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jueves, 2 mayo, 2024
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No es sólo corrupción

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Por: Marco Vinicio Flores Guerrero • admin-zenda • Admin •

La mayoría de los analistas atribuyen a la corrupción como el factor determinante en los resultados de las elecciones de gobernadores del pasado 5 de junio. La corrupción ha provocado la pérdida de confianza en las instituciones del Estado, eso es alarmante, no dejo de ponderarlo como un factor importantísimo.

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Aún con su importancia, no podemos ignorar que en los últimos 20 años, la sociedad ha experimentado cambios exponenciales en su convivencia humana, aunado a ello, las instituciones del Estado no han evolucionado al mismo ritmo que lo ha hecho la sociedad.

En otras palabras, la expansión de la globalización, la movilidad humana (viajar más, flujos migratorios considerables), la comunicación (Internet, redes sociales, más carreteras, viajes de avión más económicos que antes, etc.) y el comparativo de niveles de vida entre naciones (derivado de más viajes, intercambios académicos, culturales, etc)., han provocado que los ciudadanos generen expectativas cada vez más exigentes hacia sus gobiernos, ahora el problema radica también, en que las aspiraciones de la sociedad han crecido a más velocidad que la capacidad de cualquier gobierno para satisfacerlas.

Agreguemos, que los partidos políticos, más allá de representar los intereses de la población, como verdaderos vehículos de interlocución de las demandas sociales, están más preocupados por el reparto de los cotos de poder, que por impulsar una agenda programática a fin a sus causas.

Eso ya lo hemos discutido bastante, seamos positivos, ¿qué hace falta?

Reestablecer la confianza en las instituciones del Estado, a través de un verdadero sistema anticorrupción, sin regateos, determinante e implacable contra la impunidad.

Reinventar los partidos políticos, por unos más fuertes, modernos, más democráticos, que estimulen y faciliten la participación; que sean dignos de la sociedad que desean gobernar.

Ciudadanos activos, arquitectos de la nueva democracia, a las que dan forma y vida, no sólo como sujetos de derechos, sino que se apropien de esos derechos y asuman sus responsabilidades ante la comunidad.

Corresponsabilidad de la clase política, independientemente del partido que representen, el interés central debe ser el progreso y bienestar de su pueblo; el interés general por encima del interés común.

Más política: más acción, mejor legislación, que se cumplan propuestas de campaña, cerrar la brecha del México de ciudadanos y políticos, más representación y participación; más diálogo.

Ayer Diego Valadez dijo en referencia al acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las FARC, “la política sirve cuando se pone al servicio de la democracia”.

Si comenzamos con esto, haremos que la política vuelva a tener sentido, valor y credibilidad; un anhelo que sólo se logrará con humildad, pero sobre todo con honradez, transparencia y apertura. La tarea debe ser, regresarle el prestigio a la política, devolver la política a los ciudadanos, sus legítimos dueños.

Mayor confianza en las instituciones permitirá involucrar más actores en las decisiones del Estado, mayor legitimidad en las acciones de gobierno, más inversionistas en los proyectos públicos, incluso hasta aumentar la base tributaria con previa justificación.

Aspiramos a una efectiva gobernanza que se mida y se juzgue por sus resultados, a través de la eficacia, calidad y buena orientación de las intervenciones del gobierno.

La manera en que nos gobernamos no ha cambiado significativamente, a pesar de la constante innovación en el mundo actual, ahora es preciso adecuar las instituciones del Estado a las nuevas realidades. Las innovaciones disruptivas, aún no llegan al gobierno, los partidos y la participación ciudadana.

No es sólo corrupción el problema, también es falta de eficacia, es diseño institucional, es el impacto social de las políticas públicas, falta de política, es el déficit democrático.

Los gobiernos no gobiernan, porque están fuera de contexto, alejados de la realidad y alejados de sus gobernados.

Ciro Gómez Leyva, también ayer en El Universal decía “nos salieron malitos”, se refería a los gobernantes jóvenes que concluyen; Carlos Lozano no es tan joven y de nada sirvieron las buenas dotes administrativas del gobernador de Aguascalientes, para conservar al PRI en el Gobierno estatal, algo similar ocurrió el año pasado con Pepe Calzada en Querétaro.

La política debe renovar métodos, ir al encuentro de la ciudadanía, recuperar la eficacia, buena conducción de la sociedad y regresar al trabajo de base comunitaria, donde radica nuestra identidad y la razón de ser del Estado y sus instituciones.

Ahora, ¿El Estado conduce a la sociedad o la sociedad al Estado?, creo que debemos caminar juntos, con nuevas reglas para las nuevas realidades y eso implica ajustes e innovación política.

El reto no es fácil, el compromiso es de todos, debemos romper paradigmas e inercias del pasado. La madurez y sensatez, nos ayudarán a encontrar nuevas formas de gobierno. Para transformar la realidad, primero debemos comprenderla.

No es sólo corrupción, falta regeneración democrática. ■

 

*Presidente de  Educar e Innovar para Progresar A.C.

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