Bagdag. Extremistas sunítas atacaron dos prisiones en Irak, una de ellas Abu Ghraib -que se hizo famosa por las fotografías que mostraban abusos a prisioneros por parte de soldados estadunidenses-, lo que dejó un saldo de 26 soldados y policías muertos en un intento por ingresar a la cárcel y liberar a los presos.
Hakim Zamili, un integrante del comité de seguridad y defensa en el Parlamento, aseguró que el número de presos fugados ha alcanzado los 500, la mayoría de ellos altos miembros de Al Qaeda y que tenían sentencias de muerte, pero ninguna autoridad ha confirmado la versión.
Abu Ghraib se encuentra a las afueras de Bagdad. La otra prisión atacada está ubicada en la localidad de Taji, a 20 kilómetros al norte de la capital.
Atacantes suicidas condujeron coches cargados con explosivos hasta las puertas de la prisión en las afueras de Bagdad el domingo por la noche e hicieron estallar la carga, mientras hombres armados atacaron a los guardias con morteros y lanzagranadas.
Otros extremistas tomaron posiciones cerca de la carretera principal combatiendo a los refuerzos de seguridad enviados desde Bagdad mientras varios extremistas con chalecos explosivos entraban en la prisión para ayudar a liberar a los presos.
Diez policías y cuatro extremistas murieron en los enfrentamientos posteriores, que continuaron hasta el lunes por la mañana, cuando llegaron helicópteros para ayudar a recuperar el control.
De acuerdo con Hakim Zamili, cientos de presos habrían conseguido fugarse de Abu Ghraib. “Las fuerzas de seguridad han detenido a algunos de ellos, pero el resto todavía está libre”, agregó.
Un funcionario de seguridad dijo a Reuters bajo condición de anonimato: “Obviamente es un ataque terrorista llevado a cabo por Al Qaeda para liberar a presos terroristas”.
Otro ataque simultáneo en otra prisión, en Taji, a unos 20 kilómetros al norte de Bagdad, siguió un patrón similar, pero los guardias lograron evitar que hubiera fugas. Murieron 16 soldados y seis activistas.