La Gualdra 595 / Río de palabras
Existen ensayos entrañables, exquisitos, eruditos, entretenidos, espléndidos, encantadores et elocuentes. Enfocado en ese enjambre explora estilos. Ejercitándote en ese esférico espejo encuentra el espíritu ensayístico. Embebido en ese éxtasis elige el estimulante enigma.
Encauza ese escarabajo escribiendo enunciados envueltos en espontáneas elucubraciones: experiencias, excentricidades, episodios epopéyicos, etimologías encubiertas, escrituras extrañas, epígrafes exquisitos. Enhebra esas evanescentes epifanías en esbozos. Encarrilado, examina escrupulosamente esos embriones, entrevé el ensayo, engéndralo.
Embarcado en ese emprendimiento, ensancha el espíritu embriagándote en exuberantes esencias escriturales. Extasiado en esas efervescencias enfócate en el enigma. Escribe expresiones estimulantes. Evalúa esos enunciados, encuentra errores/excesos/enredos/efectismos, elimina esos enemigos, expláyate, empero evita exageradas explicaciones.
En esa experiencia eventualmente escribirás extravagancias, ¡enhorabuena! Eso es encomiable. Escribiendo encontrarás el estilo especial. En esa expectativa es esencial emular elogiados ensayistas, Erasmo es excelente ejemplo. Encumbrado en ellos, evocándolos, entrena en escenarios extremos. Entrégate, exígete entusiasmo, en esa exigencia, escala escabrosos escritos, exhala energía, empatiza emociones. Esmérate en elaborar enunciados espléndidamente equilibrados.
Eventualmente, en ese esfuerzo, encontrarás ese equilibrio. En ese momento, exclamarás ¡Eureka! Escarba enseguida en ese entorno, exprímelo. Esclarece el escarlata enigma. Envuélvenos en ese electrizante encantamiento, enfatízalo. Ennoblece el ensayo, escúlpelo, emociónanos.
* A propósito del aniversario luctuoso de Michel de Montaigne (Castillo de Montaigne, Saint-Michel-de-Montaigne, 28 de febrero de 1533 – Castillo de Montaigne, Saint-Michel-de-Montaigne, 13 de septiembre de 1592).
