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jueves, 5 diciembre, 2024
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Entre la realidad y el deseo… la exquisita agonía

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Por: ÁLVARO LUIS LÓPEZ LIMÓN* •

La Gualdra 591 / Arte

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Todo pintor desea inmortalizar el objeto predilecto de su sensualidad, conjurándolo, recreándolo, aunque potencialmente esté condenado al fracaso. Magritte, en Tentativa imposible, muestra en figurado homenaje a la mujer a un artista pintando a una mujer desnuda, suspendida en el espacio, como surgiendo de la nada, ¿será que sólo representa un ideal erótico-artístico?

Tres escenarios y un epílogo. Primero, estamos ante un autorretrato de Magritte delineando una mujer. Nos interrogamos, la mujer no tiene razones físicas ni naturales para existir, o ¿únicamente se da en la conciencia, en el pensamiento del autor? Quizá el artista ha sido tenaz, ¿cómo ha mantenido la claridad de consciencia, el plano indubitable de inmanencia? ¿Cómo llega a su cabeza dicha imagen de mujer? Podría decirse que Magritte ha alcanzado el Eidos de mujer, su obra contiene todo aquello que no ha de faltarle a la mujer para ser considerada como tal, en la imagen se aprecia una figura que ha sido despojada de su extremidad superior izquierda, a pesar de ello, lo que se presenta ante nuestros ojos es una mujer desnuda. Segundo, la reflexión de Magritte sobre la noción de representación no se detiene en las capacidades miméticas de la pintura, va más allá, indaga en la relación entre la realidad y su imagen, entre el mundo en que vivimos y el mundo al que da vida la pintura. Tercero, el pintor no puede capturar la naturaleza, riqueza y profundidad de la feminidad. El aspecto de la mujer nos dice poco y nada acerca de quien realmente es. El desnudo surge del pincel del artista, no como imitación de un modelo, sino como proyección de una imagen mental, identidad traducida a su doble femenino. El personaje es un ente de ficción, un ser nouménico que nace de la mente del pintor, una entidad limitada, inscrita en el mundo posible de la obra.

René Magritte, autor de Tentativa imposible,1928. Galería Isy-Brachot.

En definitiva, Magritte no está pintando una copia fiel al modelo, no imita la vida o no la adquiere, pinta literalmente al modelo. Es una tentativa imposible que se torna posible en la pintura, en la que el artista se convierte también en una imagen en-acto, al igual que lo que está pintando, es decir, que la imagen no se ajusta al modelo, tal vez el modelo se esfuerza en parecerse a la imagen. Sin embargo, la imagen es autónoma, tiene vida propia, vemos en la superficie del cuadro la imagen de un pintor que pinta la imagen de la mujer que ama, es un acto real, comparten su misma realidad, su misma condición de imagen. Es, la representación de la representación, sí; aunque también y, ante todo, un acto de amor. En fin, la temática central sigue siendo la de la realidad y su realización. Magritte se interroga, una vez más, por el problema del límite y la distinción entre la realidad y el deseo, entre lo real y su representación; ya que la realidad es la negación de lo imposible. El lienzo es el escenario o pre-texto, exquisita agonía que da vida a lo inanimado.

López Limón, Álvaro Luis. Con el hechizo de abril: estéticas y poéticas de la existencia. Tomo 1. La Pintura. Ciudad de México: Bonilla Artigas Editores, 2022.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_591

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