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martes, 22 abril, 2025
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El otro Villa, el auténtico y original. (Segunda y última parte).

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Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT •

¿Quién fue el “auténtico” Francisco Villa?, ese legendario bandolero zacatecano en torno al cual como en el caso de Doroteo Arango, aunque en menor dimensión y fama; también se ha tejido toda una leyenda. Una de las fuentes directas más fiables sobre su vida es la que contó uno de sus cómplices que fue a su vez cuñado, Severo Contreras, quien en su acta de defunción se menciona que, Francisco tuvo por padres a José Villa Domínguez y Valentina Hernández Cardiel. Que nació y residía en Juanes (hoy Francisco I. Madero), en el municipio de Sombrerete, Zacatecas. De joven trabajó como jornalero. A los 21 años se casó con Andrea Contreras con la que procreo a dos hijos: José y Petra de Jesús. La banda de Villa la integraban entre cinco y seis individuos y entre sus correrías más conocidas estuvieron las rancherías de Sauces, Tarabillas, Magueyes, Porfías, Cazuelas, La Breña, las haciendas de La Purísima y Ponce en los municipios de Peñón Blanco, Cuencamé, Nombre de Dos y San Juan de Guadalupe en el estado de Durango. También se registran hechos delictivos que protagonizó en Milpillas de la Sierra, La Noria de San Pantaleón, La Joya y Atotonilco en los municipios de Valparaíso y Sombrerete, Zacatecas. Una vez que realizaban los atracos y se repartían el botín se dispersaban y retomaban a sus actividades como campesinos hechos y derechos. Como parte de la leyenda, esta incluye el dato de que Francisco Villa fue hijo natural de un cacique. También refiere que trabajó además de sembrar su parcela, como vaquero y que era un buen jinete y domador de caballos. De forma muy similar a lo que algunos sostienen que ocurrió con Doroteo Arango según él mismo contaría su propia historia, cuando su hermana fue secuestrada y violada por un hacendado, Villa zacatecano asesino al agresor y se vio en la necesidad de remontarse en la sierra perseguido por la Acordada de Zacatecas.

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Uno de los crímenes más escandalosos con el que cobraría notoriedad fue el que perpetró en la Hacienda de la Estánquela, Cuencamé, Dgo. Al mando de una numerosa gavilla atacó a su propietario, de origen alemán, Guillermo Moler, llegando éste a morir. Su esposa fue golpeada obligándola a entregarles dinero, caballos y monturas. Este crimen hizo que las Acordadas de Durango y Zacatecas se unieran para ir tras él. Otro suceso muy comentado fue el asalto del tren de carros propiedad de Pedro Flores en el bajío de Belmontes, lugar cercano a la Hacienda de Saucillo en Cuencamé. Con una partida de 20 bandoleros lograron apoderase de 17,500 pesos, cantidad que tenía como destino el mineral de Promontorios. Finalmente, el 30 de septiembre de 1889, el jefe político de Nombre de Dios informaba al gobernador de Durango que Villa había sido arrestado junto con su cómplice Mónico Meraz. Esta detención no pondría fin a sus tropelías. Pues ocurrió que pudo escapar de la cárcel de Sombrerete a donde había sido trasladado, regresando a las andadas con sus actividades ilícitas. Por lo difícil resultaba detenerlo o abatirlo, las autoridades de Durango llegaron a declarar que “ningún bandido con la excepción de [Heraclio¨] Bernal nos da más guerra que Francisco Villa”. El famoso Rayo de Sinaloa, había muerto en enero de 1888.

Al año siguiente de haberse fugado de la cárcel, Francisco Villa fue visto merodeando por Cerro Prieto y la hacienda de Ponce al mando de 16 forajidos. Policías de Durango y Zacatecas apoyados por vecino trataron de atraparlos, pero se le volvieron a escapar logrando aprehender solamente a su cuñado Severo Contreras. Lo mismo sucedió en Poanas, donde logro escabullirse.

En las casi dos décadas en que el célebre bandido duro cometiendo ilícitos, las autoridades tuvieron el problema de no conocer bien su identidad. Versiones por el año de 1890 describían a Villa, “…es alto, fornido, no muy cerrado de barba ni mal parecido y que tendría más o menos 40 años. Tiene una concubina que se llevó del rancho de Milpillas de Abajo…” Por su parte, autoridades de Villa Lerdo, Durango; a las características anteriores lo describían “… como un hombre […] de estatura regular […] delgado, de color rosado (al igual que Doroteo Arango), lampiño, un poco picado de viruelas, [tiene] una cicatriz cerca de la boca, en el carrillo derecho, es bastante jinete y estriba largo”. Por su parte, un primo de Doroteo Arango que debió conocerlo, lo llegó a describir como un individuo “valiente, audaz, muy de a caballo y conoce palmo a palmo este partido [Sombrerete].

Una de sus últimas hazañas del que hay registro fue la del 7 de abril de 1991 en la que Villa al frente de nueve bandidos asalto el exprés de la Wells Fargo en el tramo entre Lerdo y Gómez Palacio.

Su muerte es un misterio no del todo aclarado. Después de todo eso ha ocurrido con muchos personajes que se convirtieron en leyendas. La versión más conocida y al parecer la más aceptada es la que difundiría el heredero de su nombre, el que sería todavía más celebre al brincar de su vida de bandido al de un notabilísimo jefe revolucionario, Doroteo Arango, en la que este contó que su maestro y tutor antes de morir en un tiroteo en la sierra de la Silla, Durango, lo protegió y escondió en una cueva. En ese lugar el auténtico Francisco Villa, como un testamento antes de exhalar el último suspiro le heredo su nombre diciéndole que por ser el más valiente, “…ahora te llamaras Francisco Villa”. Y así sería conocido el nacido en la Coyotada, San Juan del Río, Durango. 

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