El texto del Plan Estatal de Desarrollo inicia con el mensaje del gobernador David Monreal Ávila que, entre otras cosas, señala de manera textual lo siguiente:
“El Plan Estatal de Desarrollo 2022-2027 representa el inicio de una nueva era para Zacatecas. Su integración responde al anhelo de una nueva gobernanza, cuya base está en el talento, la capacidad y la participación decidida de las y los ciudadanos.
Ésta será nuestra brújula en la nueva gobernanza, la herramienta de planeación que nos permitirá sacar a nuestro estado de la situación de emergencia que vivimos debido a una década perdida…”.
Pero, al examinar el contenido de dicho Plan, fácilmente se puede concluir que no tiene pies ni cabeza; es una serie de lugares comunes, de propuestas que lo mismo se pueden plantear para cualquier estado de la república, porque son generalidades. Incluso, sin temor a equivocarme, algunos párrafos son copias textuales de documentos de internet y el trabajo mayor consistió en darle el formato adecuado para que no se note que son parches. Y esto lo afirmo sin dejar de reconocer que quizá hubo personas preparadas que hicieron un buen trabajo, pero éste no fue respetado porque simplemente no le interesa a la gobernanza neoliberal.
Este Plan no puede ni debe ser aprobado a pie juntillas, porque es un Plan que no establece metas precisas que la actual administración pretenda alcanzar, es decir, que sean mensurables; para poner un ejemplo, en cuanto al campo, cuántas hectáreas de frijol se sembrarán en estos seis años, cuántas se tecnificarán, cuánto se espera aumentar su rendimiento, cómo se hará, etcétera.
Ahora se entrega el “paquetazo” económico de la gobernanza y resulta que, aunque en el Plan Estatal de Desarrollo, según el gobernador, se “posiciona al campo, la minería, la industria y el turismo como los ejes tractores del desarrollo estatal”, éstos son meros espejismos ramplones.
Resulta que, en el presupuesto de egresos, el campo tendrá un incremento de 109 millones de pesos, es decir pasa de 190 millones a 300 millones en números redondos, mientras que el DIF, a pesar de que se le recorta el presupuesto, tendrá más recurso que el sector agropecuario; nada más y nada menos que más de 382 millones de pesos ¿Esto es posicionar al campo?
En cuanto al turismo, igual. Cuando se dice que será también eje “tractor” del desarrollo estatal, resulta que el tractor va de reversa. Se le reduce el presupuesto y pasa de los 73 millones de este año a 59 millones, en números redondos.
Respecto a los otros dos “tractores”, ¿minería e industria? No pasa de ser una vacilada, cuando nuestros problemas son tan serios. La minería en nuestro estado está en manos de grandes empresas transnacionales y nacionales que, como todos sabemos, sólo dejan migajas, desastre medio ambiental, desplazamiento forzado para las comunidades donde se asientan, bajos salarios y ahora están coludidas con la delincuencia que siembra terror y muerte ¿Qué es lo que va hacer la “gobernanza” al respecto?
Y en cuanto a la industria, ¿qué tractor puede representar? Si solo existen maquiladoras que vienen a sobreexplotar la mano de obra, en condiciones de precarización laboral, como hace un siglo ¿Qué es lo que va hacer la “gobernanza”, si ni siquiera están ligadas a otras empresas locales?
Ahhh pero eso sí, para obras públicas el presupuesto pasa de 351 millones a 953 millones. Ahí está el gran negocio, creo que nadie se chupa el dedo.
Otra gran fuente de corrupción es la que se cobija bajo el manto del “desarrollo social” que de un presupuesto de 199 millones pasa a 501 millones de pesos en números redondos, cuando se entiende que el gobierno federal está atendiendo con infinidad de programas a los sectores más vulnerables de la sociedad.
En fin, aquí por falta de espacio no puedo analizar otros temas tanto del Plan Estatal de Desarrollo como del “paquetazo” económico, pero lo haré desde la tribuna.
