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lunes, 21 abril, 2025
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Notas históricas sobre la UAZ Nueva edición 21

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Por: Juan Manuel Rivera Juárez •

En la segunda mitad de los noventa del siglo pasado, se consideraba que en la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) había rumbo académico, la aseveración se sustentaba en los siguientes rubros: la docencia se fortalecía, prácticamente en todas las escuelas y facultades se revisaba y actualizaba la oferta educativa; el posgrado constituía una vía cualitativa del desarrollo académico; no existía licenciatura que no contara con posgrado en desarrollo o proyecto en vías  de su aprobación por parte del Honorable Consejo Universitario (HCU) o proyecto en vías de elaboración. 

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Las maestrías ya consolidadas buscaban en el doctorado la culminación de líneas de docencia e investigación consistentemente desarrolladas. La investigación, dada la seriedad y pertinencia de los proyectos, encontraba apoyos externos sin precedentes en la historia reciente de la institución; el vínculo de la universidad con la sociedad se fortalecía con múltiples programas donde los sectores privado, público y social encontraban apoyo en los universitarios, quienes fortalecían sus conocimientos en la transferencia de los mismos. En lo referente a la difusión de la cultura la UAZ, se reafirmaba como la institución que destinaba considerables recursos económicos y humanos a dicha actividad.

Este rumbo académico era resultado del trabajo de miles de universitarios, quienes sensibles a los problemas del pueblo zacatecano, se esforzaban por colaborar en la solución de sus problemas. Existía directriz académica a pesar de las vicisitudes de la administración universitaria y de sus problemas financieros, así como de aquellos que habían hecho de la denigración de la universidad su modus vivendi.

Sí que eran severos los problemas económicos y administrativos. Los problemas financieros que vivía la institución se reflejaban en el déficit, provocando falta de liquidez que era soportada por el crecimiento considerable de los pasivos de la universidad (proveedores, asalariados e ISSSTE). Eran tres los problemas financieros que agobiaban severamente a la Máxima Casa de Estudios: el adeudo a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (resuelto momentáneamente para ese período), al ISSSTE y la existencia de dos modelos de gasto universitario, el autorizado oficialmente y el que aplicaba la UAZ.

El adeudo con el Instituto, a partir del compromiso suscrito en 1992 por la Universidad y el Gobierno del Estado en el sentido de eximir a los trabajadores del pago del 8%, no quedó amparado por ningún soporte financiero. El pasivo generado a partir de entonces fue creciendo de manera alarmante. Sobre los modelos de gasto, al hacer la restructuración en 1992 con base en sueldos y prestaciones, las cantidades destinadas a prestaciones se convirtieron en salario. Posteriormente, con cada incremento salarial, la brecha entre lo autorizado y lo ejercido se iba agrandando porque repercutía en los bonos, que eran salario y el incremento real para la institución era mayor.

Se estimaban como causales del déficit: el incremento en el sueldo, según el modelo de la SEP; crecimiento de personal (sobre todo administrativo), que rebasaba lo autorizado por la SEP; la disminución proporcional del subsidio estatal, respecto al total de ingresos y el que la asignación del presupuesto no contemplaba lo relativo a la pérdida del poder adquisitivo para cubrir gasto de operación.

Frente a este panorama el Sindicato del Personal Académico de la Universidad Autónoma de Zacatecas (SPAUAZ) programó una serie de acciones tendientes al cumplimiento de los compromisos contractuales. Como respuesta la Rectoría solicitó al sindicato el aplazamiento de dichas acciones por un máximo de dos semanas para estar en condiciones de cumplir con los compromisos.

La solicitud se acompañaba entre otras de las siguientes consideraciones: 

  • Que en la petición sindical no se consideraba el contexto de crisis generalizado que vivía el país, con afectaciones al salario y en ocasiones al empleo de miles de trabajadores…
  • Que el subsidio asignado a la universidad había disminuido en términos reales, al incrementarse el costo de bienes y servicios de manera significativa, en particular los insumos requeridos para los procesos académicos (cotizados en dólares).
  • Que el subsidio de la Universidad se había visto afectado por la decisión de la Rectoría, a petición del SPAUAZ, de cubrir con recursos propios el 50% de los salarios caídos derivados del movimiento de huelga y de un bono que se había cubierto en un 50% con enormes sacrificios para la institución. Solicitaba si no la corresponsabilidad, sí comprensión de las consecuencias de las medidas tomadas.
  • Se ratificaba el compromiso permanente de cumplir con los compromisos para con su personal académico. Que de ninguna manera se planteaba renunciaran a sus derechos, que existía pleno reconocimiento de los mismos y serían priorizados en la aplicación de los recursos universitarios.

Ante el recurrente señalamiento por parte de la Rectoría que la falta de pago a los académicos y las violaciones al Contrato Colectivo de Trabajo UAZ-SPAUAZ (CCT) se debían a la insuficiencia del subsidio que recibía, el SPAUAZ se dio a la tarea de conocer y analizar cómo se gastaba el subsidio en la UAZ para con conocimiento de causa, ver el tamaño real de los problemas que enfrentaba el sindicato.

Al concluir el proceso, el SPAUAZ afirmo con absoluta certeza que no eran los académicos, ni sus derechos laborales y las prestaciones contractuales la principal ni la única causa del déficit financiero. Con la misma seguridad afirmó que además de la política de restricciones presupuestales implementada por el Estado mexicano a las universidades públicas, habían sido las decisiones políticas de las Administraciones Centrales sobre la forma en que se ejercía el subsidio autorizado, la causa principal de que se agravaran los incumplimientos en los pagos a los académicos y que se incrementaran y profundizaran las violaciones a los derechos laborales y la inestabilidad de la institución. 

Así mismo se detectó que en la segunda mitad de la década de los años noventa y la primera del dos mil, los rectores y sus administraciones, habían tomado del subsidio federal y estatal los recursos autorizados y destinados para cubrir la seguridad social (cuotas patronales, SAR, Fovissste) de los trabajadores académicos y administrativos, para financiar el crecimiento de la plantilla de docentes y administrativos, provocando un incremento considerable en la deuda con el ISSSTE y de alguna manera se financió el costo de las prestaciones de ambos sindicatos.

El análisis mostro además que cuando se realizaban los ajustes, era al sector académico donde se dejaba de pagar y no así al sector administrativo. Que en el sector docente existían gastos que correspondían a salarios y prestaciones ligadas y no ligadas (compensaciones y aguinaldos entre otros), así como a funcionarios universitarios que se cargaban indebida y deliberadamente como gasto a la nómina docente.

Antes esta situación era necesaria la implementación de políticas de restricción del gasto y definir medidas y líneas claras de racionalización. El SPAUAZ planteaba la implementación de una serie de medidas de ahorro para generar condiciones de estabilidad financiera en la institución y con ello mayor estabilidad política y social, a la par que las medidas permitirían el cumplimiento cabal del CCT vigente. 

 

¡Cuánto falta conocer sobre nuestra Máxima Casa de Estudios!

Esta ignorancia es la que ha permitido que se le menosprecie o que se tergiverse su historia.

Se parte de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia (LUMAT). Informes:

http://lumat.uaz.edu.mx/; https://www.facebook.com/LUMAT.UAZ;

https://twitter.com/LumatUaz.

1Docente Investigador de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia. LUMAT

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