Autora: Gloria Estefanía Márquez Calvillo
Residencia: Guadalupe, Zacatecas, México
El tema de la muerte es tan trascendental como el de la vida misma en los procesos sociales e individuales. Contribuye a la sistemática construcción de la estructura cognitiva, emotiva del sujeto, así como a su actuar en el día a día. Es remota ensoñación, es temor y sorpresa a lo desconcertante, y también es tema de celebración y veneración; además, viene siempre acompañada de magnífica ironía. He aquí un pequeño aporte:
El paradójico sentido de la muerte
disertaban absortos alumnos y docentes.
Conclusión carnal o tránsito perenne de la mente.
¡Depende del contexto!, gritaban todos irreverentes.
De pronto, lóbregas figuras en el aula aparecen.
Uno exclama que el espíritu en la cultura permanece;
otro, colérico, declara que los sujetos sincrónicos se mantienen.
Penetramos, pues, en el sopor del sueño que jamás se esclarece.
Después, todos regresamos a nuestra oquedad.
Uno, como quien huye del recuerdo inmemorial,
en una zanja de Londres descansa en soledad,
y el otro, con alarido espectral, sentencia que la muerte, como el “yo”, es social.