La Gualdra 595 / Artes y oficios
A lo largo de la historia de la antropología, se ha observado un cambio en la función de la artesanía en las culturas prehispánicas, con un enfoque creciente en beneficio del capitalismo. Néstor García Canclini señala que, a veces, parece que las artesanías son invenciones teóricas de la marginalidad. Inicialmente, la artesanía era fundamental en la creación de herramientas, instrumentos, prendas y objetos religiosos. Sin embargo, con la llegada de la maquinaria y la industrialización, los artesanos se vieron relegados a trabajos de decoración y reparación que requerían habilidades manuales, creatividad y precisión.
A pesar de esta evolución, algunas técnicas artesanales han conservado su importancia debido a su valor espiritual, social y cultural. Algunas técnicas son herencia de linajes y comunidades, transmitidas de generación en generación. Mantener vivos y enseñar estos oficios se convierte en un compromiso fundamental.
El arte popular mexicano requiere una actitud de responsabilidad social y apoyo, ya que, para los artesanos, es una forma de vida en todos los sentidos. Aunque actualmente el trabajo artesanal es mayor, no todas las técnicas han sobrevivido o experimentado un aumento productivo. Algunas han necesitado ser rescatadas y apreciadas por su verdadero valor histórico y cultural. Un ejemplo de esto es la técnica de la «pasta de caña» o Tatzingueni en la región purépecha de Michoacán.
En la ciudad de Pátzcuaro, este proceso de rescate comenzó hace aproximadamente 20 años, liderado por el maestro Baldomero Guzmán. La pasta de caña es una técnica extremadamente laboriosa que requiere la colaboración de toda la familia. Aunque no es la principal fuente de ingresos para los artesanos, las piezas que se crean son especiales y apreciadas por aquéllos que valoran este trabajo.
La escultura en pasta de caña implica una amplia gama de habilidades, incluyendo conocimientos en agricultura, herbolaria, ganadería, mineralogía, escultura y pintura. El proceso es largo y depende de factores climáticos, lo que lo hace aún más desafiante. A pesar de esto, la pasta de caña se valora por su ligereza y resistencia.
Para mantener viva esta técnica, los artesanos de Pátzcuaro han recurrido a conocimientos de otras técnicas prehispánicas, como el maque. La pasta de caña fue también mejorada con telas entretejidas y pinturas a base de aceite de lino. Esto permitió que muchas piezas se mantuvieran intactas durante años.
Tzintzuntzan, la cuna del imperio tarasco, también ha luchado por preservar esta técnica. Aunque la mayoría de las artesanías en la región se centran en cerámica, cestería, bordados y muebles de tule, algunos artesanos han trabajado en rescatar la escultura en pasta de caña.
En Tupátaro, una pequeña comunidad cerca de Pátzcuaro, se encuentra una pieza en pasta de caña que data del siglo XVIII, un frontal que es único en su técnica y que representa una parte importante de la historia de esta tradición. La pasta de caña no era común en la Nueva España, pero los habitantes de Tupátaro recurrieron a ella debido a la escasez de recursos económicos.
Hoy en día, el compromiso de artesanos y líderes de la comunidad sigue siendo esencial para mantener viva esta tradición. Se han impartido talleres y se ha investigado cómo la técnica de la pasta de caña puede evolucionar en la escultura contemporánea.
* Estudiante del Doctorado en Estudios Novohispanos de la Unidad Académica de Estudios de las Humanidades UAZ.
