El sol, inclemente, azota la tierra colorada y los campos de cultivo (unos visiblemente afectados por la sequía y otros que tienen la suerte del riego tecnificado) ubicados en la zona limítrofe entre los municipios de Enrique Estrada y Fresnillo; ahí yacen con hambre, sed y esperanza de una mejor vida mil 600 migrantes (según cifras que dio a conocer el Gobierno del Estado) que fueron abandonados a su suerte.
“Ustedes no tienen derechos”, les dijeron agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) que, de acuerdo con testimonios de los migrantes, intentaron bajarlos del tren por la fuerza, incluso a varios niños, hasta que desistieron por el barullo que se había generado y por las grabaciones con celular que ya los rodeaban.
El jueves, niños, jóvenes y adultos provenientes de Venezuela, Honduras y Haití tomaron el tren en Irapuato, Guanajuato, con la intención de llegar a la frontera de Ciudad Juárez, Chihuahua, donde pedirían una cita en el Consulado General de los Estados Unidos con la ilusión de ser admitidos en ese país como asilados políticos.
La travesía inició y, alrededor de las 20 horas, el tren se detuvo en Aguascalientes y agentes migratorios rodearon el tren. Ahí permanecieron un rato, pero al final les permitieron continuar. Horas después, casi a la medianoche, nuevamente el maquinista ferroviario interrumpió la marcha en un lugar alejado, solitario y de difícil acceso, pero ahora desconectó los vagones y se fue.
La noche fue fría y, por la mañana de este viernes, algunos niños mostraron evidentes síntomas de enfermedades respiratorias que más tarde intentarían mitigar con medicamentos básicos que llevaron ambulancias de diversas instancias.
El tren quedó varado justo frente a una toma de agua utilizada para el riego de una zona de cultivo; el dueño la abrió durante toda la mañana y muchos migrantes aprovecharon para asearse o lavar un poco de ropa, mientras que otros más esperaban bajo el tren la llegada de personas que les apoyaran con comida, agua o ropa, o de alguna autoridad que les diera información sobre su situación y que, en el mejor de los casos, les notificara que podían seguir con su viaje.
Rober, proveniente de Venezuela, relató que, al momento de ser abandonados, agentes migratorios los rodearon, pero al momento en que empezaron a grabarlos desistieron y después quedaron solos en ese lugar.
“Los niños están pasando hambres. Hemos comido mazorca y un poco de arroz con tortilla que nos dieron y nos sentimos como secuestrados. Nosotros no queremos quedarnos aquí, queremos llegar a la frontera y que Estados Unidos decida si nos deporta o nos recibe, pero no queremos quedarnos acá”, dijo.
Más de 30 días de travesía
Muchos de los migrantes que viajan en este tren llevan más de 30 días en su travesía desde sus lugares de origen, tiempo en el que han padecido no sólo hambre o frío, sino también enfermedades, muertes y extorsiones de parte de los agentes migratorios en diferentes puntos de la República.
“Por eso pedimos que nos ayuden a llegar a la frontera o cuando menos a un pueblo donde uno se sienta seguro, porque aquí estamos a la deriva y no sabemos qué nos pueda pasar en la noche. Y si nos van a tener aquí, que nos pongan la policía para que nos resguarden, porque aquí nos sentimos inseguros”, dice Rober.
En el transcurso del día, pobladores de comunidades de Calera, Enrique Estrada y Fresnillo acudieron a entregar alimentos, agua y ropa; al momento de su llegada, hordas de migrantes se acercaban para recibir algo que les ayudase a tener lleno el estómago, pero lo hacían de manera desordenada y muchos se aprovechaban de la situación para arrebatar y obtener más productos.
“¡Son unos lambucios!”, gritó un joven de no más de 20 años de edad. “¿Qué significa esa palabra?”, pregunté. “Que son unos muertos de hambre y no tienen empatía”, respondió, mientras una mujer al lado que observaba la escena, con lágrimas y las manos sobre el rostro, expresó: “qué tristeza”.
“Le pedimos a México que tenga poquito de piedad. Al gobierno de aquí de México, me van a disculpar, lo que le gusta es agarrarnos y devolvernos hasta Tapachula. A pesar de todo, el 70 por ciento de la población mexicana es muy buena, todos aquí tenemos ropa que nos han regalado y lo que hemos comido es porque nos han regalado comida”, dijo otro migrante.
DESDE 2018 HASTA AGOSTO DE 2023,
SE HA RECIBIDO CASI MEDIO MILLÓN
DE SOLICITUDES DE CONDICIÓN DE REFUGIADO
Según información proporcionada por la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas de la Secretaría de Gobernación (SEGOB) respecto a las personas solicitantes de la condición de refugiado, desde 2018 y hasta agosto de 2023 se ha recibido casi medio millón de solicitudes (489 mil 29).
Sólo en 2022 se recibieron 118 mil 570 solicitudes de la condición de refugiado; mientras, entre enero y agosto de 2023 se han recibido 99 mil 981 solicitudes y se espera que, para fin de año, se supere la cifra del año pasado.
Asimismo, la mayoría de los solicitantes son nacionales de Haití (34.7 por ciento), Honduras (26.6 por ciento) y Cuba (10.2 por ciento), los cuales representan 72 por ciento del total.
A julio de 2023, las personas nacionales de Venezuela representan la mayoría en los eventos de presentación ante la autoridad migratoria (26 por ciento), seguidas de Honduras (15 por ciento) y Guatemala (12 por ciento); también se identifican personas del sur del continente, como Ecuador (10 por ciento), Colombia (4 por ciento) y Brasil (2 por ciento); otras de El Caribe (Haití, 6%, y Cuba, 2%), y unas más extracontinentales, cuya participación en los flujos representa entre 1 y 2 por ciento (India, China, Mauritania, Senegal y Uzbekistán).
