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jueves, 18 abril, 2024
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Vida académica, administrativa y estudiantil de la UAZ en 1973

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Por: Juan Manuel Rivera Juárez •

1973 fue el año en la historia de la Universidad que se centró en la Autonomía, existía la preocupación permanente de que fuera violentada, sin ella, la Institución no alcanzaría los fines que la historia le había deparado y a los cuales estaba obligada por el bien del pueblo. El momento histórico era crítico y crucial, sin embargo, se consideraba que esa etapa marcaría directrices a seguir para las futuras generaciones, el compromiso que asumió la Universidad fue el de participar en un cambio convulso, doloroso muchas veces, pero siempre con miras de superación en el ámbito económico, social y político. A la Universidad en este proceso le correspondía identificar y preparar a los dirigentes del mañana, que pensaran más en la colectividad y menos en ellos mismos.

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Los estudiantes universitarios manifestaban abiertamente su inconformidad ante ciertas situaciones, las autoridades universitarias aseguraban “que eran muestras de una democracia por construir. Porque jóvenes conformes solo se encontraban en los regímenes totalitarios y en este mundo corrupto e injusto en muchos de los casos el humanismo reflexivo se refleja en rebeldía de las nuevas generaciones. En un país joven, con carencias y dilapidaciones sólo el grito joven intrépido, sano y meditado puede darnos nuevos derroteros que nos aparten del conformismo”.

Ante el crecimiento demográfico estudiantil las autoridades ponían en duda la veracidad del proceso de admisión de los alumnos, consideraban que era probable que se dejaran fuera de las instalaciones universitarias a muchos jóvenes con vocación y aspiraciones de saber. Que debían tener en cuenta que la Universidad estaba ubicada en un medio inhóspito, en donde la naturaleza era reacia a dar frutos, -un lugar en- donde el hombre tenía que luchar a brazo partido para prosperar, lo que explicaba porque muchos jóvenes de las áreas rurales, trataban de lograr su superación y con ella la de sus semejantes, mediante una preparación universitaria. Sin menospreciar la formación práctica, la tesis de la Universidad era que no bastaba la sola técnica para elevar los niveles del hombre, sino que era necesaria la concordancia de humanismo y empirismo.

Los aspectos vinculados con el mundo material no constituían el fin total de la Universidad, la visión institucional estaba unida con los docentes, la cultura y el servicio. A través de la difusión de la cultura se establecían los vínculos con el pueblo, para enseñarle los valores estéticos y hacerlo participar de las excelencias del intelecto humano. Se concebía que la tarea de la Universidad no era sólo su función docente sino como orientadora y guía de su propia comunidad.

En este mismo año, las relaciones entre las autoridades, los alumnos, los maestros y los trabajadores se desarrollaban en un ambiente de comprensión y respeto. En el seno del Honorable Consejo Universitario (HCU) prevalecía un ambiente de libertad, lo que permitía que los representantes expusieran sus tesis defendiendo a los diversos sectores. La Rectoría de la Universidad manifestaba que gracias a ese contacto era evidente que en el seno de esas organizaciones, imperaba un espíritu de trabajo y progreso en los aspectos culturales, sociales y deportivos; hacia los cuales proyectaban su acción e interés por la evolución de la Universidad.

Las autoridades de la Universidad lamentaban el que la asociación de los maestros parecía olvidada por sus integrantes; más hacia votos para que al igual que los estudiantes y trabajadores, se agruparan buscando la superación en los niveles académicos y en los muy justos y personales interés de quienes vivían entregados a la docencia universitaria. El Sindicato de Trabajadores de Servicios Administrativos y Manuales de la UAZ, contaba con el respeto general de las autoridades universitarias, se les proporcionó el reconocimiento necesario y justo para el desempeño de sus labores; realizando algunas modificaciones en los trabajos para obtener mejores rendimientos. 

La relación entre autoridades y sindicato era de cordialidad dentro de un marco de absoluto respeto. La Institución estaba preocupada porque quienes la conformaban comprendieran que sin su activo compromiso y participación no se consumarían los objetivos.  Todos ellos eran parte coadyuvante de la tarea universitaria, y como tal tenían obligaciones que no quedaban en el simple y modesto deber cotidiano, así como la Universidad no podía ser un patrón tradicional. A finales de 1973 se presentó el proyecto de convenio colectivo de trabajo; mismo que sería discutido por la comisión designada por el HCU, los representantes de los trabajadores y la Rectoría.

Ese mismo año se logró un incremento en el subsidio ordinario, realizando un análisis de la situación económica en la que vivían los trabajadores manuales y administrativos y previo el correspondiente estudio del Departamento de Planeación y Programación se plasmó el primer tabulador de sueldos de la Universidad, se consideraron diversos aspectos para que los aumentos de salario ofrecidos a los trabajadores a partir del 16 de junio, fueran lo más justo posibles. El aumento excedía al salario mínimo establecido para el estado de Zacatecas, ratificando que se haría todo lo posible por cubrir a los maestros la percepción a que tenían derecho.

La Rectoría mantuvo contacto permanente con la Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior (ANUIES), realizando pronunciamientos cuando estimó que los principios esenciales de la vida universitaria eran atacados. Como consecuencia del aumento en la demanda estudiantil y la creación de nuevos grupos, la gestión rectoral del Lic. Jesús Manuel Díaz Casas inició con un déficit operativo de cien mil pesos mensuales. La falta de coincidencia entre el año lectivo con el año fiscal repercutía en la vida económica de la Institución. Se recurrió al Patronato Universitario y en particular con su vocal ejecutivo el Ing. Antonio Dovali Jaime para solicitarle que realizara las gestiones pertinentes a efecto de que la Universidad recibiera un subsidio extraordinario de un millón doscientos cuarenta mil pesos, lo que le permitió cubrir los gastos de operación. Dovali Jaime fue un benefactor de la UAZ, en particular de la hoy Unidad Académica de Ciencia Química.

Con el apoyo de algunos egresados del plantel el 26 de mayo se realizó la primera reunión de ex alumnos, quedando a iniciativa de ellos, su constitución y su forma de gobierno. En este año se recuperó una parte de la Colección de Arte Huichol que desde 1963 había salido del Instituto de Ciencias Autónomo de Zacatecas (ICAZ) para ser expuesta en varios países de Europa y del Medio Oriente, la Institución se dolió ante la muerte del maestro emérito y decano Prof. Salvador Vidal García, cuya vida de responsabilidad ejemplar y cariño a la docencia marcó huella en las generaciones que pasaron por sus manos.

Sé parte de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia (LUMAT). Informes:

http://lumat.uaz.edu.mx/; https://www.facebook.com/LUMAT.UAZ; https://twitter.com/LumatUaz.

1Docente Investigador de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia. LUMAT.

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