La semana pasada presenté un breve recuento de los múltiples agravios cometidos en contra el pueblo de Zacatecas durante el sexenio de Miguel Alonso quien, además, fue acusado de desviar 307 millones de pesos entre 2012 y 2016; tal como lo mencionamos, la deuda pública reconocida por el propio Alonso al término de su corrupta gestión fue de 7 mil 400 millones de pesos, lo cual, se traduce en un 208% de incremento. Sin duda, un sexenio priista muy desafortunado para todos, pues no se generó desarrollo, aumentó la pobreza, la migración, la inseguridad y el saqueo de nuestra riqueza natural, aunado al pisoteo de los Derechos Humanos Fundamentales de las comunidades que tienen la maldición de la abundancia mineral como en Salaverna, Mazapil. Por su parte, el sexenio de Alejandro Tello (Secretario de Finanzas y amigo de la infancia de Miguel Alonso) nunca brilló en estrategias para promover el progreso pues más de la mitad de los zacatecanos estaban sumidos en la pobreza y la desesperanza, Tello reconoció que el estado vivía una de las peores crisis de violencia en la historia reciente, por lo que solicitó el apoyo de la federación para superar el gran reto. Personalmente creo que el adeudo y la inconmensurable corrupción cometida por Alonso, no permitió que el periodo de Tello pudiera consolidar avances importantes en Zacatecas, por el contrario, fue un rotundo fiasco desde su origen; para empezar su Plan Estatal de Desarrollo 2017-2021 se integraba por los siguientes ejes rectores: 1. Gobierno Abierto y de Resultados; 2. Seguridad Humana; 3. Competitividad y prosperidad y 4. Medio Ambiente y Desarrollo Territorial; ejes enmarcados según Tello, en las políticas de austeridad, honestidad, eficiencia y eficacia. Por si esto no fuera poco, el citado plan, se alineó a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, lo cual se anunció con bombo y platillo, siendo que a la postre, Tello y sus corbatas rojas fracasaron contundentemente en los siguientes rubros: 1. Fin a la pobreza. 2. Hambre cero. 3. Salud y bienestar. 4. Educación de calidad. 5. Igualdad de género. 6. Agua limpia y saneamiento. 7. Energía asequible y no contaminante. 8. Trabajo decente y crecimiento económico. 9. Industria, innovación e Infraestructura. 10. Reducción de las desigualdades. 11. Ciudades y comunidades sostenibles. 12. Producción y consumo responsable. 13. Acción por el clima. 14. Vida submarina. 15. Vida de ecosistemas terrestres. 16. Paz, justicia e instituciones sólidas. 17. Alianzas para lograr los objetivos. Ya con puntualidad, el 25 de Julio de 2019 le escribía personalmente al Sr. Lorenzo Jiménez de Luis, en ese tiempo representante residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) una misiva en donde le expresé, entre otras cosas, que ya no teníamos tiempo para simulaciones y políticas públicas absurdas o desvinculadas de la participación ciudadana; que hacerlo de esa manera, era romper con los parámetros de la gobernanza ambiental y poner en riesgo a las presentes y futuras generaciones, por lo que en el caso de Zacatecas, era urgente una evaluación objetiva de lo que hasta entonces se había hecho en materia de desarrollo, pues la población seguía incrementando las cifras de la pobreza y la marginación en comunidades ausentes de calidad de vida, con niños y ancianos que bebían agua de charcos como en el África Subsahariana, con altos niveles de migración, desempleo y falta de oportunidades en general. En el tema ambiental comenté que las autoridades adornan los espacios públicos con pasto sintético; que prevalecía el interés económico de la industria minera que por siglos ha menoscabado el patrimonio natural de los zacatecanos. Otro descalabro más en materia de recursos hídricos era el referente a la presa “Milpillas” cuyo proyecto original, afectaría los intereses de otros municipios como Jiménez del Teúl y decenas de comunidades que hoy todavía se defienden heroicamente. Finalmente, concluyo que los dos sexenios priistas a los que me he referido, han sido un rotundo fracaso, las estadísticas y los hechos están ahí a la vista de todos, solo que entonces la estrategia de la oposición no era como ahora: manipular y domesticar a ciertos sectores de la población para que criticaran a ultranza lo que hacía o no hacían los gobernadores priistas en turno, así que me sorprende que antes no decía nada, adulaban la corrupción o formaban parte de ella por lo que muchos no tienen la entereza moral ni ética de ser los salvadores de Zacatecas.
Álvaro García Hernández