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jueves, 23 mayo, 2024

Exámenes por oposición para maestros de P.L.

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Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT •

Durante el Zacatecas virreinal tardío, en medio de un mar de ignorancia en el que las luces eran por demás escasas ante la indolencia e indiferencia de los padres y la necesidad de incorporar al trabajo a sus hijos, desde su tierna infancia, y dado la falta de sujetos aptos e interesados en trabajar como maestros las autoridades municipales buscaban que quienes estuvieran al frente de una escuela lo hicieran con la demostración del dominio de lo que iban a enseñar.

Mediante la Real Cédula del 14 de noviembre de 1816, Fernando VII (llamado el deseado), último monarca del imperio español, instruía a las autoridades bajo su mando para que establecieran escuelas de primeras letras en los pueblos de indios y en los lugares donde no las hubiera. En la persuasión de los padres deberían participar los clérigos sensibilizándolos. Dicho documento se refiere a la dotación de maestros para lo cual los presidentes y las Audiencias buscarían a los sujetos más hábiles. Por lo que hace al perfil que debían cubrir, deberían poseer un dominio de ciertas habilidades, ser dueños de una preparación académica y cultural por encima del promedio y demostrar “pureza de sangre”, es decir, ser españoles de nacimiento o descendencia directa. En dicha real cédula se instruía al virrey de la Nueva España para que no descuidara la fundación de escuelas, tras considerar que: “[…] siendo la educación uno de los principales ramos de la felicidad del estado, se han tomado en todos tiempos según las circunstancias, las providencias que han parecido oportunas a fomentar el establecimiento de escuelas de primeras letras y la concurrencia de los niños a ellas”. (1).

Aunque aquí vale la pena preguntarnos, ¿Los exámenes por oposición para ocupar las plazas de maestros de escuelas de primeras letras, obedecía a una medida para regular la demanda de sujetos que buscaban emplearse como tales, o para cuidar la calidad en el desempeño del trabajo?  Consideramos que lo que se buscaba más bien era esto último. De esta forma, quienes buscaran ser maestros de escuela de primeras letras deberían cumplir con los requisitos fijados por un examen de oposición.

Entre las primeras solicitudes de las que tenemos conocimiento para ganar una plaza de maestro mediante concurso de oposición, está la que presentó el maestro originario de la ciudad de México, Miguel de Hoyos, el mismo que tendría el célebre conflicto con el comerciante Bartolomé Romero, tema que ya abordamos. Al enterarse por medio de los rotulones que se fijaron en lugares estratégicos de la ciudad de Zacatecas, don Miguel, con solicitud en mano redactada por el mismo suplicaba a la “benignidad” de la autoridad municipal ser admitido para participar en el concurso de la plaza de maestro de una de las dos escuelas públicas al que se estaba convocando en el año de 1792. Fue el 24 de febrero de este año cuando se mandó publicar por parte de las autoridades del Cabildo de Zacatecas en lugares públicos de esta ciudad y de las subdelegaciones, anuncios en los que se convocaba a aquellos sujetos que fueran aptos para enseñar a leer, escribir y aritmética y que estuvieran interesados en ocupar la plaza de maestro de escuela de primeras letras que se encontraba vacante en una de las dos escuelas públicas con que contaba la ciudad. Los interesados tenían de plazo hasta el 15 de abril para ser examinados en los ramos citados, siendo el sueldo que ganarían de 200 pesos anuales y la ayuda de casa habitación. (2).

Aunque en su solicitud Miguel de Hoyos menciona que trabajaba en una escuela pública, no menciona en cual. Probablemente dirigía la que se encontraba en la Plaza Villarreal a la que a diferencia de la que se ubicaba en la Plaza del Pirámide, por su ubicación dado que se encontraba en las orillas de la ciudad, acudían menos niños. Pues, en su solicitud, como parte de la exposición de motivos que lo movieron a presentarla hace ver que no tenía “[…] copia de niños que me aparentó mi deseo, y son precisos para sufragar los gastos que origina una familia decente en esta ciudad […]” (3). En la ciudad de Zacatecas, desde que se había fundado y raíz de las bonanzas, así fueran coyunturales, de las minas, la vida era cara. Quien se desempeñaba de maestro requería enseñar a una buena cantidad de niños sobre todo hijos de padres ricos o con solvencia económica, pues los pobres no pagaban, para que con el cobro del semanario poder mantenerse junto con su familia.

Referencias:
AHEZ. Archivo Histórico del Estado de Zacatecas.
1 Contreras Leonel e Ibarra, Hugo, Didáctica e Historia de la Educación en Zacatecas, UPN, Zacatecas, 2005, pp. 102 y 103.
2 Vidal, Salador, Miscelánea. Datos de la Época Colonial correspondientes al periodo 1758_1810, Zacatecas 1972, p. 99.
3 AHEZ. Ondo Ayuntamiento, Serie Instrucción Pública “Solicitud de Miguel de Hoyos para ocupar la plaza de preceptor… op. cit.

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