El regreso a clases está provocando en las madres y padres de familia esas raras enfermedades que suelen darle a los mexicanos en momentos duros: por ejemplo, a Brenda Hernández, este lunes durante la compra de útiles escolares, le dio “el mimisquis” que seguramente es un padecimiento derivado del “soponcio” o “el váguido” porque puso los ojos en blanco al momento de calcular cuánto ha gastado en los útiles de sus cuatro hijos para este regreso a clases: más 5 mil pesos, contando ya uniformes de los que necesitan uno nuevo.
El arranque del ciclo escolar 2022-2023 seguramente traerá una pandemia de “mimisquis” a padres y madres de familias mexicanas que se enfrentan en esta ocasión a un regreso a clases marcado por la inflación que, por ende, trae consigo un alza de precios que no se veía desde hace 20 años y que seguramente apretará a las familias en el gasto, para poder hacerle frente.
Así lo confirma Brenda para La Jornada Zacatecas, luego de pagar 840 pesos por dos mochilas de rueditas con dibujos alusivos al filme Jurassic Park y al videojuego Fortnite, la cual, a falta de una con imágenes de Minecraft, fue escogida por uno de sus dos hijos a regañadientes. Brenda tiene cuatro hijos: dos en primaria; una, en secundaria, y uno más en preparatoria, que entre todos sumarán un alto gasto para la familia en la que solamente el padre trabaja fuera, dedicándose al comercio; mientras ella, la madre, trabaja como ama de casa.
Los colores, el resistol, los pliegos de papel para forrar, los uniformes y hasta la inscripción han subido, dice Brenda en la Feria Escolar, ubicada en la Casa Municipal de Cultura de Zacatecas, pues cuando el año pasado pagaba 3 pesos por pliego, este lunes pagó 8 pesos. En cuanto a la inscripción, en la prepa subió de mil 200 a mil 600; para secundaria el costo fue de 850 pesos, y para primaria, 500. Entre sus cuatro hijos, sumando útiles (hasta 26 libretas) y uniformes, el gasto, reconoce, asciende a más de 5 mil pesos, sin contar las inscripciones. Al momento de la suma es cuando le da el “mimisquis”.
Inscripción en la prepa
subió de mil 200 a mil 600;
en secundaria el costo
fue de 850 pesos, y para
primaria, 500: ciudadana
Según el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), la inflación de los artículos de educación fue de 8.19 por ciento anual en julio, la más elevada desde agosto de 2001, siendo los cuadernos y carpetas los útiles que presentaron un incremento de 13.97 por ciento, el dato más elevado que se tenga desde marzo de 1997, esto, mientras los uniformes escolares registraron también la inflación más elevada desde 1995, con una variación anual a julio de 9.05 por ciento.
Quien no pierde detalle de su lista y de cuánto dinero lleva invertido en un solo puesto de la Feria Escolar es Esthela Hernández. Lleva impresas dos hojas y con marcatextos naranja fluorescente va tachando lo adquirido. La acompaña su hija, alumna de un colegio que en el momento de la entrevista está algo molesta porque no le compraron unos plumones que quería ni una calculadora de 250 pesos. ¡Eso es lo que gana un trabajador en un día!, le dice su madre.
Esthela, empleada de una empresa minera, tiene dos hijos y entre los útiles de ambos ha gastado más de 4 mil pesos, esto sin contar el costo de la inscripción al colegio en el que están, pero reconoce que con el aumento de los precios ya no alcanza ni trabajando en la Iniciativa Privada, por lo que ha determinado no comprar en esta ocasión ni zapatos ni tenis para su hijo e hija, y el uniforme, agrega, también será de reúso, salvo una sudadera que uno de los dos necesita.
Mochila tampoco compró, ¡cuesta 800 pesos! ¡Qué se lleve la misma!, dice indignada, luego de haber pagado ya 2 mil 500 pesos en el mismo puesto. Se aleja con su hija siguiéndole los rápidos pasos entre los demás puestos. La compra no ha finalizado.
El impacto en los bolsillos de las familias mexicanas, y en este caso zacatecanas, se está dejando sentir de una forma brusca luego de los dos años y medio recientes en que la educación tuvo que convertirse en remota debido a la pandemia de Covid-19, lo que si bien presentó un gran reto para las escuelas, estudiantes y padres por el uso de la tecnología, generó por otra parte un ahorro en útiles, zapatos y uniformes. Pero las presenciales y la nueva normalidad están aquí y contra el “mimisquis” aún no hay vacuna.
