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viernes, 26 abril, 2024
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49 años detrás del FPZ

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Por: LAURA RODRÍGUEZ CERVANTES •

El Frente Popular de Zacatecas fue un acontecimiento histórico que nace el 23 y 24 de enero de 1974, en la etapa presidencial de Luis Echeverría Álvarez; en este periodo se hace latente un agravamiento de los conflictos rurales en el país. En Zacatecas, las condiciones socioeconómicas  prevalecientes al inicio de los setenta se manifiestan en el rezago agrario; disminución de fuentes de trabajo; una alta migración, originando que algunos se instalen en la periferia de la ciudad buscando un lugar donde construir una vivienda; la industrialización es totalmente nula; además se percibe una oligarquía atrasada, usurera y conservadora; también existía un intervención de control por parte del Estado hacia las organizaciones oficiales bajo la tutela de la Confederación Nacional Campesina, sin dejar de lado el poder político detentado por los terratenientes agrupados en la Unión Ganadera. 

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En esta trama la educación no era ajena al escenario que vivía el estado ni tampoco a la ventolera de cambios que se da con los movimientos estudiantiles de 1968 y 1971 que repercuten en la Universidad Autónoma de Zacatecas con la llegada de profesores de la UNAM, los que vinieron a generar al interior de la UAZ un debate modernizador de los planes de estudio con el fin de orientar e iniciar un proceso de conocimiento donde los estudiantes asumieron su papel. Los estudiantes universitarios detrás del 2 de octubre de 1968 empiezan a tener conciencia de que el gobierno no pudo solucionar los conflictos estudiantiles, ello fue el inicio de una fuerza que desató que los universitarios marcharan del brazo de los descamisados; de esta vinculación surgió lo que se conceptualizó como la Universidad- pueblo.

La irrupción frentista, en su soplo más álgido, logró dislocar a una economía instalada en el rentismo, logró evidenciar la burocracia y represión del Estado, pues la lucha implicó represión, secuestro y cárcel para activistas y peticionarios. Varias comunidades fueron desalojadas, algunas habían venido solicitando durante 40 años solución al reparto agrario; los desalojos de Morones, El Retoño y La Blanquita fueron la expresión de otras expulsiones, que encerró al Tigre, Tepetongo, Villanueva, la Rubén Jaramillo y Noria del Burro. Las diferentes acciones de lucha conllevaron a involucrarse con movimientos de colonos, vendedores ambulantes, músicos, incluyendo la lucha de los universitarios por incremento de subsidio para la institución.

Algunos de los alcances del FPZ, en su primera década de existencia, fueron la afectación del gran latifundio en el campo; la creación de varias colonias populares y servicios en la ciudad; los universitarios marcharon al lado del movimiento campesino y popular, concibiendo el cambio de pensamiento  de amplios sectores de la sociedad; se construyeron organizaciones autónomas de masas, lo que permitió buscar formas superiores de organización y de lucha para presionar, de manera colectiva, a un gobierno  hostil, participando en la defensa de sus demandas, traspasando a las organizaciones oficiales. Se ayudó a los pueblos por dónde transitar hacia la justicia y libertad; se refutó la opresión, la injusticia, el abuso del poder y la corrupción.

A 49 años del nacimiento del FPZ, éste se configuró como un nuevo actor social en el Estado, obligando al poder a abrir las negociaciones para la tramitación a sus demandas, además de implementar una cultura ciudadana por la democracia. 

Y como lo han señalado varios universitarios, el FPZ hizo alianzas entre los sectores democráticos de la Universidad, los colonos y campesinos; se logró la apertura de los hijos de los pobres a la Universidad, ofertando servicios estudiantiles, cambios en el currículo encaminados a implementar los foros de reforma universitaria de 1971, que explican las reformas posteriores en la UAZ.

A 49 años de la génesis del FPZ, la lucha de hoy se encamina a los efectos nocivos del neoliberalismo y lo que ello conlleva, como lo es la expulsión de los territorios a campesinos por parte de las grandes empresas mineras. El Zacatecas de la década de los setenta nos sigue presentando altos índices de marginación y una cruda violencia e inseguridad, intensidad migratoria, desempleo y bajos salarios.

Podemos finalmente decir que el FPZ cumplió su tarea fundamental: fue una escuela de arrastre ciudadano, comprometido con las libertades democráticas, las demandas de los pobres y la transformación de Zacatecas; hoy no podemos dejar en la oscuridad el movimiento social y campesino. A pesar de sus aciertos y desaciertos, la sociedad zacatecana debe seguir evaluando su transcendencia y limitaciones.

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