Acaban de asesinar a mi colega periodista Juan Carlos Muñiz, justo mientras redacto esta entrega a La Jornada Zacatecas. En días pasados asesinaron al hermano de una amiga que ahora vive en otro país. Antes ultimaron a unos vecinos, luego a 2 niñas, posteriormente a 2 niños que desertaron de su escuela, días atrás a unos vecinos. Luego a unos conocidos. Hace un año a un joven casi frente de mí, pues en ese momento ahí pasé. En muchas noches, las ráfagas nos quitan el sueño. Como periodista he visto muchos muertos. Pero muchos que no son periodistas han visto más.
Desde mi primera entrega, a este diario, dije que desearía creer que esto se resolverá pronto pero, por desgracia, va a tardar. Igualmente tardaría con otro gobierno. No se trata de justificar a nadie; pero tampoco es bueno que el dolor, el coraje, la impotencia o el oportunismo nos señale unidireccionalmente un solo factor, una sola persona, un nivel de gobierno o un solo contexto.
La inseguridad es resultado de un torcido nudo de redes. Tiene que ver con el enriquecimiento ilícito de muchos, que ni pagan impuestos y se benefician con nuestro dolor. Ahí está el modelo económico, las conductas corruptas, el quebranto del Estado de Derecho, por Agentes del Ministerio Público, Jueces, Fiscales, Oficiales, Legisladores; políticos, funcionarios y gobernantes de los 3 poderes y 3 niveles de gobierno.
Pero, también están los grandes capitalistas de algunos medios de Comunicación que, con el distorsionar, mentir y calumniar con alevosía, premeditación y organizados con otros actores, crean un clima de desconcierto y desorientación social. Y, quien desconfía no se suma a hacer la parte que le corresponde. Debe quedar constancia que no es asunto sólo policiaco. Y, ni siquiera familiar, municipal, estatal o nacional.
En actualidad, Estados Unidos (para abreviar omito fuentes, si alguien las pide con gusto) tiene alrededor de 2.5 millones de adictos a la cocaína, más los adictos a otras drogas. Más del 90 por ciento de la cocaína que transita por nuestro país tiene como destino la Unión Americana.
Tampoco debe omitirse que las principales empresas vendedoras de armas, con destino a México son: Smith & Wesson; Barrett Firearms Manufacturing; Beretta; Century International Arms; Colt’s Manufacturing Company; Glock; Sturm, Ruger & Co y Witmer Public Safety Group, principalmente. Todas ellas son estadounidenses.
Se calcula la importación de 340 mil armas por año y las municiones se cuentan por millones. El Gobierno de México produce armas nacionales, pero para contrarrestar las importadas, gasta 5.5 millones de dólares (más de 100 millones de pesos) en la compra de otras, justamente a esas mismas empresas, que dejarían de beneficiarse si se calma nuestro dolor. Entre más muertos, para ellos mejor.
Debe reconocerse que el crimen organizado también se abastece de armas de Israel, China y Rusia. Por ejemplo: el 20 de Marzo del 2021 en Nayarit (cuando la captura y luego liberación de Ovidio Guzmán) el Ejército Mexicano decomisó al CDS un lanza cohetes tipo RPG ruso. Posteriormente, entre Zacatecas y Jalisco aseguró un Lanza Misiles en poder del CJNG y a varios grupos les han encontrado armas calibre .50, propicias para derribar helicópteros.
En Zacatecas, casi diariamente hay muertos. Y aunque muchos presumimos que la mayoría de ellos tienen que ver con las actividades ilícitas, debemos reconocer que muchas son personas inocentes (mientras no se demuestre lo contrario). Y, de entre ellos, algunos son desconocidos. Se ha podido saber, por las indagaciones forenses, que algunos son centroamericanos. Y también hay información de que a algunos de ellos los incorporan con engaños, o de forma forzada, aprovechando su transitar como indocumentados a Estados Unidos.
En este contexto, que poco se menciona, las cosas están claras: En Estados Unidos hay poca persecución contra sus ciudadanos involucrados, los que abastecen de dinero ilícito y armas a los grupos del crimen organizado mexicano a cambio de que les lleven la droga para atender ese gran mercado de adictos.
Esa industria de medios de destrucción humana, para incrementar sus ganancias, o al menos mantenerlas, ocupa que en México siga corriendo sangre. Desde allá culpan aquí, pero se niegan a reconocer que allá está la otra cara de la moneda. Y, entre menos conciencia tengamos, más aseguran su imperio creado a base de nuestra sangre.
Podrá entender que estamos hablando de redes trasnacionales del crimen organizado que son toleradas por el gobierno norteamericano, siempre que su actuar se ajuste a su propio control, movimientos y comportamientos a sus intereses injerencistas.
Además, también están las redes propias de la migración centroamericana. Si los jóvenes disponibles escasean en México, por lo que sea, ahí están nuestros hermanos de Guatemala, Honduras y El Salvador para abastecer de jóvenes armados a los cárteles mexicanos.