8.8 C
Zacatecas
lunes, 12 mayo, 2025
spot_img

El ayer persigue a la derecha opositora del hoy

Más Leídas

- Publicidad -

Por: BENJAMÍN MOCTEZUMA LONGORIA •

Hay que poner atención en lo que la derecha corrupta de México piensa, desea y haría, así podremos entender el rumbo de la “operación desestabilización” en contra de la 4T. Para entender a otro, hay que ponerse en sus zapatos. Como lo metafórico lo quieren aplicar literal, aclaro que mi consejo es que se haga como abstracción mental, como vía de razonamiento para entender la envestida virulenta y fascistoide con la que operan “políticamente”.

- Publicidad -

Las “opiniones” del español naturalizado mexicano, Joaquín López-Dóriga Velandia, de que en México estamos (con la falsa y mentirosa “indígena” Xóchitl Gálvez) ante la antesala de un magnicidio como el de Luis Donaldo Colosio, pasa de opinión a una afirmación que carece de evidencias y de razonamiento lógico y político. Él no se preocupa en hablar con la veracidad propia de un periodista ético y profesional, sino con la verborrea desinformadora de la publicidad. Eso distingue a la derecha de la izquierda; la primera se esfuerza por distorsionar la realidad, que les permita retornar a los privilegios de ricos y corruptos; la segunda se preocupa por que brote la conciencia social y empuje a grandes transformaciones sociales.

Esas falacias de López-Dóriga, que matiza Beatriz Pagés, exdiputada priísta en el sexenio de Felipe Calderón; Raymundo Riva Palacios, exdirector de NOTIMEX con Salinas de Gortari; entre los principales, forma parte de una campaña falsaria que el propio presidente López Obrador desmintió y denunció.

El asesinato de Colosio se da en el contexto de un  presidencialismo muy autoritario, por la llegada de un presidente, que la oligarquía económica nacional y extranjera, como la clase política (incluyendo la que se esconde en actividades profesionales o empresariales de la comunicación), legalizaron para garantizar sus privilegios, pero cuya legitimidad se empañó por el fraude electoral de 1988; le siguió la persecución, encarcelamiento y asesinato de más de 600 líderes opositores del Frente Democrático Nacional, que dio origen al PRD; la insurrección indígena con el EZLN; el asesinato del cardenal Posadas Ocampo; el conflicto político interno del gabinete por la sucesión; el asesinato del secretario general del PRI, Francisco Ruiz Massieu, y la persecución del hermano Mario Ruiz, quien desde la entonces PGR, investigaba el caso de su hermano; el abuso y tráfico de influencias internacionales que hiciera Raúl Salinas, hermano del entonces presidente y el deslinde que, en plena campaña, hizo el mismo candidato Colosio Murrieta.

Nada semejante existe ahora. El presidente llegó desde la oposición, y no desde el poder, con una gran votación que se obtuvo a pesar de los obstáculos, triquiñuelas de todo tipo y reglas de juego que impusieron los hoy opositores. ALMO es un presidente legal y legítimo, mantiene y acrecienta un enorme respaldo popular que sólo ha podido rebasar el presidente Narendra Damodardas Modi de la India. No hay ninguna evidencia veraz de que sea corrupto, represor o haga persecución política, que pretenda reelegirse, tampoco le pueden atribuir asesinatos.

“Poniéndonos” en los zapatos de los opositores (adelanté que imaginariamente y sólo para entender la conducta embustera y fascistoide) podemos comprender que su estrategia política es reflejo de lo que fueron como gobierno, sólo que ahora las ejercen como opositores. Tratemos de explicarlo mejor: 

El razonamiento, con sus matices en sus líderes políticos y de “opinión”, brota de la práctica política que los formó y que ejercen. Son de lo que acusan. No pueden imaginarse un mundo humanista, democrático, en el que los derechos son iguales para todos, donde pueda velarse por los débiles y defenderlos de la opresión que sobre ellos ejercen los fuertes. Saben lo que les hizo daño. Pero no saben recular y autocríticamente reformular una nueva ruta para México porque eso significaría renunciar a privilegios que dañaron a la inmensa mayoría de los mexicanos. Robaron a manos llenas y toda su lucha es porque les permitamos que nos sigan robando (aunque en el Estado de Derecho actual, que debe cambiar, sus grandes fortunas aparezcan como legales). En esas condiciones, atribuyen al actual gobierno lo que fueron, lo que son y lo que harían.

Un magnicidio contra la popularmente inofensiva, títere y corrupta Xóchilt Gálvez es innecesario. Lo demostró AMLO con encuestas de medios derechistas, el periódico El País de España es un ejemplo, no levanta y hasta se desinfla. Sin duda, a Salinas de Gortari o a Felipe Calderón les habría gustado tener a una rival mediocre, mentirosa, corrupta, enriquecida ilegalmente y sin apoyo popular. Si no representa peligro electoral. ¿Para qué asesinarla? Al contrario, defender que sea la rival. Saben lo que les hizo daño y pretenden que sus defectos se vean en el cuerpo ajeno. Olvidan que el pueblo ya es otro. “Dios los bendiga” y los haga hombres de bien porque los mexicanos los estamos viendo.

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -