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sábado, 11 mayo, 2024
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Vida académica, administrativa y estudiantil de la UAZ en los años noventa (Parte 17)

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Por: Juan Manuel Rivera Juárez •

A inicios del año 1993 se consideraba que la formación de profesores de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) era el talón de Aquiles a pesar de ser el requisito y la condición para que la Universidad desarrollara en forma satisfactoria y adecuada sus funciones de docencia, investigación y extensión, así como la difusión y pertinencia social. La Institución tenía el reto y la exigencia de mejorar y superarse para acceder a la excelencia y superación académica, lo que no era posible logar por decreto. Para alcanzar resultados efectivos y significativos, se requería la implementación de un programa apropiado, que, entre otras características, debería tener coherencia, sistematicidad, organicidad y continuidad, sin faltar la participación y corresponsabilidad de la comunidad docente para su planeación, organización e implementación.

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Se resaltaba que si la formación del personal docente lograba superar el umbral del escepticismo y la indiferencia de los docentes, sin duda que en el corto plazo los efectos serían evidentes y manifiestos. El docente al formarse y actualizarse llevaría tales conocimientos a los contenidos programáticos de las disciplinas que impartía y de ello se beneficiarían los estudiantes con la información actualizada, relevante y significativa. Se consideraba prioritario para el programa la formación de profesores, el capacitarlos y habilitarlos con herramientas mínimas pero básicas de la didáctica y de la pedagogía; pues la metodología para conducir el proceso de enseñanza-aprendizaje, era otra demanda sentida y manifiesta, no sólo por los docentes, sino principalmente externada por los estudiantes.

Se enfatizaba que, si la actualización disciplinaria se llegara a lograr, en forma paralela con la formación didáctico – pedagógica, se estarían tocando los umbrales y las fronteras de la superación académica y la educación de excelencia; consumado esto, tan sólo haría falta un elemento: el convencer, motivar y seducir a los estudiantes para que tomasen en sus manos y bajo su responsabilidad el proceso de aprendizaje, ello les implicaría y los obligaría a asumir su parte de trabajo para complementar la labor formativa e informativa. Se cuestionaba la falta de interés y voluntad de los maestros universitarios por asistir a los procesos de capacitación y actualización; las autoridades correspondientes para evidenciar el interés y voluntad daban a conocer los siguientes datos: en 1991 se implementaron 107 cursos, equivalentes a 3 mil 437 horas aula beneficiando a 2 mil 098 maestros; en 1992 se implementaron 124 cursos, equivalentes a 3 mil 479 horas aula, beneficiando a 3 mil 479 maestros. Los cursos se distribuyeron de la siguiente manera: Administración Curricular 22, con el beneficio de 517 maestros; Profesionalización de la docencia 56, beneficiados 972 maestros y Diplomados/Especialidades 46, benefició a mil 598 docentes.

En el año de 1993 era notorio el mejoramiento en el nivel académico de los maestros universitarios, proceso que podríamos considerar que inició aproximadamente en 1988. Los siguientes datos hablan por sí solos. Docentes con doctorado en 1984 – 6, en 1992 – 25; docentes con maestría en 1984 – 25; en 1992 – 287 docentes con especialidad en 1984. 23 en 1992, 60; docentes con licenciatura en 1984,  695 en 1992, 803 docentes pasantes de Licenciatura en 1984, 230, en 1992, 86 y docentes con otros estudios en 1984, 129, en 1992 eran  39.

En una entrega anterior se comentó sobre la realización de un diagnóstico para conocer a fondo la situación de la Investigación y el Posgrado en la Universidad. Del mismo se desprendió la siguiente problemática: una ausencia de definición institucional de líneas, políticas, prioridades y metas; la falta de programas de formación de investigadores y normas institucionales para el desarrollo de la investigación, y la no traducción de los resultados de la investigación a propuestas que impactarán en el desarrollo científico tecnológico de la entidad. Para enfrentar la problemática a inicios del año de 1993 se convocó a un taller para la Normatividad de la Investigación y el Posgrado. En dicho taller se presenta una propuesta de reglamento –elaborada por el colectivo de la Dirección de Instigación y Posgrado–, el cual fue aceptado, luego de su análisis.

La propuesta contemplaba lo relativo a la estructura y funciones de la Dirección; a los reglamentos de los investigadores; de los departamentos, unidades, institutos, núcleos y centros de investigación; de la Comisión de Bioseguridad para la Investigación y el Posgrado, y de la Comisión Mixta de Higiene y Seguridad. También se exponía lo relativo al reglamento de estudios de posgrado, y para la presentación, desarrollo y superación de los proyectos de Investigación y Posgrado, y sobre la asistencia a eventos por parte de los investigadores y docentes del posgrado. Además el reglamento incluía lo referente a los procedimientos para la creación de nuevas opciones de posgrado, así como los procedimientos administrativos para ejercer apoyo corriente y específico en las diferentes instancias de investigación y posgrado de la Casa de Estudios.

El 17 de marzo de 1993, se suscribió la firma del contrato de prestaciones de servicios profesionales entre la UAZ y el despacho Valuaciones Actuariales, cuyo propósito era elaborar el estudio que permitiría conocer los recursos económicos que requería el Fideicomiso Tripartita (UAZ – SEP – Sindicatos Universitarios) para garantizar a los trabajadores universitarios el pago de las diferencias entre las prestaciones otorgadas por el ISSSTE y las estipuladas en los Contratos Colectivos de Trabajo vigentes en la Institución. El Rector expreso que esa acción era especialmente importante no sólo porque se cumplía con un compromiso pactado, si por ser el punto de partida para contar con los elementos técnicos suficientes para solucionar el problema de la satisfacción de las conquistas y prestaciones económicas, alteradas por el ingreso al ISSSTE. Además señaló: damos formalidad y seriedad a las relaciones bilaterales con los sindicatos universitarios (STUAZ y SPAUAZ).

Por su parte el Secretario General del SPAUAZ, luego de señalar la voluntad concertada de ambas partes, indicó que del estudio se esperaban resultados satisfactorios para ejercitar el convenio del Fideicomiso y alimentarlo. De las cláusulas del Contrato Colectivo destaca que los primeros estudios se tendrían en un tiempo máximo de tres meses a partir de la fecha de la firma.

Se parte de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia (LUMAT). Informes:

http://lumat.uaz.edu.mx/; https://www.facebook.com/LUMAT.UAZ; https://twitter.com/LumatUaz.

1Docente Investigador de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia. LUMAT.

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