Autora: Ma. de los Ángeles Rosales de León
Residencia: Oaxaca de Juárez, Oaxaca, México
“Vamos a llorar al hueso,
al panteón con sus velitas
a los responsos y rezos
por las Santas Animitas” (1)
I
Por librar la cuarentena,
muchos hombres y mujeres,
por seguir con sus quehaceres,
los agarra, muy sin pena,
la Huesuda en su pepena.
Cargados en carretón,
se los lleva hacia el panteón,
por no seguir un proceso,
ya son muertos del montón.
¡Vamos a llorarle al hueso!
II
Son muchas las calaveras
que se ven en ataúd.
¡Son personal de salud,
de médicos y enfermeras!
Se sacrifican de veras,
dando atención especial
sin la protección formal
ni los medios para eso,
por los contagios del mal
¡Vamos a llorarle al hueso!
III
En la sesión matutina,
reportan los funcionarios
estadísticas a diario.
Toma nota la Catrina
para seguir su rutina
de llenar los cementerios,
pues mientras dure el misterio
de contagios y decesos,
no tendrá combate en serio.
¡Vamos a llorarle al hueso!
IV
Gatell, el subsecretario,
como no tenía madrina
se lo llevó la Catrina
como Jefe Funerario.
En tumbas y campanarios,
guarda su sana distancia,
cuidando que toda instancia
le reporte los decesos
y resguarde las constancias.
¡Vamos a llorarle al hueso!
“Miren cuantas calaveras,
todas de hombres y mujeres,
ya sin dientes y sin muelas
por sus malos procederes”(1)
(1) Guerra de Calaveras, Mateo Rodríguez, Impresor, 1857.
GELITOS
