Quienes por su fanatismo antiAMLO, o anti4T, me acusan de fanático, han pasado por alto muchas de mis críticas implícitas o francas. Y han sido incapaces de hilvanar argumentaciones. Seguro estoy que la pereza que los caracteriza les provoca flojera leer lo que alegan refutar. Así no superarán el fanatismo que los arropa y que acostumbran atribuir a otros. Tienen, además, la desfachatez de acusar de lo que han hecho y de lo que son. Hasta parece que su preocupación es no perder la patente.
El presidente ha insistido mucho que el problema principal de nuestro país es la corrupción. Yo sostengo que es el modelo de sociedad que se implementó por el capital transnacional, en su etapa neoliberal, apoyado por sus gobiernos y usando como medios al PRI y al PAN, llevando a las arrastras al PRD y a Movimiento Ciudadano.
En realidad, LA CORRUPCIÓN no es nuestro problema principal; tampoco es simple expresión, ES UN MÉTODO DEL PROCESO DE LA ACUMULACIÓN DEL CAPITAL que, desde sus entrañas económicas, prolonga sus tentáculos a la administración pública y política, procediendo a corroer a las instituciones, funcionarios, políticos y sus partidos que, a su vez, requieren un bagaje ideológico que lo justifique, así como los aparatos de distribución del mismo.
Así como la ciencia es orientada a satisfacer necesidades tecnológicas del gran capital, también es urgida a elaborar los “argumentos” que justifican su existencia y fase de desarrollo. Otro tanto hace en la política, donde su matiz ideológico (falsa conciencia) es más acentuado.
En el primer caso, hay disciplina muy estricta en métodos y resultados de la investigación que privilegian la aplicación directa a los procesos productivos mientras que los principios básicos, sino impactan de inmediato en la producción, por muy esenciales que resulten en el desarrollo futuro de la ciencia y la tecnología, no tienen la misma importancia
El intelectual orgánico de las áreas humanísticas tiene menor prioridad y exigencia en su calidad investigadora, porque sus resultados no son cercanos al incremento de la productividad. Obvio, ello no significa que no existan trabajos de investigación y desarrollo brillantes.
Vistos desde la gran empresa, a ideólogos y políticos se les alquila por acción concreta, son desechables y no importa que incurran en actos no éticos, inmorales, ilegales, destrucción natural, afectación a derechos de otros, sobornos, traición a la patria. Tampoco importa fortaleza intelectual, evolución política e ideológica posterior, sólo que contribuyan al incremento de la ganancia para lo cual se les paga. Es el fondo y la génesis de la praxis corrupta.
Esta RELACIÓN SOCIAL PROFUNDA explica la condición política e ideológicamente caótica de la derecha latinoamericana. En México tenemos nuestro propio laboratorio social con los opositores al actual régimen. Es evidente la miseria intelectual, la incapacidad de armar el programa de un camino alternativo, crear la organización y la ideología política, justamente porque LA RELACIÓN SOCIAL PROFUNDA ESTÁ EN CRISIS.
La presencia de “pensadores” atados a las tareas que les asignó el gran capital, del que son “obreros ideológicos y políticos” (por su ADN social corruptos, alquilados al mejor postor) sólo han encontrado como nuevas tareas de un fanatismo irracional aventar veneno, distorsionar, descontextualizar, parcializar, mentir, difamar, calumniar. Los más duchos que se nos presentan como analistas y expertos arman campañas de odio y sus opiniones son auténtica propaganda carente de elementos y de rumbo.
Pareciera que han dejado de razonar, que presentan amnesia y que se conciben inmaculados. La verdad, algunos siguen recibiendo la consigna y jugosas percepciones. Póngales nombres y no se equivocan. Hasta parece que están en competencia. Otros hablan desde el dolor de una costumbre corrupta que se trunca. Es el caso de partidos y los políticos de quienes hay una iniciativa de ley que les niega vivir del presupuesto y los convoca a mantener los gastos de sus partidos.
Pero, como esa lucha no pueden hacerla solos, ocupan a muchos incautos, a los que no convidan de sus dividendos, que repitan como loros, como eco, todas las bajezas que emergen del resentimiento y del odio que les representa someterlos a un modelo social diferente al que se acostumbraron a vivir con grandes privilegios.
EL GRAN capital se revuelca ante la crisis de su neoliberalismo, el método de la corrupción para amasar grandes fortunas sucumbe y sus peones políticos e ideológicos carecen de coherencia. Aún tienen problemas para comprender que ya no les conviene luchar, como alternativa, por el regreso a un modelo de sociedad que la mayoría de los mexicanos hemos rechazado y que las encuestas muestran que no pensamos regresar a él. Y tampoco pueden aceptar como propio el avance de un modelo que los contradice. Ocupan la creación de una alternativa, pero si no la han podido pensar mucho menos la pueden aplicar.
