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sábado, 20 abril, 2024
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El PRD a la deriva

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Por: DANIEL SALAZAR M. •

En el marco del informe de sus actividades legislativas, el pasado jueves 22 el senador Alejandro Encinas hizo del conocimiento público lo que ya se esperaba, su renuncia al PRD. Entre los invitados estaba el ingeniero Cárdenas quien, igualmente, abandonara el partido que ambos fundaran en 1989.

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Una decisión “estrictamente personal”  -aseguró Encinas- que fue tomada ante la descomposición del PRD. “Ya no es el mismo”—dijo–. “Abandonó los postulados que le dieron origen…”.

En su renuncia, Encinas criticó el apoyo que se diera a las reformas impulsadas por Peña Nieto y recordó la imposición de la dirigencia nacional en 2008.  Recapituló las alianzas del PRD con la derecha panista y con el PRI y fustigó el que se hubiera llegado al extremo de vender candidaturas y postular a delincuentes como sus candidatos…”.

Pero, hay que decirlo: miles han abandonado antes al PRD. El “desencanto” empezó desde el momento mismo en que este partido se convirtió en una organización funcional al sistema, para jugar un papel colaboracionista durante el gobierno de Calderón y ahora con el de Peña Nieto. El PRD abrevó de la influencia neoliberal que lo distanció de la izquierda, tanto, que lo llevó a preferir “figuras” por encima de programa y principios. El caso Aguirre Rivero y los Abarca en el estado de Guerrero, los tiene metidos en una seria crisis de credibilidad.

Los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa desaparecidos por instrucciones de un alcalde perredista ligado al narcotráfico, está logrando que miles de militantes más abandonen esta organización como ahora lo ha hecho Encinas. La noticia con difundida, así como el tono de la resistencia, es la causante directa de esta tan notable renuncia. Pero me pregunto ¿Cómo fue que se dejó de lado en 2006-7 el hecho de que mientras millones de mexicanos rechazaban en las calles la usurpación de la Presidencia de la República, los gobiernos estatales del PRD en Zacatecas, Guerrero, Baja California Sur, Michoacán y Chiapas se apresuraron a reconocer la presidencia espuria de Felipe Calderón? ¿Ese hecho no fue acaso tan grave como la desaparición de los normalistas? El PRD dio entonces la espalda a la dinámica popular de ruptura contra el régimen y la usurpación, para negociar posiciones. Todos, o casi todos en el PRD, guardaron silencio

Después de la elección interna por la presidencia nacional del PRD en 2008, Encinas prácticamente guardó “prudencia” toda vez que el Tribunal Electoral dio a conocer los “resultados definitivos” que daban “el triunfo” a Jesús Ortega (a pesar de que el conteo interno en actas daba por ganador a Alejandro). Luego, todos estos años de colaboracionismo con el poder y de alianzas con la derecha que hoy denuncia Encinas, dice Alejandro no haberlas avalado pero, sin embargo, él se quedó ahí, militando en el PRD, junto con Cárdenas y otros, “aguantando” las traiciones de “los chuchos” en un PRD que desde entonces se desdibujó. Las renuncias de Encinas y de Cárdenas –inscritas en la crisis general del PRD– no los exoneran de las responsabilidades y claudicaciones del partido en el que militaron.

En febrero de 2010, la prensa nacional y local dio a conocer otra renuncia en el PRD. Aquí solo algunos extractos:

“Hago del conocimiento público, mi renuncia al Partido de la Revolución Democrática y al cargo que venía desempeñando como secretario general. Muchos son los motivos, pero los principales tienen que ver con la imposición de Jesús Ortega en la presidencia nacional de este partido y con la intromisión del gobierno de la República en la vida interna del PRD.  Junto a eso, una vergonzosa cadena de traiciones y claudicaciones…”.

“Se cierra un ciclo en PRD. Habiendo nacido como partido de oposición al viejo partido de Estado, dejó de serlo con la ordenación de Ortega convirtiéndose en un partido palero del régimen; capaz de llegar a acuerdos con la derecha (para gobernar estados y municipios) la misma derecha que mantiene el régimen de explotación y miseria en México y que arrebató los triunfos de la izquierda en las elecciones presidenciales de 1988 y 2006”.

“Esta decisión, nada tienen que ver con mi situación personal ni con mis sentimientos ni deseos. Obedece a la marcha objetiva de los acontecimientos en la que están inscritas las acciones de la corriente hegemónica del PRD y de todos los que ahora le siguen y solapan”.

“A diferencia de otros compañeros, no fui fundador del PRD ni pretendí serlo, pero, por un tiempo vi en él -y con ellos- un instrumento de lucha y hasta una palanca de la historia en 2006. Durante mi permanencia mantuve una oposición de izquierda pretendiendo cambiar las cosas, pero todos nuestros esfuerzos resultaron inútiles frente a un partido totalmente desfigurado…”.

“Los militantes que decidan permanecer “a ver qué sucede más delante”, tarde o temprano podrán distinguir que la política perversa y zigzagueante de su dirección, no es otra cosa que su descomposición y capitulación. Tendrán que responderse cómo fue que una camarilla estranguló a un partido de oposición para transformarlo en una caricatura”.

 

www.prt.org.mx //  [email protected]

 

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