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martes, 25 junio, 2024
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Los derechos humanos: entre la filosofía y la realidad

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Por: NÉSTOR DE BUEN •

La nueva administración incluyó los derechos humanos como uno de los componentes del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, específicamente dentro de la primera meta titulada México en Paz. La principal acción que se describe en los dos párrafos que se le asignan a este tema es promover e impulsar la Reforma Constitucional de 2011 en materia de derechos humanos y juicio de amparo. Esta reforma cambió el texto de varios artículos para incluir en ellos este concepto.

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El reconocimiento de los derechos humanos y de los tratados internacionales dentro de las leyes mexicanas es positivo, sobre todo tratándose de la conducción de la política de seguridad. Sin embargo, el PND no provee una definición de los mismos ni establece con claridad cómo este componente se incorporará a la estrategia de seguridad de la nueva administración federal.

La nueva administración ha tomado acciones relevantes en la materia, por ejemplo, puede destacarse la creación de una fiscalía especializada dentro de la Procuraduría General de la República (PGR) para la investigación de personas desaparecidas. Sin embargo, un análisis más detallado requiere preguntar si en realidad se están tomando en serio los derechos humanos. El personal de esta fiscalía hasta ahora es de 12 agentes, que difícilmente podrán atender los más de 27 mil casos de personas cuyo paradero se desconoce de acuerdo con Amnistía Internacional.

La forma en la que este tema se aborda en el PND también es indicativa de este problema. El texto del PND remite a la reforma de 2011 con la que se incluyó en la Constitución el concepto de “los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales”. No obstante, esta misma idea es contraria a la definición de derechos humanos. La teoría dice que los derechos humanos deben de ser una clase especial de derechos, es decir, no pueden ser lo mismo que los derechos legales, incluso deben tener preeminencia sobre éstos. Esto se debe a que equiparar ambos tipos de derechos es equivalente a decir que sólo tienen derechos humanos las personas que viven en países cuyos gobiernos los reconocen. Esto significaría que las personas que viven en regímenes dictatoriales no tienen derechos humanos a pesar de que son las que más necesitan que se hagan valer.

Conducir una política de seguridad con los derechos humanos como uno de sus ejes, por tanto, implica que éstos deben ser prioritarios. La pobre asignación de recursos que se le dio a esta nueva agencia de la PGR no es congruente con algo que se considera una prioridad, menos si se toma en cuenta que está encargada de investigar casos en los que se trata de violaciones a dos de los derechos humanos más básicos como son la vida y la libertad de cada persona. También hay que tomar en cuenta que si se le va a dar prioridad a algo es fundamental saber exactamente cuáles son sus límites.

Por esta razón, es necesario saber exactamente cuáles son considerados derechos humanos y por qué. Por ejemplo, una sentencia arbitrariamente dictada contra una persona constituye una violación a sus derechos humanos al igual que una desaparición forzada. Saber por qué lo son, ayuda a distinguir qué clase de derechos merecen ser considerados como tales. En principio puede decirse que los derechos humanos son aquellos que protegen la dignidad del individuo.

Una idea que ayuda a entender qué derechos entran en esta clasificación y por tanto el porqué de lo anterior, es el concepto de autopropiedad. Esto significa que cada persona es dueña de sí misma y de su cuerpo. Lo cual quiere decir que cada quien es dueño de su vida, de su libertad y de los frutos de su trabajo. Esto es útil para comprender por qué una desaparición forzada, una sentencia arbitrariamente dictada, un homicidio o un secuestro, constituyen violaciones a los derechos humanos.

Una política de seguridad pública basada en los derechos humanos, es una política que se conduce respetando la autopropiedad de cada persona sobre sí misma. Por lo tanto, la prevención y sanción de delitos como el homicidio y el secuestro son primordiales. Además, es igualmente importante que las acciones del Estado se conduzcan con base en estos principios, lo que significa no utilizar métodos como la prisión preventiva o la tortura.

Hay diversas formas en las que puede demostrarse que en realidad va a tomarse en serio el concepto de derechos humanos como uno de los ejes conductores para alcanzar un México en paz. Una es empezar teniendo claro qué quiere decir esta idea y exactamente a qué derechos se refiere. Otra es que el gobierno se muestre abierto tanto a críticas como recomendaciones de organismos de derechos humanos. Este es un tema fundamental por lo que merece la prioridad más alta y esta debe ser mostrada tanto con ideas como acciones. ■

*Investigador de México Evalúa

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