En los Pre-criterios de Política Económica 2024, que presentó la SHCP al Congreso de la Unión, el viernes 31 de marzo de 2023, contempla una tasa de crecimiento anual de 3% del PIB para el 2023 y 2024. Es un objetivo que no se alcanzará debido a que planea trabajar con un balance primario de – 0.1% del PIB para el 2023 y un superávit primario de 0.7% para el 2024, es decir, que está gastando menos de lo que recauda excluyendo el pago del servicio de la deuda, y en el 2023 es un déficit primario insignificante que no vendrá a revertir el nulo crecimiento que el PIB ha tenido desde fines del 2018 a fines del 2022.
El documento mencionado habla que el crecimiento se dará por el “buen desempeño de los indicadores económicos locales». Continúan con el enfoque neoliberal de que el equilibrio fiscal y la estabilidad cambiaria generan condiciones de crecimiento, sin reconocer que tales políticas han venido predominando desde hace años y no se han traducido en crecimiento económico alguno, sino al contrario, han reducido el crecimiento potencial y nos han llevado a un contexto recesivo inflacionario y con insolvencia creciente.
Los recortes presupuestales que realiza el gobierno para alcanzar el equilibrio fiscal son a costa de reducir la participación del Estado en la economía, que recorta el presupuesto a estados y municipios, así como a la educación, la salud, el desarrollo tecnológico, a la producción de granos básicos, la infraestructura y a las instalaciones y atención a los inmigrantes, el metro, etc., lo cual ha causado daños a la población, además de reducir la actividad económica y originar presiones inflacionarias.
El gobierno con la austeridad fiscal ha llevado a la economía a depender cada vez más de la entrada de capitales, lo que aumenta nuestra vulnerabilidad, como la deuda externa y la extranjerización de la economía.
Los Pre-Criterios señalan que “la inversión pública por medio de los proyectos prioritarios” en el Corredor del Istmo de Tehuantepec, en el Tren Maya y el Tren Interurbano México-Toluca, serán, junto a la relocalización de empresas transnacionales hacia el país, los motores que impulsen el crecimiento. Esos proyectos prioritarios ya tienen cuatro años que iniciaron y no han tenido impacto en la economía, pues ésta no ha crecido en este periodo y la llegada de empresas extranjeras tiene décadas de acontecer y ello no se ha traducido en mayor desarrollo industrial ni de la economía.
El crecimiento económico requiere que el gobierno gaste más y que Banxico baje las tasas de interés y se trabaje con tipo de cambio competitivo, lo cual no está presente en los Pre-Criterios. Se mantiene la austeridad fiscal, así como la política de peso fuerte (tipo de cambio de 18.9 y de 19.2 pesos por dólar para el 2023 y 2024, respectivamente) y de ahí las altas tasas de interés de 11% y de 9.7% para tales años.
Es cuestionable que siga tal política económica en un contexto de contracción económica, y si continúa es debido a que actúa a favor del sector bancario y de aquellos que invierten donde el gobierno deja de hacerlo, así como de los que nos venden productos desde el exterior que se favorecen por el dólar barato, que abarata sus productos, lo que nos ha llevado a tener rezagos productivos que están incrementando precios e importaciones, que actúa en detrimento de los productores nacionales y del empleo formal.
Tal política económica reduce el ingreso de empresas e individuos y aumenta los problemas de insolvencia, lo que compromete la estabilidad bancaria y restringe la disponibilidad crediticia, por lo que se contrae más la actividad económica y menos viabilidad habrá para que los deudores cubran el pago de sus deudas.
No puede continuar dicha política en un contexto donde hay desaceleración de la economía y del comercio mundial que está contrayendo exportaciones, por lo que más se restringirá la economía nacional y seguirá el desempleo, subempleo, la economía informal, la miseria y la delincuencia.
La política económica debe encarar los rezagos productivos y la escasez de productos para reducir la inflación y asegurar condiciones de crecimiento de ingreso para que empresas y familias puedan pagar sus deudas para evitar la inestabilidad bancaria.
Sin expansión del gasto público no se puede crecer. Se debe aumentar el mercado interno para que se estimule el crecimiento de la inversión privada y así, el empleo. Por su parte, Banxico debe bajar la tasa de interés y acompañar el incremento del gasto público para impulsar el crecimiento económico. Las autoridades no deben priorizar bajar la inflación a toda costa. Lo más importante es retomar el crecimiento económico y la generación de empleos y con ello se podría sortear la inflación, la cual es el precio que pagar para salir del contexto recesivo en que se encuentra la economía nacional.
La política fiscal debe atender los reclamos nacionales de crecimiento, empleo y bienestar y no seguir con su equilibrio presupuestal que solo ocasiona daños.
