Hay cosas que están muy mal en el país. Y de política ni hablar. Todo parece empeorar e ir de mal en peor. Cierto. Pero también hay cosas que vale la pena señalar. Y algunas de ellas están en la literatura infantil y juvenil que se hace actualmente en México.
No es mentira: basta con que ustedes se den una vuelta por cualquiera de las librerías para que se den cuenta de lo que publica, de la oferta que tienen los niños y las niñas, los jóvenes, las propuestas frescas y novedosas de autores que se empeñan en dar la batalla en un sector que hasta hace algunos años parecía perder la batalla frente a un mercado que estaba poblado de autores y libros de otros países. Y de los ilustradores ni hablar: los hay y buenísimos, con una calidad que ya quisieran en otros continentes.
Nos hace falta, sin embargo, llegar a los papás. Aún queda pendiente la tarea titánica de explicarles por qué es bueno que lleven libros a sus hijos. Por qué es bueno que les lean un cuento. Por qué es bueno que les acerquen a autores juveniles y que los dejen que se empapen de esas historias sorprendentes donde todo está por ocurrir.
Aún nos falta mucho. Y hemos perdido terreno frente a las series de televisión y las caricaturas. También frente a los videojuegos (y conste que nadie dice que sean negativos). Y no se diga frente a YouTube. Para los padres resulta mucho más sencillo y cómodo dejar a los hijos con los celulares y juegos en mano durante horas que sentarse con ellos a leerles en voz alta, que fomentar la lectura a través de la propia lectura que puedan hacer ellos para enterarse de las distintas técnicas de las que se puedan valer para hacerlo.
A continuación, señalo tan sólo tres propuestas que a mi juicio son interesantes. Se pueden conseguir en cualquier librería y en su página web:
“El árbol de Papá Oso”
Una historia sobre el duelo para niños y niñas de Martha Elena Romero, e ilustrada por Isabel Reyes. Qué difícil tocar el tema de la muerte y de la ausencia con los niños y con las niñas. Pero en algún momento hay que hacerlo. Hablar de la finitud de la vida es hablar, también, de la belleza de la vida. De los instantes amorosos de la compañía de papá y de mamá. Y de que aprendan, poco a poco, que ni siquiera ellos serán eternos: de los procesos biológicos del ser humano. No obstante, en esa despedida, en ese irse segundo a segundo, algo quedará de ellos: el amor que siempre nos tuvieron, los recuerdos que ahora acompañarán nuestros pasos. Todo esto de la mano de la osita Aurora, quien en un arrebato inmisericorde de la vida pierde a papá Oso. Una historia triste, pero a la vez alegre, esperanzadora. Llena de luz. Muy recomendable para hablar con nuestros hijos de temas que en algún momento tenemos que hablar. Porque de la vida se aprende mucho, claro, pero también de la muerte. Un punto extra para los tiempos que corren: el libro es bilingüe, por lo que los niños y niñas (y hasta los papás) bien pueden repasar sus lecciones de inglés. Publica Selector, 2022.
“El mejor día”
Nos han enseñado que la soledad es mala compañera. Y si eres niño, con mayor razón. Se podría considerar hasta enfermo a un niño que permanece aislado de los demás, que no tiene amigos. Son normas sociales que se establecen y que se tienen que cumplir. Es lo que ocurre con el protagonista de “El mejor día” de Adalberto Ortiz Ávalos con ilustraciones de Juan Gedovius.
Pero él disfruta la soledad: todo lo que necesita es una banca, un helado, un día soleado, sentarse y ver cómo juegan los demás niños: esa es su felicidad, así está bien, no necesita nada más, pero, bueno, hay que satisfacer las demandas de los maestros, quienes dicen que debe hacer amigos, y un día da con un diminuto perrito, quien desde ese momento se convierte en su mejor amigo y ya está: nuestro protagonista ha cumplido con las exigencias de las normas sociales. Claro que la historia no termina aquí, hay todavía más… Otra vez la edición es bilingüe y publica Selector, 2022.
“Cuentos de diosas griegas para niñas poderosas”
Todo un agasajo de lectura. Supongo que es más para lecturas juveniles, aunque con un poco de paciencia y suficientes explicaciones bien se podrían leer a niños y niñas: tiene un lenguaje que fluye, una narrativa atinada. Nallely Ríos, su autora, nos cuenta la historia de distintas diosas griegas de manera entretenida, breve y amena: nos lleva de la mano y así vamos de templo en templo y es como si las fuese entrevistando y así cada una de ellas nos cuenta su historia, de dónde provienen, qué es lo que hacen, lo que hicieron, cómo es que llegaron a ser lo que son y por qué son consideradas diosas. Para mí fue una sorpresa porque cuando uno cree que conoces a todas las deidades resulta que siempre te encuentras a una que te faltaba.
Mi hermana me sugirió que el libro se lo regalará a una niña y le contesté que no: la mejor idea sería regalárselo a un niño, que aprenda lo que las diosas griegas, las mujeres, hicieron. Un libro que realmente vale la pena. También publica Selector, 2022.
Para cerrar esta entrega del día del niño y la niña les dejo la recomendación de algunos autores juveniles: Andrés Acosta (uno de nuestros grandes), Antonio Ramos Revillas (otro de nuestros grandes), Antonio Malpica, Eusebio Ruvalcaba (lo que tiene para lectores juveniles), Mónica Brozón, Francisco Hinojosa, Claudia de la Garza Galvez, Eréndira Derbez Campos (y su libro “Machismos cotidianos”), Bernardo Esquinca, Rius (otro de nuestros grandes), José Agustín, Carlos Fuentes (“Aura”), José Emilio Pacheco (“Las batallas en el desierto”), Xavier Velasco (“Diablo Guardián”), Dan Lee (muy buen narrador), Juan Carlos Quezadas… en fin, sé que dejo a muchos afuera por falta de memoria, porque en México se están dando muy buenos autores tanto en literatura juvenil, como en literatura infantil, se los aseguro, así que a celebrar con libros a los niños y niñas.
