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domingo, 20 abril, 2025
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■ El Péndulo

Los retos de China hoy

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ •

Antier se clausuró el 20 Congreso del Partido Comunista de China (PCCh) donde se eligió un nuevo Comité Central que, acto seguido, eligió entre sus miembros, a los 25 dirigentes del Buró Político y, dentro de éste, a los 7 integrantes del Comité Permanente, el máximo órgano de dirección. La consolidación plena del liderazgo del presidente Xi Jinping es el principal saldo de este encuentro, marcado por el centenario de la fundación del PCCh, que se conmemoró el año pasado. El poder formal acumulado en manos de Xi va más allá de la posibilidad de convertirse en gobernante vitalicio. El 19 Congreso elevó su doctrina política a rango constitucional, y esta semana dos enmiendas a la Constitución del partido le asignan un rol central en el seno del mismo y hacen de su pensamiento la guía de la nación hasta 2049. 

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Mediante un pragmatismo ideológico y un sagaz ejercicio efectivo del poder, Xi y sus antecesores devolvieron a esta nación milenaria el lugar preeminente que perdió hace dos siglos a manos de las potencias colonialistas en expansión. De acuerdo con la más reciente investigación del embajador Eugenio Anguiano Roch, el sector financiero y crediticio en China aseguran la sustentabilidad del modelo chino y afirma que la política financiera de la República Popular China ha estado dominada por la búsqueda del crecimiento rápido y sostenido de la economía real, y que otras preocupaciones, como la de mantener una estabilidad convencional de precios o prevenir un aumento excesivo de la deuda nacional, tienen carácter subordinado. Aún durante los años en los que la inflación pareció descontrolarse, la prioridad fue lograr tasas altas de crecimiento real del PIB y continuar con reformas económicas que condujesen al modelo socialista a una economía de mercado. Para ello, el fomento de la inversión, en forma directa o indirecta, no sufrió́ frenos importantes y se atacó la inflación con control de precios e incremento en la oferta interna de bienes y servicios. 

A fin de lograr el crecimiento acelerado y sacar a millones de personas de la pobreza, partido y gobierno chinos se embarcaron en una profunda reforma del sistema bancario, y más tarde en su ampliación con otros mecanismos de intermediación financiera. En poco tiempo surgió un sistema financiero de tipo capitalista sobre un elemental sistema bancario que había existido en la época del socialismo maoísta, pero con la característica de que la mayoría de los bancos comerciales y los de desarrollo son propiedad del Estado, lo que condujo a no pocos expertos a una cómoda definición del sistema chino como un capitalismo de Estado, mientras que el PCCh afirma que el sistema económico y financiero vigente en su país corresponde a un socialismo de mercado. Persisten en sostener que el camino al comunismo real debe pasar por varias etapas. La primera es construir una república popular por medio de una alianza entre el partido comunista con obreros, campesinos, pequeños burgueses y capitalistas nacionalistas, en la que prevalecen formas de colectivismo económico con otras de mercado. 

Cuando a fines de 1978 el liderazgo chino anunció la introducción de reformas al sistema chino, su motivación era superar la realidad de pobreza interna. Una vez que en 1980 comenzaron a implantarse tales reformas y que la economía china se abriera al mundo capitalista, bajo la dirección de Deng Xiaoping y un puñado de veteranos comunistas, se desenvolvió con rapidez la apertura al mundo. El mercado como modus operandi, tanto en lo económico, en general, como en lo financiero, en particular, se impuso a dogmas, pero no a los principios de política que habían animado, y lo siguen haciendo, al partido comunista para mantener su monopolio del poder. El mismo Deng definió, desde marzo de 1979, que el reformismo económico no era sinónimo de cambio político y lo hizo con el siguiente fraseo: “Debemos mantener firmemente los cuatro principios cardinales: defender el camino socialista, la dictadura del proletariado, el liderazgo del partido y el marxismo-leninismo-pensamiento Mao Zedong”. 

En la retórica del actual liderazgo, el partido comunista es el único capaz de hacer posible el rejuvenecimiento de China y cumplir su sueño de convertirse en una potencia mundial. En la actualidad existen decenas de multimillonarios y centenas de millonarios, más una pujante clase media de millones de personas; una sociedad donde la burguesía abre caminos junto con miles de administradores públicos, manteniendo los objetivos del partido y la idea implícita en la frase “socialismo de mercado”.

 

La política financiera de China está movilizando recursos financieros hacia proyectos de dominio económico, como la nueva ruta de la seda y la adquisición de activos financieros, bancarios y no bancarios del exterior. Pronto veremos si el extenso sistema de intermediación financiera de China podrá, con todos sus defectos e ineficiencias actuales, extenderse a nivel global. También se despejará la duda de si el PCCh podrá seguir sometiendo a la burguesía, y a los capitalistas de ese país, al papel subordinado de hoy, y de hacer prosperar los negocios sin compartir el pastel del poder político. 

Más allá de los inocultables pendientes internos, hoy el principal desafío en la ruta ascendente de China parece encontrarse en la determinación de Washington de, aprovechando la guerra en Ucrania, recurrir a todos los expedientes a su alcance para evitar el surgimiento de un nuevo actor hegemónico en el concierto internacional. Al inaugurar el 20 Congreso, Xi aseguró que su país se opone “a toda manifestación de hegemonismo y política de fuerza, a la mentalidad de guerra fría, a la intervención en los asuntos internos de los demás y a los dobles raseros”, y proclamó que, sea cual sea el grado de desarrollo que alcance, China jamás procurará la hegemonía ni practicará el expansionismo. Si ello guía su desempeño real, el gigante asiático podría abrir una nueva era en las relaciones globales, apartada del unilateralismo, el imperialismo y la antidemocracia que han caracterizado la globalización neoliberal.

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