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martes, 16 abril, 2024
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Pregunta sobre la Poesía

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Por: Jorge Humberto De Haro Duarte • admin-zenda • Admin •

Voy a tratar de contestar una pregunta que no existía en mi imaginario, hasta que hace unos días, durante pláticas derivadas de un taller de búsqueda literaria, algunas personas dialogaron sobre la presencia de un fenómeno que prevalece a lo largo de las andanzas de la historia y sigue siendo una aportación de primera mano en la supervivencia de la calidez humana a través de los valores, ideas, imágenes, semblanzas, protestas, delirios, horrores, errores y multitud de semblanzas e invocaciones que verdaderamente mueven, los momentos sublimes de la existencia que se hacen realidad a través de la magia elaborada de la palabra, es decir, la poesía, el verbo sacro de la vida.

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Vamos a eliminar de antemano las respuestas de los que dicen que esta es una actividad inútil. Quizás tengan razón. Nadie debe dedicarse a hacer poesía cuando hay tanto capital que mantener. Cuando hay tanto qué hacer para trascender en una sociedad de consumo y de desperdicio. Hay tanto qué hacer.

He estado tratando de encontrar formas de definir la poesía y el significado de dicha disciplina. Muchos dicen que es la forma que se elige para dirigirse a la persona amada y decirle a través de ornamentadas frases el sentir más profundo que se puede expresar. Sin embargo, en mi vida amorosa siempre he estado convencido que no hay nada más poético que una mirada, un abrazo, besos de diferentes magnitudes, proporciones e intenciones. Incluso, llego a creer que las palabras salen sobrando.

Cuando se le ha hecho la lucha para hablar bien del pueblo natal, de la Patria, del planeta y se han escrito muchas líneas vertiendo montones de tinta; pero la poesía que ha surgido de esos amores y la manera como se relaciona uno con ellos requieren de una acción sostenida y tozuda, realimentando los procesos que permitan recapturar los diversos períodos de grandeza y las formas de fomentar y cultivar la felicidad entre los seres humanos y la relación que se establece con el prójimo y las otras entidades y formas de vida que prevalecen en la superficie de los territorios y océanos que mantienen la vida en el planeta. La poesía que surge de esa lucha es sólo la consecuencia de la asimilación de la experiencia acumulada durante esos embates. Las vivencias que derivan de esos planteamientos, siempre llevan alguna magia inmanejable que no es fácil ponerla entre líneas para intentar escribir poesía de los mensajes sublimes que nos regala la Naturaleza.

Cuando se quiere hacer procesos verbales para el amigo o la amiga que, con sus dones de gente nutren y proyectan, el solo hecho de corresponder, sabe y huele a poesía. Un gran abrazo fraterno, los comentarios positivos, las remembranzas de los tiempos compartidos y hace tiempo idos, las ocurrencias y los planes para enfrentar un mejor futuro llenan las convivencias de esa magia inexplicable que trasciende y nos hace confirmar que vivir esos momentos transportan a la gloria de lo excelso, al disfrute extremo del momento insustituible, a lo más notable y rescatable del momento en que se dio la entrega entre dos o más desconocidos en su momento, para cimentar una complicidad de extremos generosos que permiten afirmar el valor excelso de un amigo. Y eso es poesía.

Cuando hay que remitirse al delirio de confirmar el supremo amor de la paternidad proyectado en la creación de una familia funcional llena de hijos y de nietos; el apego proyectado hacia ellos es lo que llena el éter de la satisfacción de dar lo mejor de uno mismo hacia otros seres, que además, por regla general portan la sangre propia, la genética, los modos, lo intenso; el saber delimitar un buen camino para que desarrollen la capacidad de ser sí mismos y no polvo u hojas que arrastra el vendaval sin resistencia alguna. Cuando se forjan seres que son buenos y trascienden, eso es poesía.

En fin, insisto en que no porto una respuesta para decirles a otros lo que para mí significa la poesía. Lo más cercano a una respuesta sería balbucear algunas frases que se refieran a afirmaciones que se hacen principalmente a través de la prístina y más pura evocación del verbo educado que trasciende y transforma el lenguaje popular para darle a la palabra dimensiones etéreas y privilegiadas para la comunicación de altura en medio de los intrincados laberintos de la imaginación, de la audacia para reconstruir el mensaje de la existencia, la vida palpitante, el razonamiento pétreo, los deslices impredecibles del fenómeno del amor. El amor a la Tierra, el amor al prójimo. El Primer Mandamiento.

Sobre todo, opino que ser poético constituye el arrojo que se necesita para mostrarse como un recipiente cristalino como el agua. De tratar enmendar los errores que la vida nos ayuda a cometer; viendo siempre el futuro como algo presente que nos permitirá ser los mejores, como seres de bien y cuando se logre el objetivo, desecharlo e intentar hacerlo mejor. Cuesta trabajo ser íntegro y honesto, o al menos, intentarlo. Tiene sus gracias: es hasta poético.

Hay que seguir observando los hechos, sus entornos y las cadenas de vida que ahí se forjan. Si surge la poesía, entonces se pueden romper las otras cadenas: las de la ignorancia. ■

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