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viernes, 19 abril, 2024
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Las (falsas) salidas en 2018 (de la pluralidad)

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Por: Carlos E. Torres Muñoz •

Se ha derivado un falso debate en la agenda política nacional, alimentado por amplios sectores de la clase política: el de haber para la elección de 2018 solo dos opciones entre las cuáles elegir: Andrés Manuel López Obrador o cualquier otra expresión, que, entre propios y extraños, se identifica como la continuidad de institucionalidad y legalidad, o el status quo actual. Yo disiento, aún contra cualquier lógica de la realpolitik, pues me resisto a creer que en una democracia como la nuestra, que si bien apenas es electoral-competitiva, es cada vez más, evidencia clara de la pluralidad que existe hoy en la sociedad mexicana.

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Si el extinto paradigma de un partido que aglutinaba a todas las expresiones, salvo minoritarias excepciones, fracasó hace ya más de tres décadas por sostener esta impresentable tesis, también debe darse por descartada esta otra, que no es sino una aceptación, preocupante por demás, del fracaso no solo de nuestra democracia, sino de nuestra propia diversidad y complejidad nacional.

Es importante sostener que aun cuando parecieran islotes, hay alternativas, que si bien quizá no cuenten con la estructura para-electoral, en términos de la costumbre política mexicana, cuentan con simpatías que podrían despertar el interés de porcentajes considerables de ciudadanos. Ahí están, por ejemplo los proyectos ciudadanos que pretenden impulsar candidaturas independientes, con el respaldo de intelectuales (como Álvarez Icaza), o políticos hoy sin partido (como Ríos Píter) e incluso lo que se ha llamado la Cuarta Vía. Si bien es dudoso que les alcance para estar entre los punteros finales de la elección de junio de 2018, sí para representar amplios grupos de nuestra pluralidad social.

En este mismo sentido, es claro que la segunda vuelta no es una salida que permita legitimidad alguna, pues una mayoría electoral del cincuenta por ciento más uno, no necesariamente, es incluso de dudarse, que significará el mismo porcentaje del padrón electoral completo. Tampoco significa un avance, pues las elecciones no son en exclusividad, el único proceso que deba generar legitimidad, sino el más importante: el ejercicio mismo de gobierno. Coincido con quien dice que las mayorías legislativas, pueden generarse haciendo política a través de un Gobierno de Coalición.

Si algo revelaron las elecciones de 2015 y confirmaron las del 2016, es que vivimos en una época en el que la pluralidad, luego de que pareciera que retrocedía, ha continuado avanzando irreversiblemente.  Así pues, querer encasillar en dos posiciones aglutinadoras a todas las que hoy existen en el universo político, me parece esa sí, una agresión contra la democracia representativa.

Nuestros graves problemas merecen más que una línea paralela de propuestas, requieren de una amplia participación y gama de alternativas que nos permitan llegar a una articulada coalición de causas, más allá que de personajes. Ni la propuesta mesiánica personalista ni la carente de innovación y realidad son suficientes, es más, son peligrosas pues podrían detonar aún más el descontento de la sociedad hacia la cosa pública, lo que nos llevaría a un peligroso momento histórico.

Ni la desigualdad ni la corrupción y menos aún la evidente carencia de un sólido Estado de Derecho, son problemas a los que hoy alcance propuestas simplistas, al contrario: llegó la hora de deliberar con seriedad, responsabilidad y tolerancia; de diseñar estrategias innovadoras, modernas y conciliadoras entre el Estado y la ciudadanía; el 2018 no es un punto fatal, pero sí quizá una de las últimas oportunidades que le quedan a las instituciones de ser funcionales y responder a una sociedad cada vez más desesperada por encontrar soluciones a sus problemáticas cotidianas y de largo plazo: seguridad, empleo, combate a la corrupción, educación, oportunidades para el desarrollo humano, en fin, esa larga lista que de una u otra forma todos conocemos y que, conforme pasan los meses, más urge no solo atender, sino resolver de manera inteligente e integral.

Renunciar a la pluralidad de alternativas, tanto electorales como políticas, nos impedirá ver más allá de la costumbre y la simulación, que hasta el día de hoy, no nos ha permitido alcanzar los objetivos que nos trazamos hacer ya un buen tiempo.

 

@CarlosETorres_

www.deliberemos.blogspot.mx

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