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lunes, 2 junio, 2025
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Es momento de constituirnos, Zacatecas 1823-1825 de Mariana Terán Fuentes

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Por: JOSÉ ENCISO CONTRERAS •

La Gualdra 656 / Libros / Historia

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La doctora Mariana Terán Fuentes nació en la Ciudad de México un 26 de diciembre, en el seno de una familia encabezada por don Víctor Manuel Terán, abogado, y doña Aurora Fuentes del Villar. Inició sus estudios básicos, secundarios y preparatorios en la ciudad de Aguascalientes, graduándose como licenciada en sociología por la universidad de aquel estado; más tarde obtuvo una maestría en Estudios Étnicos y del Lenguaje, en el colegio de Michoacán. También logró su doctorado en historia por la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas, a la que se integró a laborar como docente poco después en las licenciaturas de Letras, Historia y Desarrollo Cultural. 

Más tarde fue fundadora de la Maestría en Humanidades, luego de la Maestría-Doctorado en Historia y después del Doctorado en Estudios Contemporáneos, al que está adscrita en la actualidad. Ha publicado muchos pero muchos libros como autora y coautora. Sería tardado enumerarlos todos, pero por ahora baste decir que el primero de ellos fue El artificio de la fe, en el ya lejano 2002; y el más reciente esta monumental compilación documental que estamos presentando. Sus artículos son igualmente copiosos y publicados en las más rigurosas revistas internacionales, sin que eso no quiera decir que no se haya dedicado a una intensa actividad de divulgación de su trabajo. Se ha hecho merecidamente acreedora a múltiples distinciones académicas, entre las que destacan su ingreso a la Academia Mexicana de la Historia, y al máximo nivel del Sistema Nacional de Investigadores. 

Por lo que ella siempre dice recio y quedito, pero sobre todo por lo que hace, la doctora Mariana tiene gran compromiso social, mujer de carácter, de talante progresista, amorosa madre de familia y ejemplo de laboriosidad y dedicación. Critica los pagos de colegiaturas en la educación pública, se esfuerza por dar circulación a los libros -incluso gratis-, firma cualquier desplegado en apoyo a justas causas sociales, defiende la universidad pública y con toda sinceridad, manifiesta su absoluta gratitud con nuestra alma mater, la Autónoma de Zacatecas, por la que profesa, como muchos zacatecanos, profunda veneración. No hay entrevista que no conceda, invitación académica que no acepte con entusiasmo, aunque sea en municipios o ranchos apartados, y está por demás decir que sus alumnos, tan solo hablando de los egresados de la UAZ, se cuentan ya por centenares. 

Mariana Terán Fuentes. Foto del Tribunal de Justicia del Estado de Zacatecas.
Mariana Terán Fuentes. Foto del Tribunal de Justicia del Estado de Zacatecas.

Su vida con nuestro entrañable amigo y colega Edgar Hurtado, lamentablemente ya ausente, con quien formó hermosa familia, fue de compartir proyectos y realizaciones. Aquí es pertinente decir que, como se lee en su estado de Whatsapp la doctora ama entrañablemente a su familia por encima de todo, incluso más que al federalismo y el trienio liberal. 

Pero decía que la huella que ha dejado Edgar en todos sus amigos, pero sobre todo en mi colega Mariana es muy profunda. Ahora que escribo esto reflexiono en el hecho de que esa huella es tan indeleble, que ha dedicado esta obra que presentamos, precisamente a su compañero de vida, lo que nos habla de la importancia que ella misma le concede a éste su libro. Porque un autor no anda dedicando sus obras así nomás. No, señor. Siempre se escoge la dedicatoria al nivel de la obra. Por lo que entiendo que la doctora asume que este libro consiste en una de las más sólidas aportaciones al pueblo de Zacatecas y al de México; y así lo es, sin lugar a dudas. 

Es momento de constituirnos, Zacatecas 1823-1825, de Mariana Terán Fuentes.
Es momento de constituirnos, Zacatecas 1823-1825, de Mariana Terán Fuentes.

He dicho aquí algunas cosas de corte personal en la vida de nuestra autora, porque creo conocerla bien y puedo presumir que somos amigos desde hace muchos años. Junto a Edgar Hurtado y otros colegas hemos navegado en las siempre agitadas olas universitarias —a veces con mar calmo, pero casi siempre con tormenta, casi siempre en el mismo barco—, impulsando proyectos académicos que han cuajado contra viento y marea. He sido beneficiario de su solidaridad en momentos muy difíciles y nos hemos acompañado en las buenas y en las malas. Mas no por esta gran estimación y cariño voy a nublar mis juicios sobre esta monumental obra.

Es momento de constituirnos

Se trata de un volumen de 490 páginas, 33 de las cuales están dedicadas a un estudio preliminar del que puedo decir que es brillante por varias razones, sobre todo porque siento que se trata de una síntesis del trabajo científico de Mariana Terán en los últimos 25 años en torno al federalismo. Sintetiza en pocas páginas sus sesudas indagaciones en archivos y bibliotecas, así como toda una trayectoria de reflexión y debate docente bien encauzado. Con este estudio ha pretendido con éxito, contextualizar el voluminoso corpus documental que nos regala en la segunda parte del volumen. Prolegómeno obligado, preámbulo necesario, es digamos que el zaguán de la documentación transcrita. Transgresión y constitución, que así se llama el estudio, comprende breve pero intenso periodo de la vida local e internacional en el mundo hispano, de 1812 —año fulgurante para el constitucionalismo escrito en español, pues se trata nada más ni nada menos que el de la publicación de la Constitución de Cádiz, conocida coloquialmente como La Pepa— a 1825, año igualmente luminoso para el constitucionalismo zacatecano, pues se publica un día 17 de enero precisamente, hace 200 años, nada menos que en la noble casona de la Mala Noche —que ahí donde la ven es hoy por hoy la envidia de muchos legisladores diletantes—, la Constitución del Estado Libre de Zacatecas.

En tres breves apartados de su estudio la doctora Terán nos da cuenta de los singulares efectos que la constitución de Cádiz tuvo en el mundo hispano, especialmente en las colonias españolas, donde el proceso de fermentación de las independencias ya no tenía marcha atrás. También nos informa de la formación de una primera generación de parlamentarios hispano americanos y concretamente mexicanos, de la talla de Miguel Ramos Arizpe o José Miguel Gordoa y Barrios. Del desarrollo de una conciencia liberal local que evolucionaría del constitucionalismo monárquico a todo un programa republicado y federal. Aborda asimismo a la diputación provincial de Zacatecas, de fugaz duración, pero de profundos efectos en la élite ilustrada zacatecana, que encontraría en su seno otro referente hasta didáctico para la cosa pública. 

En este periodo de trece años sucedieron muchas cosas en Zacatecas, crisis y rompimientos, transgresiones y evolución de ideas que en otros casos de la historia se incuban durante muchas décadas. Aquí se presentaron en poco más de una. Quizá la más importante de aquellas coyunturas fuese el rompimiento con el proyecto monárquico tanto el español como en iturbidista, que se expresó en la participación de aquellos políticos zacatecanos en el Plan de Casa Mata.

Fue en el seno de la diputación provincial donde comenzó a fraguar la identidad estatal federada de Zacatecas, para lo que se confeccionó el Reglamento para el gobierno provincial del estado libre de Zacatecas, que, teniendo como inspiración un texto homólogo jalisciense, constituye un documento proto constitucional de gran valor político y hasta académico. En esa misma diputación se convocó al congreso constituyente del Estado de Zacatecas, que elaborara la primigenia constitución local que este año conmemoramos con entusiasmo republicano.

Además de la Constitución de 1825, la transcripción del primer libro de actas del congreso constituyente de Zacatecas es otro de los regalos documentales aquí contenidos, así como las de otras 24 leyes y reglamentos que representan parte importante del patrimonio político y cultural de los zacatecanos.

Al paso de 200 años aquella promulgación puede parecer agua pasada para muchos, en este tiempo en que lo mejor de nuestras tradiciones cívicas se encuentran asediadas por ignorancia o conveniencia, en que ciertos ayuntamientos se reúnen para entregar preseas a fantasmas coloniales y traicionar la estirpe republicana, laica y federalista de las instituciones presentes. En este tiempo decimos, debemos reflexionar en el legado de la ilustre primigenia generación liberal, en aquella primera edición del pueblo libre y soberano de Zacatecas, que mediante la constitución de 1825 crearon la base, el molde, el cimiento de nuestro perfil como zacatecanos modernos. Lo zacatecano sería a partir de aquella constitución, sinónimo de identidad de lo particular en lo universal. Ciudadanos modernos con derechos y obligaciones, agentes de la soberanía, libres para pensar, opinar, imprimir y trabajar; representados en instituciones y, sobre todo, iguales ante la ley, aunque sea en eso…

Con este documento constitucional, en suma, se declaraba solemnemente inaugurado el mundo moderno para los zacatecanos. Que no a todos les gustaba progresar también es cierto, porque entonces y ahora hay gente para todo, como se da cuenta brevemente en el estudio introductorio de la autora.

El llamado primer federalismo mexicano fue particularmente rico en nuestro estado, y ya si me apuran diremos que ese gran periodo inicial de la vida republicana en Zacatecas fue realmente breve, apenas diez años de utopía liberal que duró hasta abril de 1835, con la derrota de Francisco García Salinas por Antonio López de Santa Anna. Sin embargo, insisto, se trató de años fabulosos donde ocurrieron grandes transformaciones, las más importantes en la conciencia misma de los zacatecanos. Aquí en este libro queda su testimonio documental.

Había una vez un coronel…

Para cerrar esta presentación vale la pena invocar al coronel Pedro de Iriarte, viejo minero, alguna vez alcalde constitucional de Zacatecas, citado por la doctora Terán en su estudio introductorio, quien publicó en el periódico El Águila Mexicana en 1823, a propósito de la diputación provincial:

…pero que de todo se olvida al contemplar la inefable dicha de poderse llamar ciudadano del estado libre de Zacatecas. ¡Ah! Esta dicha soberana es mil veces más regalada que cuantas riquezas y deleites efímeros pueden gozar los ambiciosos.


* Texto leído el 17 de enero de 2025 en la presentación del libro en el Tribunal de Justicia del Estado de Zacatecas.

 

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