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viernes, 19 abril, 2024
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Alberto Huerta ya estuvo aquí

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Por: MIGUEL ÁNGEL AGUILAR • Admin •

■ Historia y Poder

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Difícil no asociarlo con el debate literario, con el escándalo de buen cuño, con el talento y la pulcritud, con la fama y el buen alfabeto.

Es ordenado, práctico, minucioso. Sabe conducirse y hacer lo propio con los demás. Es objetivo en lo que desea.

Se llama Alberto Huerta Villaseñor, nacido un 13 de enero de 1945, ha roto el parámetro, el esquema y ha vuelto a él, su forma de escribir fue muy aplaudida, su forma de encarar el teatro. Y le resultaba difícil expresarse, tendía a ser dictatorial e irrazonable.

Pero ganó premios nacionales, hizo amistades entrañables y sigue escribiendo sus cuentos locos, afables, anecdóticos, se le asocia con la bondad en la escritura. Los reyes magos zacatecanos le susurraron al oído a sus padres y abuelos: será afortunado gracias a ciertas influencias, tiene un buen augurio en general.

¿Cuáles fueron esas influencias que colocaron a Alberto Huerta a ser uno de los escritores más entrañables y huraños del entorno zacatecano? ¿El maestro Sampedro, el orate Ignacio Betancourt, las divinas enseñanzas del maestro Donoso Pareja?

Lo que sea, pero con una imagen maternal, con la capacidad de crear atmosferas armónicas y afables, también la familia obra en el su mayor interés, su destino es la autoexpresión, debe ser auténtico, leal, sin falsedades. La honestidad ha sido la principal de sus virtudes, así como el optimismo, el activismo, la utilidad y la amistad.

Se le ha dado el don de la palabra y la utilizó para entretener, divertir, relacionarse, trasmitir.

Ante todo aprendió a asumir cualquier responsabilidad importante que la vida le puso por delante.

Eficiente y metódico, debió agradarle el servicio a los demás y aprender a dar consejos libremente y lo hizo en sus muy famosos talleres literarios que coordinó en varios estados del país y en otras escenas donde fue el protagonista ideal para promover la armonía y el clima familiar, tiene corazón idealista y lo ha utilizado para pugnar por el bien de todos.

Su felicidad está cuando ofrece y cuando ayuda a los demás a conseguir su propia osadía. Es compasivo, de mente abierta, indignado por aquel que sufre por el maltrato hacia los otros.

Y su arma letal es la narrativa, la tradición del cuento zacatecano que vislumbra otros escenarios en el que la palabra está destinada a ser del orgullo, la recreación, el dislate, la monada, el jilguero que sigue cantando al paso de los años que un día nuevo vendrá a quitarnos lo nervioso, lo iracundo, lo desmadroso en la cantinas y prostíbulos de mala nota.

El señor Alberto Huerta Villaseñor es de temperamento nervioso, muy trabajador, enemigo del fanatismo, alta capacidad de concentración, metódico, incrédulo, decidido, cumple sus responsabilidades a toda costa, longevo, reservado, sensible pero no demostrativo, sabio y ambicioso que lleva a cabo sus planes.

¿Frio, astuto, caprichoso, insensible, intolerante, avaro, egoísta, inflexible, calculador, pesimista, egocéntrico?

No lo sé, todos tenemos tres condiciones humanas inefables: lo positivo, lo negativo y lo destructivo.

Algunas veces irremediablemente andamos en los dos últimos estamentos humanos y que nos calibran a hacer barbaridades.

Como buen capri, necesita trascender los traumas emocionales que desarrolló durante su infancia.

En lo positivo tiene compasión, amor universal, talento artístico, dones curativos, servicio; en lo negativo mucho resentimiento, egoísmo, indiscreto, disipación y finalmente, en lo destructivo, el buen Beto es  proclive a la amargura, la falsedad, el vicio, la inmoralidad y la dejadez.

En fin. Son los riesgos de la condición humana. Supongo está siempre en el lado positivo y escribiendo con energía, con estilo irreparable, con entusiasmo que endilga emociones y que nos hace sentir bien, respirar mejor, decir: que a toda madre este cuate bigotón que sigue elaborando cuentos que a todos promete darles cuerda en un mundo miserable y a la vez maravilloso.

Alberto Huerta, ya estuvo aquí y dejó huella.

¡¡Brilla con luz propia!! ■

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