■ Convoca a la gente a que el acontecimiento que se conmemora sirva para hacer una reflexión
■ “La historia es solamente una aproximación a la realidad”, advierte Campuzano Rosales
“Indudablemente la guerra persigue un objetivo que es aniquilar al adversario. La vida del ser humano pasa a un segundo plano (…) La guerra es una prolongación de la política y obviamente la política no tiene moral y la guerra tampoco (…) es complicado hablar de las bajas, y precisamente por eso le pido una disculpa al auditorio de manera personal, sobre todo a todos los zacatecanos que están presentes, porque hablar del ‘arte de la guerra’ y definir (a la Batalla de) Zacatecas como una lección desde el punto de vista de la ciencia de la guerra es muy complejo cuando nos duele tanto a 100 años”.
De esta manera dio respuesta Antonio Campuzano Rosales, historiador de la Secretaría de la Defensa Nacional, a la pregunta sobre las bajas civiles y aun militares, derivadas de nueve horas de conflicto armado que han pasado a la historia como la Toma de Zacatecas, iniciada el 23 de junio de 1914 a las 10 de la mañana.
Campuzano Rosales reiteró estas disculpas en diversos momentos de su conferencia magistral La batalla de Zacatecas a través del Diario de operaciones del general brigadier Felipe Ángeles Ramírez. Una aproximación a la historia militar, ofrecida la noche del 5 de junio en el patio central del Museo Zacatecano.
Esto, por tratar de manera técnica y únicamente desde la perspectiva de la doctrina militar, un asunto que para los civiles tiene diversas connotaciones.
Señaló el elevado costo en vidas de civiles y efectivos, del que sin embargo, precisó, no se tienen “cifras exactas ni me atrevería yo a darlas. En el Archivo Histórico Militar de la Secretaría de la Defensa Nacional no tenemos documentación para hacer una inferencia cercana a una realidad histórica y por eso no le puedo contestar su pregunta como quisiera”.
Producto de estas observaciones, el historiador posgraduado en la UNAM y docente de la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea, convocó por ello a que el acontecimiento que se conmemora sea visto como “una reflexión para todos los mexicanos”.
Situado en el enfoque militar expuso puntualmente los porqués para considerar a la Batalla de Zacatecas como un hecho de guerra “perfecto”, en el que se cumplen los dos objetivos de una batalla clásica: “la toma de la plaza y el aniquilamiento del enemigo”, sustentado en los cumplimientos de las fases del combate y en una serie de principios del arte de la guerra.
Advertido el auditorio de que “la historia es solamente una aproximación a la realidad”, pues según diversas fuentes existen diferencias de cifras y lugares, el militar auxiliado del Diario de operaciones del general brigadier Felipe Ángeles Ramírez, además de manuales de doctrina militar de la época de la Revolución y el Porfiriato, que señaló, no han cambiado tanto hacia nuestros días, se propuso responder a las preguntas:” ¿Qué es una batalla?, ¿en este hecho de armas se cubren las fases del combate, en este caso ofensivo? y ¿se aplicaron los principios del arte de la guerra en este caso?”.
La batalla, expuso, “es una lucha entre dos núcleos o fracciones importantes de fuerzas enemigas obrando (cada una), bajo un mando único. La batalla es el acto decisivo de la guerra, el fin para el que se ha creado el ejército y no tiende a otro objetivo que a la destrucción de las fuerzas del adversario”.
En este caso dijo, se tuvo por un lado al ejército constitucionalista integrado por la División del Norte y la División del Centro. La última encabezada por Pánfilo Natera, se subordinó a las órdenes del jefe militar de la primera, Francisco Villa. En total estas fuerzas sumaban 23 mil efectivos y 39 piezas de artillería.
Encabezando la columna de operaciones del ejército federal se encontraba Luis Medina Barrón, apenas nombrado divisionario en junio de 1914. Sus efectivos sumaban 12 mil soldados y 12 cañones.
La integración del general Felipe Ángeles a la División del Norte, comentó, cambio la forma como esta operó. El egresado del Colegio Militar a quien se encargó la estrategia de esta batalla, estaba consciente de los errores cometidos por Villa en la Toma de Torreón a principios de abril de 1914, pues en ella logró tomar la plaza pero las fuerzas de la División del Nazas lograron escapar, lo que provocó una persecución que le costó librar dos o tres batallas más a fin de poderla aniquilar.
Otro elemento considerado por Ángeles, fue el antecedente que en Zacatecas se tuvo en 1871 de una batalla donde el general de brigada Sóstenes Rocha, tomó la plaza por asalto a través del Cerro de La Bufa, hecho que le sirvió de modelo para pensar su Plan de operaciones en junio de 1914, mismo que concertó con Pánfilo Natera y Tomás Urbina, este último hombre de todas las confianzas de Villa.
Desde la perspectiva de estudiosos, incluido el propio Felipe Ángeles y en su demostración puntual el capital Campuzano Rosales, “la batalla (de Zacatecas) se condensa en un ataque de las dos armas en concierto armónico, la salida sur tapada y la reserva al este para dar el golpe de mazo al enemigo en derrota”, por lo que se considera como un hecho de guerra clásico.
Efectivamente puntualizó el historiador militar, el Ejército Constitucionalista cumplió en su estrategia las fases del combate: la marcha de aproximación, la toma de contacto, el empeño, el ataque, el asalto, la explotación del éxito y la persecución, pero también los principios del arte de la guerra: la unidad de objetivo y continuidad en la acción, la acción ofensiva, la concentración y economía de fuerzas, la maniobra, la seguridad, la sorpresa, la sencillez, la coordinación y cooperación.
Produjo así, los dos objetivos que se perseguían, la toma de la plaza con el consiguiente triunfo de la Revolución y un saldo que registró la captura de 12 mil fusiles tipo máuser, 12 cañones y algunas ametralladoras.
Las bajas ascendieron a 4 mil 837 hombres, esto según datos citados por Pánfilo Natera, pero se estima pudieron rebasar los 5 mil 500. Se produjeron 3 mil heridos y 2 mil 500 prisioneros con lo que se cumplió el segundo de los propósitos con contundencia: el aniquilamiento del enemigo.
Para la realización de la conferencia magistral impartida por Campuzano Rosales, confluyeron la Delegación en el estado de Zacatecas del Instituto Nacional de Antropología e Historia, y el Instituto Zacatecano de Cultura a través de su Subdirección Enseñanza e Investigación y Sedena.