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sábado, 18 mayo, 2024
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La política del pararrayos

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

Supongo que usted también quiere hablar de otra cosa, leer algo más, pensar en economía, en que el empleo a nivel nacional rompió récord, que la inflación empieza a ceder, o que su mayor preocupación ahora es que le decepcione el cartel del Festival Cultural que se anunciará en las próximas semanas, pero al igual que para todos, el gran tema sigue siendo la violencia y la inseguridad. 

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Nada se cuela en la agenda como no sean estos dos temas. Ni la obra pública o la falta de ella, ni el desorden en la educación, o la pasividad en el Congreso, ganan el reflector. 

Ni su importancia ni el radio geográfico que se verá afectado/beneficiado de ello fueron suficientes para que la reunión municipalista fuera tema de relevancia entre la gente. 

Dos días de tener reunidos a los alcaldes de todo el estado con funcionarios de alto nivel no fueron noticia suficiente porque en la mentalidad de la gente aún estaba el dolor de Jerez y el ataque al bar el Venadito, que dejó siete muertos.

Y de esto en el lado oficial solo hay silencio.

Eludir los temas de violencia e inseguridad o, en el mejor de los casos, minimizar su importancia, es la apuesta suicida de quienes confían en el olvido o de quienes, encerrados en su círculo rosa (porque así lo ven todo) pero no rojo, han dejado de oír a los de a pie, a los que están fuera de éste porque prejuzgan que toda voz discordante es necesariamente enemiga o está manipulada por quienes sí lo son. 

La mezquindad y el oportunismo de algunos son innegables, pero se olvida que tienen éxito porque parten de un reclamo justo y legítimo que topa con un muro oficial impenetrable que no deja más que sentir orfandad.

La apuesta a que la válvula de escape de esto sean la federación y un par de funcionarios que hagan de pararrayos ha demostrado su ineficiencia y resulta cada vez más oprobiosa. 

Quedito, como en murmullo o, mejor dicho, lanzando la piedra y escondiendo la mano, a través de cercanos, se desliza, en los medios de comunicación, la idea de que “la federación nos abandona”, y hasta desde el Congreso del Estado se pide que “volteen a ver a Zacatecas”.

Todo esto a pesar de que son fuerzas federales las que sostienen la seguridad en el estado, con un número de elementos muy superior a las locales, distribuidos en todo el estado, y con diversidad de labores que van desde atender municipios sin policías, hasta la protección del secretario de seguridad. 

Es justamente este último personaje o, mejor dicho, ese cargo, otro pararrayos de la opinión pública. 

A quien hace esa función, sea quien sea la persona, se le puede echar la caballería mediática encima sin que eso incomode o afecte los convenios de publicidad porque se entiende la necesidad de un chivo expiatorio que haga sentir al respetable que hay feroz crítica, mientras ésta no manche con el pétalo de una coma al mandatario estatal. 

En ese papel ya van y ya vienen personas, algunas con más carisma que otras, con más habilidades comunicativas y operativas, pero siempre en disposición de concentrar la crítica de la estrategia que antecede y excede su llegada al puesto.

Ayuda a ello, también, atribuir la idea de que los nombramientos en esos puestos son indicaciones federales, bajo la vieja y confiable estrategia que lleva el nombre de su fundador, Poncio Pilatos. 

Completa el círculo del tiro al blanco la Fiscalía porque su autonomía, y su relativa distancia con el gobierno del estado, garantiza que las críticas a esa institución, o a las personas que la integran, no manchen o siquiera salpiquen a la máxima autoridad estatal, quien siempre podrá decir que no tuvo vela en ese nombramiento.

“En su salud lo hallarán”, decían los abuelos. Todo queda en autoengaño porque, como está a la vista, el reparto de culpas no ha dado resultado ni deja satisfecha a una sociedad que está convencida (así sea de forma equivocada), que en materia de seguridad, ni siquiera se hace el intento. Peor, ni siquiera el intento de disimularlo. 

¿Se hará cuando menos el intento de entenderlo?

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