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miércoles, 16 abril, 2025
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Hay límites en la desesperación, no hay límites en la esperanza

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Por: YAMILET FAJARDO •

La Gualdra 657 / Educación

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[La renovación del magisterio]

Hay límites en la desesperación. El magisterio zacatecano se mantiene en paro luego de negociaciones con el Estado para desbloquear el recurso de becas para los hijos de los trabajadores que estén cursando los niveles educativos de primaria (2° a 6°) y secundaria. La noticia de esta negativa fue recibida por el gremio con indignación, pero sobre todo, con hartazgo, pues no sólo este apoyo sino otros como: beca comisión, beca para estudios de posgrado, han desaparecido en la última década bajo la narrativa ya muy desgastada de señalar como “privilegios” estímulos merecidos, que no igualan en proporción el esfuerzo y empeño que cada uno de los docente realiza día a día para llevar a cabo su labor y, que dicho sea de paso, jamás se compararán a los bonos que gozan funcionarios y diputados, quienes mantienen un vergonzoso silencio. 

Parece que el Estado zacatecano olvida: ¿quién sostuvo la escuela en tiempos de pandemia, con sus propios recursos, retratando la pésima infraestructura tecnológica y educativa de nuestro Estado?, ¿quién sostiene la educación en plena crisis de seguridad, amenazados por criminales?, y, ¿quién sostendrá la educación en una eminente crisis migratoria?

No hay límites en la esperanza. En medio del auge populista que promete una dignificación del magisterio, pero que en los hechos otorga un presupuesto que no supera los 200 pesos por docente para su profesionalización y capacitación a nivel nacional. Sin embargo, gasta millones en trilladas e inútiles campañas de desprestigio por redes sociales. Una nueva generación de docentes se empodera para darse valor. Aprecio al conocimiento pedagógico que construye día a día gracias a su ingenio, intuición y tacto. Valentía para atreverse a dejar las aulas para encauzar, sin dogmatismos, un liderazgo educativo donde las minorías son escuchadas y su papel en la sociedad es reconocido. 

La desesperanza nace cuando sólo podemos ver el declive. Pero este declive es necesario para que surjan nuevas realidades. En vez de temer a la crisis, el magisterio zacatecano abona a un proyecto político que en el futuro pueda encausar a la sociedad a enfocar sus esfuerzos en un proyecto local que aterrice en verdaderos logros para beneficio de nuestro alrededor: vecinos, escuelas, trabajos, sin importar a qué mayoría o minoría permanezcamos. 

 

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