En el marco de la VI Sesión Ordinaria del Consejo Nacional de Morena, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo dirigió una carta a la dirigencia y militancia del partido, en la que reiteró el compromiso con los principios que dieron origen al movimiento y exhortó a mantener el rumbo ético, la cohesión interna y la cercanía con la ciudadanía. Además, expresó una postura firme contra el nepotismo, enviando una señal clara al excluir de las aspiraciones políticas a figuras como Saúl Monreal Ávila, hermano del actual gobernador de Zacatecas, David Monreal, quien ya comenzaba a posicionarse como posible candidato.
Desde las primeras líneas, Sheinbaum enfatizó la importancia de recordar el origen de Morena, cuya historia se remonta a décadas de lucha social protagonizadas por distintas generaciones de mexicanas y mexicanos. Se refiere a la formación del movimiento como el resultado de una convergencia de luchas: estudiantiles, campesinas, obreras, por la democracia, contra el autoritarismo, la corrupción y el neoliberalismo.
Este proceso, recordó, encontró su figura aglutinante en Andrés Manuel López Obrador, a quien describe como un líder social y político con visión, principios y una cercanía auténtica con el pueblo. La carta destaca el papel histórico de López Obrador, no solo por su liderazgo en las urnas, sino por su ética en el ejercicio del poder, subrayando que nunca traicionó la confianza del pueblo y que su legado será duradero.
Sheinbaum reconstruyó también el proceso de institucionalización de Morena: desde su creación como asociación civil en 2011, su transformación en partido político tras una consulta nacional en 2012, y su consolidación en 2014 al obtener el registro oficial. La presidenta se muestra orgullosa de los logros alcanzados en tan solo una década: en 2015, Morena obtuvo el 9% de la votación en su primera elección, y en 2018 ganó la presidencia. En 2024, bajo su liderazgo, se alcanzó cerca del 60% de la votación nacional, se conquistó la mayoría calificada en ambas cámaras legislativas, y se amplió el control territorial con 23 gubernaturas y la jefatura de gobierno de la Ciudad de México. La elección, además, tuvo un carácter histórico por tratarse de la primera vez que una mujer es electa presidenta del país.
Más allá de los logros, la carta tuvo como propósito principal advertir sobre los riesgos que enfrenta el Movimiento al haber alcanzado el poder. En ese sentido, Sheinbaum expuso lo que llama principios ético-políticos que deberían guiar la vida interna de Morena. En primer lugar, destaca el valor de la unidad como base de la fuerza política del partido. La unidad, señala, debe sustentarse en principios, no en pactos oportunistas, y debe evitar tanto el sectarismo como el pragmatismo sin ideología. Critica a la derecha mexicana por su falta de cohesión y llama a las fuerzas progresistas a mantenerse firmes y coordinadas frente a amenazas externas.
La presidenta también lanzó un llamado a la humildad. Se opone con fuerza a la frivolidad y la ostentación dentro de las filas del partido. Condena prácticas como el uso de helicópteros privados, el lujo en la vestimenta, el trato despectivo hacia los ciudadanos o la excesiva seguridad personal. Reivindica un estilo de vida modesto, centrado en la cercanía con el pueblo, la honestidad y la sencillez. Asimismo, rechaza el turismo político y las giras internacionales sin justificación de los legisladores, insistiendo en que el deber de los representantes populares es estar con la gente, en el territorio.
Otro de los ejes centrales de la carta es la firme postura de Claudia Sheinbaum contra prácticas como el nepotismo, el influyentismo y el amiguismo. Al respecto, la presidenta enfatizó: “Que nunca se permita el amiguismo, el influyentismo y el nepotismo. Es indispensable que, aunque la Constitución prohíbe candidaturas inmediatas para familiares hasta el 2030, Morena lo adopte desde 2027”.
Esta declaración envía un mensaje contundente hacia el interior del partido y tiene implicaciones directas en casos específicos. Tal es el de Saúl Monreal Ávila, quien, a pesar de haberse perfilado como aspirante al gobierno de Zacatecas, queda fuera de la contienda por ser hermano del actual mandatario estatal. De este modo, la expansión de redes familiares en cargos de elección popular, al menos en el plano discursivo, queda claramente desautorizada.
Igualmente, rechaza que el partido se convierta en un apéndice del Estado; plantea que la organización partidaria debe mantener su autonomía, fortalecerse desde las bases, y seguir articulando la movilización social.
En materia de formación política, sugiere consolidar el instituto del partido, difundir materiales pedagógicos y fomentar el conocimiento profundo de la historia de México, de la Cuarta Transformación y del pensamiento humanista mexicano. Advierte que la militancia debe tener claridad ideológica y conciencia del sentido de su lucha. Asimismo, sostiene que la selección de candidaturas debe seguir realizándose por medio de encuestas transparentes y metodológicamente sólidas, respetando los estatutos del partido. Se opone al uso de espectaculares, campañas de odio y promoción personal con recursos públicos, insistiendo en que la comunicación política de Morena debe seguir siendo austera, directa y casa por casa.
Claudia Sheinbaum cerró su mensaje con una definición de identidad colectiva. Morena, dice, es un partido-movimiento formado por humanistas que aman profundamente a México.