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viernes, 26 abril, 2024
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Günther Anders: un pensador salvaje en los márgenes de la domesticación capitalista

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Por: SIGIFREDO ESQUIVEL MARÍN •

La Gualdra 572 / Filosofía

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Hijo del investigador social judío-alemán William Stern, quien publicara en 1906, Persona y cosa, se cambió el nombre al publicar una serie de artículos periodísticos muy joven por el de Günther Anders; el editor le había sugerido que se pusiera otro nombre, y literalmente eso hizo el joven escritor, filósofo y periodista, pues Anders significa, en alemán, otro.

Se doctoró muy joven en filosofía siendo discípulo destacado de tres grandes maestros: Husserl, Cassirer y Heidegger. Compañero de estudios y de vida de Hannah Arendt durante casi una década. Tuvo una carrera meteórica y rapsódica y luego un penoso exilio durante el nazismo. Emigró a Estados Unidos donde desempeñó diversos oficios, desde profesor hasta obrero, pasando por traductor, periodista, guionista y crítico de arte. Su obra maestra La obsolescencia del hombre (Valencia, Pre-textos, 2011), publicada después de su regreso a Alemania en 1956 es una obra excepcional que anticipa todo lo que está sucediendo ahora y se ha radicalizado con ferocidad, tal y como el autor puede constatar con cierta sorpresa en su prólogo a la quinta edición de 1979. Ésta y otras obras anticipan todas las discusiones actuales sobre lo posthumano y la servidumbre maquínica, así como el avance irracional de la ciencia.

Günther Anders (1902-1992), a principios de 1920.

Tuvo una larga correspondencia con Claude Eatherly, héroe de guerra recluido en un manicomio, y piloto aviador encargado de arrojar la bomba atómica en Hiroshima, lo cual cristaliza en un ensayo conmovedor y profundo titulado Más allá de los límites de la conciencia (Paidós, 2002), libro que le costó ser tachado de comunista y ser declarado “persona non grata” en Estados Unidos. Su lucha pacifista tenaz y su obra son un llamado de atención frente a la locura de la carrera armamentista en el mundo; justo ahora que estamos a un paso de una tercera guerra mundial terminal.

Su crítica al pensamiento heideggeriano sigue siendo una de las lecturas más radicales, creativas, rigurosas, lúcidas y apasionadas que haya hecho a su maestro después de su aceptación del rectorado en Friburgo durante el nazismo y, también, después de la relación sentimental del autor de Ser y tiempo con Hanna Arendt. Anders es un pensador salvaje, verdaderamente subversivo, y super actual, cuya obra borda y desborda los márgenes del sistema-mundo-capitalista con la lucidez meridiana de quien ha imaginado la debacle terminal de una modernidad capitalista necrofílica. Hirhosima está en todas partes, nos hemos vuelto inmunes frente al dolor y la barbarie. Quien se describiera a sí mismo como “un abridor de ojos”, sigue abriendo, reflexiones inéditas, otras miradas y el entendimiento humano para comprender la genealogía del mundo tecnocientífico en el presente.

La función de la filosofía sigue siendo como en los tiempos del pensador apátrida, hacernos cobrar conciencia de la radical miseria humana y la exigencia de repensarnos. Y su lenguaje que abreva en el periodismo cotidiano, pero lo resignifica con todo el bagaje filosófico crítico, le permite estar años luz de sus colegas, filósofos académicos, encerrados en la torre de marfil de los silogismos intelectuales y las disputas académicas y escolares, el pensamiento de Anders siempre está en función de los temas y problemas del mundo contemporáneo, de ahí su rabiosa actualidad. Leer a Anders es una doble invitación: a ahondar en la crítica de la contemporaneidad y abrir horizontes posibles de resignificación de una existencia humana al borde de la catástrofe.

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/lagualdra572

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