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viernes, 26 abril, 2024
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Daño a un Patrimonio sin resguardo

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Por: LUIS MURO •

La Gualdra 512 / Patrimonio Cultural

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En el último mes del año de 1834 y siendo Francisco García Salinas gobernador del Estado, Jerez deja de ser Villa y se le otorga el título de Ciudad, haciendo referencia a la calidad de sus edificaciones y de sus habitantes.

Así, la calidad de sus edificios ha jugado un papel importante a través de los siglos volviéndolo un referente de arquitectura provinciana en la región, con claros ejemplos coloniales y valiosas construcciones neogóticas. Esta característica espacial fue decisiva para su inclusión en el 2007 dentro del programa Pueblos Mágicos como el primero en el Estado.

Hace aproximadamente dos décadas, el entonces titular de la Junta de Protección y Conservación de Monumentos y Zonas Típicas del Estado de Zacatecas, y haciendo alusión que Jerez era en esos momentos uno de los 7 municipios cuyos centros históricos eran regulados por esta dependencia, me comentaba que cuando una persona es propietaria o adquiere una finca en un área protegida por la Junta, no solo obtenía un bien inmueble sino un compromiso.

Ese compromiso era conservar el legado patrimonial arquitectónico de cada ciudad cuidando los elementos que le han otorgado identidad y valor con el paso de los años, no solo reflejado en las fachadas sino preservando la construcción interior, siempre siguiendo las normativas y lineamientos establecidos en la conocida como Ley de Monumentos.

El trabajo hecho por la Junta siempre ha tenido señalamientos que indican desde autorizaciones de proyectos condicionados al amiguismo o compadrazgo; un fachadismo que responde a un criterio personal de quienes aprueban proyectos sin importar la afectación que pueda tener el habitante de la vivienda que al final debe ser el principal beneficiado; y quizá el más peligroso de todos: el desconocimiento de quienes se encargan de validar las propuestas, esto no en el sentido de ignorancia como profesionistas, sino de desconocer a fondo la historia y evolución morfológica de cada centro histórico protegido y querer aplicar colores, criterios y proporciones de la ciudad capital en todos los municipios, sin respetar la vocación y evolución de cada pueblo y que dieron lugar a las construcciones que se pretenden proteger. 

Pero más allá de los señalamientos que se le hagan a la Junta, desde su creación esta ha sido un pilar fundamental en la conservación de los perímetros protegidos, su trabajo es loable y salvo algunas excepciones siempre se ha enfocado en preservar la arquitectura de cada pueblo. Una dependencia gubernamental necesaria que pueda regular e impedir afectaciones a edificios particulares, pero que son propiedad del patrimonio de toda una ciudad. Desde el reciente cambio de Gobierno Estatal, la Junta no ha tenido el nombramiento de un titular ni de los vocales que en conjunto dan validez a las solicitudes de modificación, así como la cancelación de alguna obra por mala práctica o falta de permiso.

En el lado norte del Jardín Principal de Jerez, se ubica una finca que desde su construcción fue casa habitación hasta finalmente ser adecuada en años recientes como hotel, quizá uno de los usos más propicios para la conservación de una finca con carácter de vivienda. En los primeros días del 2022 se colocaron lonas sobre su fachada publicitando el negocio ahí ubicado y cuando fueron retiradas quedaron expuestos en la fachada unos vanos hechos con el fin de colocar ventanas para un entrepiso del edificio. Estas modificaciones no respetan los lineamientos indicados en la Ley de Monumentos, ni en su formato horizontal, ni en la separación entre canteras, en el uso de chapa de cantera que está prohibida por la Ley y sobre todo no se respeta el propio valor del edificio al ser ubicadas sin estética ni sentido del orden.

Mencionaba que la Junta muchas veces no consideraba al usuario de una vivienda en sus decisiones, pero en el caso de edificios con giro comercial lo ideal sería que el propietario beneficiara su producto y no afectara una fachada al intervenirla sin asesoría especializada y validación de las autoridades correspondientes.

¿Quién debe ser el encargado de frenar estos daños a la imagen de una ciudad? ¿Quiénes son los responsables? ¿Los habitantes por no levantar la voz ante el daño sobre un patrimonio que les pertenece como sociedad, las autoridades municipales por no tener injerencia en estos temas, las autoridades estatales que dejan al organismo indicado sin el poder para impedir estos actos, o de los propietarios que en busca de un beneficio económico demeritan su propio patrimonio al afectarlo sin el menor criterio y el peor sentido del gusto?

Estaría la justificación de que cada quien puede decidir sobre sus propiedades, pero nunca se debe olvidar cuando se está formando parte de un entorno que pretende conservar su autenticidad y valor.

El daño ya está hecho, pero no es irreparable. Lo más viable es que los propietarios reaccionen ante el daño y detrimento que le ejercen a su propia finca replanteando esas ventanas en cantidad, dimensiones, proporciones y ubicación sobre el paramento, permitiendo una integración armónica con el propio edificio y del entorno en el que se encuentra, del cual son parte importante. Aunque lo ideal sería retirar las ventanas y chapa de cantera, tapiando los vanos y regresándole al edificio su aspecto original.

No se debe olvidar que una propiedad construida en un Centro Histórico se convierte por derecho en Patrimonio de esa Ciudad y de sus habitantes.

* Arquitecto de profesión, maestrante en Ciencias de la Arquitectura con Orientación al Patrimonio Edificado por la Benemérita Universidad de Guadalajara.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la-gualdra-512

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