madre vuelve a ser niña y él cuida amorosamente de ella. La enfermedad invirtió los papeles: el hijo ahora es quien la baña, la peina, le pinta las uñas, quien la alimenta no sólo con comida sino con historias que le regala como ramos de flores: “Conocí a alguien”, “Me gradué con honores”, “Mamá, ocurrió una nueva explosión en el pueblo”, “Nacieron azucenas en el jardín”, “El gato hizo travesuras”, “Mamá, mamá… visitaré la tumba de Rimbaud”.

Durante la pandemia ambos vuelven a ser uno solo. Las flores aluden a los momentos vividos junto a un ser aquejado largamente por una padecimiento autoinmune y mortal. Las flores también son lugares de memoria en donde se puede apreciar un acelerado ciclo de vida que devendrá en la muerte. Esta serie de Ángel Solano es un tributo a ese proceso en el que el lobo asechó a su madre hasta ganar aparentemente la batalla, porque ella sigue viva en Ángel y porque ahora él, el hijo, el artista, construye y re-construye lugares de memoria para que el olvido no termine por devorarlos. Pierre Nora dice que “un lugar de memoria en todos los sentidos de la palabra va desde el objeto más material y concreto… hasta el objeto más abstracto e intelectualmente construido”, y Ángel se aferra al recuerdo, hace de él su aliado para encontrar en el duelo la posibilidad de cosechar flores y aprovechar la semilla del amor más profundo, el de la gratitud.

Si Georg Baselitz tuvo como referencia la Segunda Guerra Mundial, Solano tuvo en casa su propia batalla a la que enfrentó con valentía. En esta serie, con una tremenda fuerza expresiva ha logrado consolidar un lenguaje potente y poderoso que alude a las más íntimas cuestiones humanas; la importancia del gesto queda manifiesta en los trazos utilizados con precisión para preservar las huellas de lo vivido y para reconocer la belleza incluso en la finitud de la vida. Narcisa Graciela Solano Corona es el nombre de la madre de Ángel; falleció a causa de lupus el 11 de noviembre del 2021. Nombrémosla, reconozcamos en ella la historia de La memoria de las flores.

 

 

Nota:

La exposición La memoria de las flores se inaugura el viernes 5 de mayo en Casa No’j, Galería Adrián Inés Chávez, en Quetzaltenango, Guatemala.

 

Ángel Solano

Ángel Solano (Tultepec, Estado de México, 1982) es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA-2018) y Maestro en Artes Visuales con orientación en Pintura por la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM. Es Licenciado en Artes Plásticas y Visuales por la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado (ENPEG), «La Esmeralda» del INBA. Estudió el diplomado en Tanatología en la Asociación Mexicana de Tanatología y pintura con los maestros Luis Nishizawa, Benjamin Domínguez, Patricia Soriano y Javier Anzures.

Su obra se fundamenta en temas relacionados con el sufrimiento humano como la enfermedad, la violencia, la muerte, lo popular y la fiesta vinculada con la tragedia. Ha participado en diversas bienales y exposiciones. Desde el año 2000, su trabajo artístico se ha mostrado en espacios culturales de países como Francia, Italia, Guatemala y México; entre ellos la Universidad Sophia-Antipolis de Niza, el Instituto Cultural de México en París, la Fundación Giorgio Cini en Venecia, Casa Noj en Quetzaltenango, el Museo Tamayo y el Centro Nacional de las Artes en la Ciudad de México. En 2017 es acreedor a un Premio de Adquisición en la «XII Bienal de Pintura Joaquín Clausell», desde ese mismo año es colaborador del suplemento cultural «La Gualdra» de la Jornada Zacatecas. Su obra pertenece a diversas instituciones, entre ellas La Universidad de Campeche, La Fundación Pascual, la Fundación Benetton en Italia, la Universidad Stanford en San Francisco, California y el Museo Arthur Rimbaud en Charleville, Francia.

 

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/lagualdra572

 

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