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jueves, 28 marzo, 2024
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Mauricio Magdaleno, para intrusos XXIX. Tocata y fuga. Noche cerrada

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Por: Conrado J. Arranz • Admin • admin-zenda •

 

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“Bajo el maderismo gozamos la ilusión de pertenecer a un pueblo culto. Ahora el pasado resurgía. Se iniciaba de nuevo el rosario de traiciones, los asesinatos, el cinismo y el robo… México y todos sus hijos volvíamos a entrar en la noche”.

Ulises criollo, José Vasconcelos

 

En el homenaje que la Academia Mexicana de la Lengua rindió a Mauricio Magdaleno pocos meses después de su muerte, el escritor Tarsicio Herrera Zapién leyó un poema que le había dedicado por su último cumpleaños, un soneto cuyo primer cuarteto dice:

 

Mauricio: añades a tus cien historias

que la cinta de plata al mundo lleva

una Noche cerrada en que se eleva

Oliverio Palencia; él, de entre escorias.

 

Desde 1967, Mauricio Magdaleno venía anunciando la creación de una nueva novela, recordemos que la última había sido publicada en 1949. Por aquellos años, hablaba de Regla de Gálvez, protagonizada por un cura llamado Oliverio Palencia, cura que con el mismo nombre sería protagonista también de uno de sus últimos cuentos, “Lunario de la calle del Ahorcado”. En 1981 volvería a hablar de su novela inédita y confesaría que la misma se llamaría Los traveses, luego Carolina Palencia (cuyo apellido coincide con el del cura), y en 1984, Magdaleno hablaba de Tiempo vivo y ofrecía un resumen del argumento: una familia aquicalidense de tres hermanos; uno de ellos se convierte en cura, es destinado a Fresnillo, donde ayuda a los indios y se involucra en sus reivindicaciones; el otro, abogado de formación, se convierte en diplomático y alcanza la posición de Secretario de Relaciones Exteriores. El sacerdote es asesinado por el ejército en una revuelta, se le entierra con honores por la posición política de su hermano, pero éste se niega a investigar porque puede perjudicar al gobierno que representa.

Este argumento coincide con el capítulo “El padre Oliverio”, de su novela inédita Noche cerrada, que Mauricio Magdaleno publicó en el Excélsior, en 1985, pocos meses antes de fallecer. Dicho capítulo anunciaba la muerte del padre en Villa de Cos, en medio de una revuelta de candelilleros a los que al parecer apoyaba en sus justas demandas al gobierno.

En una entrevista, Eliseo Rangel Gaspar dijo conocer tres capítulos de Noche cerrada: en “María Santísima” narraba poéticamente el peregrinaje de un pueblo que huía de la explotación de un cacique; en “…De película”, hacía referencia a una película, catalogada como la mejor de 1985, en la que “[…] se reflejan esperanzas, anhelos, frustraciones y los movimientos estudiantiles de 1968”; por último, “Grande y Pequeño” narraba la historia de Lothe, personaje que se sumergía en una profunda soledad provocada por pensar en sí mismo, a través del cual Magdaleno quería reflexionar sobre los problemas del hombre. Este tratamiento nos remite directamente al campo temático de la narrativa de José Revueltas, algo que no nos extraña, dado el testimonio de la profesora Marta Tenorio, que afirmaba que las últimas lecturas de Magdaleno fueron dedicadas al escritor duranguense y a André Gide. Eliseo Rangel afirmaba que Noche cerrada “habría de ser su mejor novela, si no la novela más importante de nuestro tiempo”.

Noche cerrada es la desembocadura de un pesimismo creciente frente al poder político de México, en el cual participó y desde el que nada pudo hacer. Es un grito de valiente denuncia frente a la falta de ética: el asesinato de los reclamos de justicia, ahogados por el silenciamiento de sus propios hermanos. Es la continuidad de la voz de Revueltas, acallada muchos años antes. Al final, como Juan Ignacio Ugarte (el héroe de su novela Sonata), “había caído, ciertamente, muy hondo […] y su enfermedad, emboscada por meses enteros dentro de una ficticia tregua, le tenía anonadadas todas las fibras del valor”.

 

* (Madrid, 1979). Escritor, crítico, e investigador de proyecto en El Colegio de México. Doctor en literatura española e hispanoamericana por la UNED, con una tesis sobre el universo literario de Mauricio Magdaleno. Sus intereses de investigación son la literatura española e hispanoamericana de los siglos XIX y XX, prestando una especial atención a la narrativa mexicana y a la literatura del exilio español. Junto a Andrés del Arenal ha coordinado la colección de ensayos El muerto era yo. Aproximaciones a Juan Rulfo (Calygramma / EstoNoEsBerlín, 2013) y ha realizado la edición, el estudio preliminar y las notas de la novela El resplandor, de Mauricio Magdaleno (Clásicos hispanoamericanos, 2013). Actualmente reside en México, DF.

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