Es queretano y compone canciones desde hace muchos años y apela a que el público nacional esté siempre ávido de conocer las nuevas voces en la literatura y la investigación, es orgullo de sus propias letras y melodías que han cantado los grandes como Luis Miguel o Plácido Domingo, José José o Miguel Aceves Mejía y es, ante todo, un ente creativo sin parangón en el escenario nacional y mundial.
Constantemente mantenemos contacto ya por su portal LAS VOCES, donde aglutina y difunde a escritores de todo el país, sobre todo de Baja California o Sinaloa donde tuvo residencias creativas y ha escrito además libros sonados, artículos y reportajes para periódicos nacionales, crítica en revistas de alto prestigio y Mario Arturo no pierde piso, es más, no tiene porqué, ya que su intensa actividad propala la crítica, el conocimiento superior, la recreación y el entusiasmo.
Siempre en la polémica, le ha ganado juicios a la Sociedad de Autores y Compositores, su vertiginosa historia desde la infancia es digna de un guion donde los abuelos y las bibliotecas jugaron un papel espectacular para ejercer un talento pocas veces visto en el panorama nacional y es, a juicio de las generaciones, un hombre feliz, con un humor monarca y soberano pues destila tema, preocupación, hallazgo y noticia siempre.
Dios nos lo bendiga y cuide y le siga señalando esa ruta donde caben las buenas noticias donde el imperio de la música, la poesía, el periodismo sin fatiga y una amplia gama de difusiones le otorgan la admiración de todos, la supremacía de ser siempre un mexicano que tiene en su haber el cantar en los grandes escenarios mundiales y eso nos da gusto, derrotero y camino ejemplar para continuar en este escenario del planeta que es ya inolvidable para todos.
Mario Arturo Ramos Muñoz, 21 letras en su nombre y volvemos a insistir: en este mundo desde que nacemos hasta el final de los tiempos siempre serán los números los que marquen las coordenadas en todos los órdenes, ya lo habíamos sentenciado: de nuestro nombre sale, brota, enuncia lo que es la esencia, la imagen y el destino o la misión de nuestras vidas en el planeta, así de sencillo, así de estrujante y a la vez, lleno de emoción y planteamientos que es nuestro deber conducir, coincidir, exponer.
El ciclo de las letras siempre son esenciales en la vida de una persona, si Mario Arturo tiene esas 21 letras depara entonces que “aquí el éxito será tardío, pero llegará”, y aunque desde muy joven cosechó éxitos, vienen más en su abundancia en esta época dorada de su vida: Ama el hogar y la familia. Observa los detalles estéticos. Le encanta la combinación de colores, adora los espacios armónicamente decorados. Gusta de aconsejar a los otros. Maestro natural. Es responsable y con inclinación doméstica. Tiende a ser emotivo. Le encanta ayudar, pero necesita el reconocimiento. Con tendencia negativa a ser testarudo y discutidor.
A Mario Arturo se le ve como distante, engreído, dominador y creativo, su misión en la vida es prodigarse en el hogar y en la comunidad ya que es un ser que vive en clamor a la familia y deberá ser afectuoso y compasivo y puede que haya asumido mucha responsabilidad desde muy pequeño, seguramente desde niño gusto de la música, y aprendió a ejecutar algún instrumento, es maestro por naturaleza, tiene el don de transmitir conocimientos por lo tanto no tendrá que ser cerrado en ese sentido y enseñar a los demás todos los conocimientos que haya adquirido.
Fue aconsejable que un destino como el suyo se haya casado tempranamente pues la familia obra en el cómo, equilibradora de sus emociones y le ayuda a transitar mejor su destino aunque no deberá encerrarse en los vínculos familiares sino también prodigarse en bien de la comunidad a través de tareas cívicas o de atención de las necesidades de los otros. Asimismo, podría triunfar como actor pues tiene muy buena voz.
¿Ven?, las cosas coinciden, irradian, se merecen, se vierten y se comparan y este artista singular, este ente creativo es a todas luces, un páramo de luz y una sombra en los duros desiertos mexicanos que el conoce muy bien. ¡Abrazos!
