En Zacatecas, la pobreza tiene rostro de mujer, expuso Margarita Ramos en su charla «El neoliberalismo contra las mujeres» organizada por el Instituto Nacional de Formación Política del partido Morena. Durante el evento también se criticó la instrumentalización del feminismo por parte de la derecha y se reflexionó sobre la agenda feminista de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Margarita Ramos, integrante de la Red Feminismos y Desarrollo y fundadora del Frente de Estudiantes Zacatecanos Unidos (FEZU), señaló que el neoliberalismo ha exacerbado la violencia estructural contra las mujeres. Recordó que, en 1994, los feminicidios en Ciudad Juárez comenzaron a documentarse masivamente.
«Esas mujeres asesinadas eran obreras, trabajadoras de maquilas, migrantes y mujeres empobrecidas. El neoliberalismo no inventó el feminicidio, pero sí lo profundizó al colocar a las mujeres en condiciones extremas de precariedad y exclusión», expuso.
Destacó cómo este modelo económico ha profundizado las desigualdades de género y ha precarizado la vida de las mujeres, poniendo como ejemplo el caso de Zacatecas, donde la migración masculina ha dejado a las mujeres como principales responsables del sustento familiar.
La feminista explicó que el discurso romántico sobre las “mujeres emprendedoras”, encubre un modelo rapaz en el que microfinancieras diseñan estrategias para endeudar a las mujeres con tasas de interés asfixiantes, agravando su vulnerabilidad económica. “Es un endeudamiento de sobrevivencia, no de emprendimiento, como muchas veces lo disfrazan», puntualizó.
Ramos advirtió sobre el uso del discurso feminista por parte de figuras de derecha, tanto en México como a nivel internacional. Citó ejemplos como Giorgia Meloni, primera ministra de Italia, y Marine Le Pen, líder política en Francia, quienes se han presentado como defensoras de las mujeres mientras promueven agendas que perpetúan las desigualdades.
«En México, hemos visto cómo ciertos partidos de derecha se autonombran feministas mientras al mismo tiempo critican la llamada ‘ideología de género’. Esto no es más que una instrumentalización para desvirtuar la lucha feminista», afirmó.
María Elena Ortega Cortés cuestionó si era posible mantener una narrativa feminista sin caer en exclusiones innecesarias. «Necesitamos construir un feminismo que no se defina solo por sus diferencias internas, sino por los avances en derechos humanos para todas las mujeres», propuso.
Al respecto la ponente coincidió en que buscar la pureza dentro del feminismo puede resultar contraproducente. Sin embargo, también advirtió que «no podemos ser tolerantes con discursos que, aunque se presenten como feministas, promueven prácticas fascistas o neofascistas», refiriéndose a casos recientes de confrontación en Zacatecas, como las agresiones verbales en debates sobre el aborto.
Sobre la agenda feminista de la presidenta Claudia Sheinbaum, Ramos celebró la pensión universal para mujeres mayores de 60 años y la eliminación de la brecha salarial, calificándolas como actos de justicia social necesarios en un país donde las mujeres enfrentan desigualdad laboral y económica estructural.
No obstante, expresó dudas sobre la viabilidad de ciertas propuestas, como el Sistema Nacional de Cuidados operado a través del DIF, al considerar esta institución históricamente ineficiente. También advirtió que los feminismos deben mantenerse críticos y vigilantes para garantizar que estas iniciativas se traduzcan en cambios tangibles y no se queden en el terreno del discurso político.
La activista reconoció el valor simbólico del acto de Sheinbaum al asumirse como feminista en un evento en el Claustro de Sor Juana, pero señaló que el verdadero reto radica en traducir estas propuestas en políticas públicas que combatan tanto el patriarcado como las estructuras neoliberales que precarizan a las mujeres.