A diferencia de otras épocas, ya no únicamente se desaparece o asesina a los disidentes políticos, por lo que la desaparición ya no es sólo un mecanismo de control de opositores políticos, sino de control social, de despojo territorial, de flujos migratorios y otras cuestiones, afirmó David Márquez Verduzco, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Durante una conferencia impartida en el marco de la celebración del aniversario de la Unidad Académica de Psicología de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (BUAZ), dijo que el móvil político de las desapariciones es que se inscriben en políticas neoliberales de explotación y consumo.
“El capitalismo lo que hace es insertar el discurso económico en todas las áreas de la vida, incluso en la economía, género y en la muerte misma, lo cual se ha conceptuado como necropolítica”, expresó.
Indicó que la desaparición de personas es un dispositivo necropolítico en el que no sólo se controla la vida de las personas, sino también las formas de darles muerte, por lo que la guerra contra el narcotráfico busca legitimar la militarización del país a través de ese enemigo público que, en el discurso, “merecen morir en aras de un proyecto de nación, a la vez de que esa forma de dar muerte sirve para la explotación económica”,
Márquez Verduzco expuso que hay momentos claves en que se visibilizó lo que sucede en México de parte de colectivos y familiares y, en primer momento fue el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, encabezado por Javier Sicilia, y posteriormente con la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa.
Explicó que, en este contexto del capitalismo, se pretende controlar los cuerpos, la vida de las personas, territorios y poblaciones, ello unido con la necropolítica. Es decir, no es que una sustituya a la otra, sino que son constitutivas y en ambas se definen los mecanismos de muerte y quién va a tener que morir para que otros puedan vivir. “Esto es una falacia, pero se mantiene como una ilusión para darle sentido a un sistema social”.
En ese contexto, comentó que la alternativa de las familias de víctimas de desaparición ha sido la articulación colectiva y la creación de lazos donde impera el silencio, el aislamiento y la soledad.
Márquez Verduzco detalló que el hecho de no encontrar a un familiar es una situación traumática que puede generar angustia, pero al mismo tiempo puede generar potencia para continuar en su búsqueda y constituirse como agentes políticos.