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martes, 28 noviembre, 2023
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De los dedazos del PRI al Bastón de Mando entregado a Sheinbaum (Tercera parte)

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

Arturo el Negro Durazo Moreno, no fue Presidente de la República ni tampoco necesitó del cargo para hacerse billonario y cometer grandes actos de corrupción durante el periodo de López Portillo; en ese entonces lo antijurídico se aceptaba y se reconocía, junto con algunos cómplices que todavía viven y que ahora, se ofenden a la menor provocación. Desde niño, Arturito el Negro, defendía al zonzo de López Portillo de las peleas escolares, posteriormente, lo flanqueó durante toda su carrera política; ya cuando llega al poder, López Portillo lo nombra General de División sin necesidad de haber tenido carrera militar. Este nefasto personaje priista, cometió muchos crímenes que quedaron impunes y su ejercicio de la función pública se coronó con símbolos que mostraban lo inconmensurable de su corrupción, tal es el caso de El Partenón (Partenón de Durazo), que era una lujosa mansión que se construyó al estilo del Templo de Atenea en la zona turística de Zihuatanejo en el Estado de Guerrero. En su época, el citado inmueble costó 700 millones de pesos (viejos pesos, antes de que le quitaran los tres ceros) y mide aproximadamente veinte mil metros cuadrados; mientas que la clase trabajadora con mucho esfuerzo, se hace de una casita de menos de 80 metros cuadrados que luego, orgullosamente, tienen que pagar en 20 o 30 años. El Partenón de Durazo, tenía entre otras cosas, una discoteca semejante a la del Estudio 54 localizada en Nueva York, contaba con una alberca rodeada de estatuas y, en sus buenos tiempos, tenía faisanes, cisnes, venados de bronce, un elefante de marfil, entre otros importantes detalles como esculturas de mármol, réplicas de la Venus de Milo, Marte, Zeus y, la Minerva. Sorprendentemente el hijo del multicitado corrupto, reclamó dicho inmueble, sin embargo, en 2019, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cedió los derechos del Partenón al Gobierno del Estado de Guerrero. Otras corruptelas cometidas por este personaje, fue la de institucionalizar las mordidas que le exigían a la ciudadanía, es decir, los elementos a su cargo, eran puestos en lugares estratégicos en los que sus oficiales debían de entregar el dinero de los sobornos a los superiores y, estos a su vez, al Negro Durazo. Así, se permitió la operación de secuestradores, carteristas, vendedores de drogas y otras formas de delincuencia que operaron con toda libertad, siempre que cumplieran con su mochada diaria. Creó corporaciones policiacas alternas, que constituían temibles organizaciones hechas para promover la corrupción y castigar a quienes no contribuían con su diezmo so pena de torturar y matar si era de necesario, tal es el caso de la Dirección de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia. El nefasto Durazo, promovió que le dieran un doctorado honoris causa por la Universidad de Álica, pues necesitaba el grado para enaltecer aún más, su ego y su inmensa ambición. El Negro, tuvo el camino libre para hacer y deshacer en la Ciudad de México, incluso creó un centro clandestino de tortura ubicado en el Hotel La Posada del Sol, ahí se torturó y se asesinó a mucha gente, incluyendo líderes estudiantiles; dicen que tenía un médico para que cuando se les pasaba la tortura y de pronto moría el desafortunado individuo, el médico lo revivía para seguir siendo lastimado. En el periódico El Clarín Internacional, se narra la siguiente anécdota: un reportero de una radio enfrentó al Negro por una serie de denuncias y este le contestó: a ver cabroncito, cuál pinche corrupción, aquí no hay ni madres de corrupción, venga pa acá; acto seguido, Durazo se lleva al periodista a un cuarto lleno de sacos con cientos de sobres llenos de dinero, producto de los sobornos y le dice: Métale la mano cabrón y lo que agarre es suyo; el reportero metió ambos brazos y cargó con lo que pudo; Durazo le dice al salir: Ya vio mi cabrón, que aquí no hay ni madres de corrupción. De esta forma, garantizó el silencio de los medios de comunicación y de otras instituciones que se atrevían a encararlo sobre los múltiples actos ilícitos que cometió junto con su banda de criminales. Arturo el Negro Durazo, no necesitó tampoco ningún bastón de mando, tal vez, se hubiera burlado de dicha insignia, su mejor virtud fue ser amigo del Presidente López Portillo y su mejor escenario fue la gran marejada de corrupción e impunidad que prevaleció en el régimen priista y que motivó que la oposición, los medios de comunicación y hasta el clero, fueran ciegos, mudos y sordos ante la lamentable situación de México. Sigo la próxima semana con Miguel de la Madrid Hurtado.

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