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jueves, 28 marzo, 2024
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Juana y la Catrina

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Por: La Jornada Zacatecas •

Autor: Víctor Hugo García Martínez
(4 CONCURSO DE CALAVERAS LITERARIAS DE LJZ)

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Montada en su caballo, se acomoda su reboso;
va llegando con prisa Juana Gallo a la cantina,
buscando para su sed en los tragos un reposo,
pero no llega sola, la acompaña la Catrina.

Se sientan en un rincón y les llevan un tequila,
y cuando la botella vacían, pregunta la Huesuda:
«Por todos estos rumbos te tienen como intranquila,
pues en bares y cantinas te haces tú la muy ruda” …

«Yo creo que tu fama no es más que puro alboroto.
No creo que haya mujer que tenga esa valentía.
Para mí que es puro cuento, si hasta yo te derroto.
Y que todo el mundo sepa que es pura habladuría».

Doña Juana no se inmuta y, tomando un largo trago,
aclara su garganta, y gritando a todo pulmón:
«Mira Calaca flaca, se me hace que ya estás briago.
Háblame con más respeto o te daré un coscorrón».

«Que entre borrachos o federales, yo les doy por igual;
a ninguno me le rajo, yo sé bien lo que es pelear.
Ni se diga a ti, Calaca huesuda, débil y fantasmal.
Así que prepárate, que el hocico que he de cerrar».

Y agarrando mucho vuelo, estira su arrugado brazo,
pero nada débil, es pellejo duro y correoso.
Lo comprobó la Muerte al recibir el derechazo.
¡Pobre de la parca! Rodó por el suelo polvoroso.

Salió corriendo la Muerte y se arregla la quijada,
mientras grita, a todo lo que dan sus secos pulmones:
«¡Esa Juana sí es de cuidado. Mira que hui asustada.
Con ella ya no me meto, si hasta tiré los calzones!

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